Recomiendo:
0

Frente al bloqueo de Cristina Cifuentes

Fuentes: Colectivo Novecento

  Cristina Cifuentes tiene un puesto político: es la Delegada del Gobierno en Madrid. Por tanto, es una servidora pública que debe rendir cuentas de sus actuaciones a la ciudadanía. En estos tiempos, las redes sociales se han convertido en un buen instrumento para reforzar los vínculos de los cargos públicos con los ciudadanos. Más […]


 

Cristina Cifuentes tiene un puesto político: es la Delegada del Gobierno en Madrid. Por tanto, es una servidora pública que debe rendir cuentas de sus actuaciones a la ciudadanía.

En estos tiempos, las redes sociales se han convertido en un buen instrumento para reforzar los vínculos de los cargos públicos con los ciudadanos. Más aún, cada vez más personas eligen las redes sociales para compartir conocimientos y estar informadas. Por supuesto, como todo instrumento, siempre puede ser mal utilizado.

Cristina Cifuentes tiene cuenta en Twitter. En su perfil se presenta como «Delegada del Gobierno en Madrid», y así es como nosotros nos dirigimos a ella. Es activa en esta red, pero a veces comete graves imprudencias. Fue el caso de la cometida el pasado 28 de diciembre, cuando mostró unas supuestas pruebas que incriminaban a Alfon y que otra tuitera las había sacado de no se sabe dónde. La pregunta que entonces surgió fue: si nadie sabe nada del informe policial, y si la propia Cifuentes reconoció que no disponía del auto judicial, ¿cómo es posible que un cargo público de su responsabilidad pudiera acusar así a un ciudadano? Además de su conocido empeño por «modular» los derechos de reunión y de manifestación, que le ha costado ser investigada por la justicia «por vulnerar derechos individuales», Cristina Cifuentes bloquea toda cuenta que no le gusta en Twitter.

Ayer nos dimos cuenta de que nos tocaba a nosotrxs ser bloqueados, al Colectivo Novecento.

Como podéis observar en este enlace , todos los mensajes que le enviamos a la Delegada del Gobierno, o que la mencionaban, han sido respetuosos.

Los primeros, allá por el mes de noviembre, le informaban de que miles de personas (cerca de 7.000), habían firmado esta carta exigiendo la retirada de sanciones a los 300 manifestantes del 27-O. Era una petición que impulsamos desde el Colectivo Novecento con la campaña #yosoy301 . Asimismo, le advertíamos de que su actuación podía acarrearle consecuencias legales, pues estaba yendo contra el propio ordenamiento jurídico que, de momento, protege nuestras libertades. Le citamos pormenorizadamente los artículos de diversas leyes que a nuestro entender incumplía. Los hechos nos están dando la razón y ahora Cifuentes será investigada por la Justicia por este asunto. Es más, la propia Delegación del Gobierno en Madrid afrontará también una demanda contencioso-administrativa por este tipo de sanciones arbitrarias.

Cristina Cifuentes jamás nos respondió. Recordemos: cerca de 7.000 ciudadanos firmaron una carta a la Delegada del Gobierno en Madrid, y ni un breve acuse de recibo. La indiferencia es en este caso algo letal para la confianza y el vínculo democrático. No nos extenderemos en ello, pero la teoría contemporánea de la representación política dice mucho al respecto. Más allá de los libros, el sentido común ciudadano ya sabe que, si efectivamente estamos en una democracia, un cargo público debe cuidar los canales de comunicación con la ciudadanía. Es más, su deber inexcusable reside en rendir cuentas ante esta.

En algún mensaje posterior enviado desde nuestra cuenta nos alegramos de la querella a Cifuentes, lo reconocemos. Aunque entristecidos por tener que presenciar cómo hay que llegar a los tribunales para frenar esta escalada gubernamental contra las libertades, creemos que es fundamental defenderlas. Agradecimos así públicamente a Izquierda Unida su iniciativa . Es importante que un cargo al frente de la fuerza pública -es decir, de policías a quienes pagamos con nuestros impuestos y que están armados para prestarnos servicio- no se crea impune. Es un puesto delicadísimo. Sabemos que es de educación básica para la ciudadanía, pero resulta crucial hacerle ver que no puede hacer lo que le venga en gana con las libertades públicas. Que sus acciones tienen consecuencias. Por tanto, sí, esperamos que la justicia investigue de manera imparcial y sin presiones su responsabilidad en este atropello contra los derechos de reunión y manifestación.

Finalmente, nos hicimos eco de un artículo de Shangay Lily en Público donde se solicitaba a Cifuentes que «diera la cara» en el caso Alfon. Su responsabilidad como Delegada del Gobierno en este caso nos parecía clara. Esta impresión se reforzó cuando presentó por Twitter las acusaciones antes referidas contra el joven vallecano que, recordemos también, salió de su casa para ir a una huelga y que ha pasado más de cincuenta días en prisión , gran parte de ellos bajo régimen FIES . Cifuentes hizo recaer toda la responsabilidad sobre la jueza el 30 de diciembre en otro tuit. Y poco más de una semana después esta ha decidido soltar a Alfon. Todo huele tan mal en el comportamiento policial, judicial, penitenciario y político de este caso, que una ciudadanía responsable debe instar a sus cargos a ir hasta el final en el esclarecimiento del asunto. Animarles a que den la cara y ofrecezcan explicaciones convincentes. De no hacerlo, el paso siguiente será exigir responsabilidades y dimisiones.

Y bien, nos preguntamos, ¿qué hay de inaceptable en todo esto para que la Delegada del Gobierno bloquee la cuenta del Colectivo Novecento? Como mucho hemos ejercido de manera responsable la crítica a un cargo público que, a nuestro juicio, se ha extralimitado en sus funciones. Ni siquiera hemos preguntado por los problemas legales de su marido, como hicieron los ahora criminalizados Bukaneros.

En caso de que Cifuentes nos hubiera respondido, e incluso si lo hubiera hecho con razones bien fundadas, podríamos haber pensado y reconsiderado nuestras críticas. Nos podría haber ofrecido información que desmintiera algunas de nuestras posiciones previas; y de ser argumentos razonables, veraces, lo habríamos aceptado. Faltaría más. ¡Qué mejor noticia que comprobar que la Delegada del Gobierno de todxs no vulnera derechos y libertades básicas!

Hasta el momento, sin embargo, sólo tenemos su respuesta de ayer por la noche, de nuevo en Twitter, cuando informamos de que este artículo saldría hoy publicado. En su mensaje indicaba: «No creo que sean ustedes quienes vayan a darme el ‘carnet de demócrata’… lo tengo desde hace más de 20 años». Nuestra sorpresa y desazón han sido de nuevo mayúsculos. Así hemos de informarle de otra cuestión básica sobre democracia: no existen tales carnets. Ser demócrata es algo cotidiano, no vitalicio; se cultiva en las acciones que una realiza cada día.

En realidad esta anécdota del bloqueo de nuestra cuenta nos parece una metáfora más de la desconexión que el Gobierno mantiene con la ciudadanía, con quienes les criticamos. Pretenden que cuando hay más razones que nunca para hacer política, nos callemos. Nuestros mayores nos recuerdan que se trata de un molde parecido al del último franquismo: que la gente haga su vida entre las desigualdades más lacerantes, que consuma, trabaje, y viva su vida como pueda en un ambiente cada vez más gris; pero que no se meta en política. Que no critique al poder. Si no, las consecuencias serán terribles.

Como se ha señalado en diversos medios, el paralelismo de los artículos difamatorios de ABC sobre Enrique Ruano y sobre Alfon no son casuales.

Interpretamos así este bloqueo como la cerrazón al diálogo, a las explicaciones que legítimamente debe demandar una ciudadanía informada. Encontramos demasiados paralelismos con esta acción de Cifuentes en diversos episodios que jalonan el amargo tiempo político de estafa económica y retrocesos democráticos que vivimos: la propaganda que ha vuelto a RTVE, lo que se ha hecho con Telemadrid, la incomodidad que les producen las ruedas de prensa. No quieren escuchar. No quieren responder. Se percibe la fobia al disenso. La omnipotencia del poder se les ha subido a la cabeza a nuestros gobernantes, pero con sorpresa comprueban que todavía hay ciertas leyes y jueces que, ¡ay!, les pueden frenar. También les sorprende que no tengamos miedo, que salgamos a la calle aunque nos peguen y multen, aunque nos encierren. Desconocen que nuestra generación nació sin miedo.

Cristina Cifuentes, «Delegada del Gobierno en Madrid», se lo vamos a decir muy claro: sus acciones políticas nos parecen un peligro para los derechos y las libertades ciudadanas de este país. Le invitamos a reconsiderarlas. Estamos en nuestro derecho de expresarlo y argumentarlo razonadamente. Sin insultos. Sin mentiras. Con margen para el error de buena fe, para el diálogo. Quienes conformamos el Colectivo Novecento estamos preocupados por la respuesta que las élites están dando a esta crisis, así como por el deterioro democrático que estamos sufriendo. Nos encanta estudiar, leer a Antonio Gramsci y a Mario Benedetti. Nos encanta la libertad, la igualdad y la democracia. Adoramos la crítica, el diálogo, las diferencias políticas. Lo sentimos, pero somos así.

Usted puede bloquearnos todo lo que quiera, tratar incluso de amedrentarnos, pero ya le avanzamos que no lo va a conseguir; nadie nos puede quitar nuestro derecho a tener derechos. Aunque no lo crea, ni siquiera usted es capaz de ello.

http://colectivonovecento.org/2013/01/11/frente-al-bloqueo-de-cristina-cifuentes/