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FIdel y el día en que se proclamó la hazaña del pueblo de Cuba

Fuentes: Rebelión

Era sin duda una hazaña de naturaleza educacional y cultural debido a que nunca antes ni después un pueblo alguno eliminara el analfabetismo, en apenas un año, e involucrando a miles de alfabetizadores surgidos de sí mismo, por demás en un periodo convulso por las agresiones de EE.UU. Existen fechas que por su significación para […]

Era sin duda una hazaña de naturaleza educacional y cultural debido a que nunca antes ni después un pueblo alguno eliminara el analfabetismo, en apenas un año, e involucrando a miles de alfabetizadores surgidos de sí mismo, por demás en un periodo convulso por las agresiones de EE.UU.

Existen fechas que por su significación para un país marcan un hito en la historia de un pueblo por los hechos o acontecimientos concretos que las representan. Si a ello se une la realidad que los mismos son singulares y excepcionales en el mundo, estos acontecimientos pasados se convierten en paradigmas de los cambios sociales que conservan su vigencia en el presente y futuro de la mayoría de los países.

Una de las metas particulares de los países que concita los esfuerzos de las sociedades la constituye la eliminación del analfabetismo, que es una condición que afecta a más de 100 millones de niñas y niños y a más de 800 millones de adultos en el planeta, a los cuales habría que añadir los millones de analfabetos funcionales. Esta realidad lacerante se mantiene a pesar de que la UNESCO declarara el 8 de septiembre como el Día Internacional de la Alfabetización y se estableciera la década 2003-2012 como «la década de la alfabetización».

Pienso que tal vez la mejor fecha para reflejar la lucha por la alfabetización de los pueblos debió ser el 22 de diciembre, ya que en esa fecha del año 1961 se produjo la declaración de Cuba como primer territorio libre de analfabetismo, en acto presidido por Fidel. Era sin duda una hazaña de naturaleza educacional y cultural debido a que nunca antes ni después un pueblo alguno eliminara el analfabetismo, en apenas un año, e involucrando a miles de alfabetizadores surgidos de sí mismo, por demás en un periodo convulso por las agresiones de EE.UU.

Fue precisamente en los inicios de la campaña de alfabetización que ocurrió la invasión de las tropas mercenarias por Playa Girón, organizada, financiada, y dirigida por el gobierno estadounidense, y que fuera derrotada en menos de 72 horas, del 17 al 19 de abril. Este hecho también constituyó una proeza político militar, ya que por primera vez se infligió la primera derrota del imperialismo en América.

Fidel anunció al pueblo de Cuba el inicio de la campaña de alfabetización en el discurso del 29 de agosto de 1960 en la graduación del primer contingente de Maestros voluntarios. Dijo que «el año que viene, vamos a la batalla contra el analfabetismo. El año que viene tenemos que establecernos una meta: liquidar el analfabetismo en nuestro país.»

Posteriormente, el 26 de septiembre de 1960, dio a conocer al mundo este propósito en su discurso en la Asamblea General de la Onu. Allí expresó: » Treinta y siete y medio por ciento de nuestra población era analfabeta, no sabía leer ni escribir; el 70% de nuestra población infantil rural no tenía maestros.

El Gobierno Revolucionario, en solo 20 meses, ha creado 10 000 nuevas escuelas, es decir, en tan breve período de tiempo se ha duplicado el número de escuelas rurales que se habían creado en 50 años. Y Cuba es hoy ya el primer país de América que tiene satisfechas todas sus necesidades escolares, que tiene un maestro hasta en el último rincón de las montañas. Las fortalezas militares más importantes albergan hoy decenas de miles de estudiantes, y, en el próximo año, nuestro pueblo se propone librar su gran batalla contra el analfabetismo, con la meta ambiciosa de enseñar a leer y escribir hasta el último analfabeto en el próximo año, y, con ese fin, organizaciones de maestros, de estudiantes, de trabajadores, es decir, todo el pueblo, están preparándose para una intensa campaña y Cuba será el primer país de América que a la vuelta de algunos meses pueda decir que no tiene un solo analfabeto.»

Sin duda, había una fuerte motivación de todo el pueblo por erradicar uno de los problemas más grandes y sensibles que arrastraba desde la época colonial.

Las fuerzas participantes: se movilizaron con carácter voluntario, bajo el lema «El que sabe enseña al que no sabe», y estaba integrada por 20,000 alfabetizadores populares, 100,000 brigadistas estudiantes, 13,000 brigadistas obreros y 34,000 maestros y profesores. En fin, una fuerza de 167 mil voluntarios provenientes de todos los sectores de la sociedad.

Los resultados de la Campaña fueron: De 979,207 analfabetos censados, se logró la alfabetización de 707 202, quedando un saldo de 3,9 por ciento de analfabetismo residual sobre la población total estimada en Cuba en aquella época.

En los años posteriores se continuó la atención al analfabetismo residual y los alfabetizadores se incorporaron a los estudios de continuación de la Educación de Adultos.

Al respecto, Fidel expresó: «No nos contentaremos sólo con liquidar el analfabetismo, sino que seguiremos aprendiendo y seguiremos enseñando, seguiremos estudiando y seguiremos dándole oportunidades al pueblo para estudiar. Liquidar el analfabetismo no es más que un primer paso; después vendrán nuevos pasos, después vendrán nuevas batallas, porque nuestro pueblo tiene que proponerse estudiar, superarse, saber cada día más, para comprender cada vez mejor; estudiar cada vez más, para comprender la verdad cada vez mejor.»

Y como conclusión de los fines de esta gran proeza educacional y cultural del pueblo cubano, cabe reflejarlos a través de estas ideas cardinales de Fidel: «Los que enseñan la verdad preparan a los pueblos para comprenderla; los que enseñan la mentira condicionan a los pueblos para engañarlos. Los que defienden la explotación, los privilegios y la injusticia tratan de mantener a los pueblos en la oscuridad y la ignorancia más completa. Las revoluciones que predican la justicia, que se hacen para redimir a los pueblos de la explotación, enseñan, educan, erradican la ignorancia.»

En estas ideas se resumen los aportes de Cuba para sí misma, y los esfuerzos que ha realizado para contribuir a la erradicación del analfabetismo en otros países, a través de la creación de un método de alfabetización idóneo denominado Yo sí puedo y Yo sí puedo seguir. Ya suman millones de personas alfabetizadas por esta herramienta educacional, que en los países aplicada ha contado con la asesoría y participación de maestros cubanos.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.