La ‘Cúpula de hierro para América’ de Trump marca una nueva fase en la expansión militar de EE.UU. Conducirá a una escalada en la carrera armamentista con Rusia y China y se financiará a costa de recortes en el gasto social. Para Munsk supone otra bicoca financiera.
El presidente Donald Trump ha ordenado la construcción de un nuevo sistema nacional de defensa antimisiles en Estados Unidos, denominado «Cúpula de hierro para Estados Unidos», en referencia al sistema de defensa antimisiles Cúpula de Hierro de Israel, que protege al país de ataques con misiles desde Gaza y Líbano, entre otros lugares.
Este sistema se presenta como una medida defensiva para proteger a EE.UU. contra misiles balísticos, hipersónicos y de crucero. Sin embargo, en realidad forma parte de una estrategia mayor para ampliar significativamente la capacidad nuclear del país.
Este paso sigue a una expansión desde hace años de la infraestructura nuclear estadounidense, que comenzó bajo Obama, continuó con Biden y ahora se implementa nuevamente a toda velocidad bajo Trump.
La expansión a gran escala del sistema de defensa encaja en una agenda geopolítica agresiva más amplia, en la que Trump también amenaza con intervenciones militares contra países como México, Canadá y Venezuela, y tiene planes para poner áreas de importancia estratégica como Groenlandia y el Canal de Panamá bajo control estadounidense.
Ataque disfrazado de defensa
Aunque el sistema se presenta como una medida defensiva, los sistemas de defensa antimisiles tienen por definición un carácter ofensivo. Su objetivo principal no es solo repeler ataques, sino sobre todo proporcionar una ventaja estratégica en caso de un primer ataque nuclear.
Un país que posee un sistema de defensa eficaz puede lanzar un ataque y luego neutralizar la respuesta del adversario, lo que socava la estrategia de disuasión nuclear que ha funcionado durante décadas.
Esta lógica explica por qué tanto Rusia como China observan esta evolución con gran preocupación. Ambos países ya han insinuado que fortalecerán su capacidad nuclear y de misiles en respuesta a la construcción del sistema de defensa estadounidense, lo que aumenta el riesgo de una nueva carrera armamentista, similar a la de la Guerra Fría.
Coste financiero y recortes en el gasto social
El coste de construir este sistema de defensa es gigantesco. Se estima que un sistema mínimamente funcional ya costaría cientos de miles de millones de dólares, además de la modernización nuclear en curso, que se prevé costará entre 1,2 y 1,7 billones de dólares.
Según un informe de 2012 de la Academia Nacional de Ciencias de EE.UU., un sistema de defensa “sencillo”, basado en el espacio, requeriría al menos 650 satélites, con un coste de 300.000 millones de dólares.
Además, experimentos previos con sistemas similares han demostrado que siguen siendo vulnerables a contramedidas como armas antisatélite y tecnologías avanzadas de misiles.
Se espera que la financiación del escudo antimisiles se realice a expensas del gasto social. The Wall Street Journal señaló en un análisis que Trump “necesitará mucho más que los actuales 10.000 millones de dólares anuales destinados a la defensa antimisiles”, lo que probablemente llevará a más recortes en salud, seguridad social y educación.
Reacciones internacionales y escalada militar
La postura agresiva y militarista de Trump ha generado gran preocupación en Europa. El presidente del Comité Militar Europeo, Robert Brieger, propuso desplegar tropas de la UE en Groenlandia para evitar una posible anexión por parte de EE.UU.
Dinamarca, por su parte, reaccionó anunciando un presupuesto adicional de más de 1.000 millones de euros para reforzar la seguridad en la región del Ártico.
Más allá de las tensiones en Europa, la decisión de Trump también ha tenido impacto en las estrategias militares de Rusia y China. Moscú ha indicado que ampliará su arsenal nuclear y reforzará su defensa antimisiles.
China, que ya está modernizando su programa de armas nucleares, probablemente se verá obligada a ampliar aún más su capacidad estratégica de misiles.
Los analistas advierten que estos acontecimientos pueden socavar gravemente la seguridad internacional.
Manpreet Sethi, experta en estrategia nuclear, advierte que si EE.UU. desarrolla un sistema de defensa capaz de neutralizar un contraataque enemigo, esto obligará a otras potencias nucleares a aumentar sus arsenales para garantizar que se mantiene un efecto disuasorio.
La sombra de Musk
Un componente fundamental del escudo antimisiles de Trump es el plan de desplegar interceptores desde el espacio, posiblemente equipados con armas láser, lo que recuerda al programa «Star Wars» de Ronald Reagan en la década de 1980, que finalmente resultó inviable desde el punto de vista tecnológico.
Uno de los mayores desafíos es la blooming térmica, un fenómeno en el que los rayos láser pierden efectividad debido al calentamiento de la atmósfera.
Además, el suministro de energía sería un problema, ya que los satélites con tecnología láser probablemente necesitarían reactores nucleares para generar suficiente energía.
Por último, el sistema es vulnerable a las contramedidas: tanto Rusia como China poseen avanzadas armas antisatélite, capaces de inutilizar rápidamente un sistema de defensa espacial.
A pesar de estos obstáculos tecnológicos, el programa supondría un enorme impulso financiero para la industria aeroespacial. SpaceX, la empresa de Elon Musk, podría obtener contratos de miles de millones de dólares para lanzar los cientos de satélites necesarios.
Los cohetes de Musk tienen una mayor capacidad de carga y son más baratos que los de sus competidores, lo que convertiría a SpaceX en un actor clave en este proyecto militar.
Poco a poco, Musk se está convirtiendo en una de las figuras más peligrosas del planeta.
Aumento del riesgo nuclear
La modernización nuclear bajo Trump forma parte de una estrategia más amplia que se ha estado preparando desde 2010 y se implementó en 2014. En otras palabras, la expansión nuclear actual no es solo el resultado de la política de Trump, sino un plan a largo plazo de la élite militar y política de EE.UU.
Los expertos advierten que el mundo se encuentra actualmente en una situación extremadamente peligrosa. El Bulletin of the Atomic Scientists, una organización fundada por científicos como Albert Einstein y J. Robert Oppenheimer, ha fijado el «Reloj del Apocalipsis» en 89 segundos antes de medianoche, el punto más cercano a una catástrofe nuclear en la historia.
La organización afirma que «el control de armas nucleares se está derrumbando. […] Resulta preocupante que ya no sea raro que países sin armas nucleares estén considerando desarrollar sus propios arsenales». Por lo tanto, el riesgo de una escalada del conflicto es mayor que nunca.
Un futuro preocupante
La decisión de Trump de construir un sistema masivo de defensa antimisiles podría tener consecuencias profundas para la estabilidad geopolítica y el equilibrio nuclear mundial. Aunque el sistema se presenta como un mecanismo de defensa, en realidad es un paso agresivo que aumenta el riesgo de una carrera armamentista.
Si los planes siguen adelante, es probable que se intensifiquen aún más las tensiones en todo el mundo y que aumente el peligro de una confrontación nuclear.
El mundo ha entrado nuevamente en una peligrosa fase de escalada militar y se encamina a un futuro de incertidumbre nuclear.
Texto original: https://www.dewereldmorgen.be/artikel/2025/01/31/oorlogskoorts-trump-lanceert-nieuwe-star-wars/
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