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Fuga de cerebros condena la salud de los pobres

Fuentes: IPS

El continuo flujo de trabajadores y profesionales calificados desde el Sur en desarrollo al Norte industrial es como «el síndrome de Robin Hood al revés», según un funcionario de la ONU: los ricos se los roban a los pobres. «La fuga masiva de enfermeras, parteras y médicos de los países más pobres a los más […]

El continuo flujo de trabajadores y profesionales calificados desde el Sur en desarrollo al Norte industrial es como «el síndrome de Robin Hood al revés», según un funcionario de la ONU: los ricos se los roban a los pobres.

«La fuga masiva de enfermeras, parteras y médicos de los países más pobres a los más ricos es uno de los desafíos más difíciles planteados por la migración internacional», señala el último informe anual del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).

Por un lado, según UNFPA, mujeres y hombres calificados cada vez recurren más a la emigración como medio para mejorar sus vidas y las de sus familias. Por otro, sus países afrontan una crisis sanitaria «sin precedentes en el mundo moderno».

En su informe 2006 sobre «Estado de la Población Mundial», presentado el miércoles, UNFPA dijo que el efecto de la fuga de cerebros se siente en los ya frágiles sistemas de salud de las naciones en desarrollo más agudamente que en ningún otro sector.

«Los sistemas de salud ya están colapsando en países pobres que afrontan necesidades masivas en materia de atención sanitaria. La partida de médicos y enfermeras agrava esta situación», dijo a IPS María José Alcalá, principal autora del estudio.

Alcalá destacó que la enfermería es una de las pocas ocupaciones que ofrecen a las mujeres inmigrantes un trabajo digno y un salario decente. La mayoría de las mujeres obtienen, en cambio, trabajos poco calificados y mal pagados.

«En sus países de origen, las enfermeras sufren malas condiciones laborales, mientras que los países más ricos se convierten en destinos atractivos para ellas gracias a salarios más elevados», explicó Alcalá, quien también se desempeña como investigadora del UNFPA.

Una reciente investigación en África reveló que la «intención de emigrar es especialmente alta entre trabajadores de la salud que viven en las regiones más golpeadas por el VIH/sida».

Sesenta y ocho por ciento de los encuestados en Zimbabwe expresaron su deseo de emigrar. En Uganda, declararon lo mismo 28 por ciento.

Según la Comisión Global sobre Migración Internacional, son más los médicos de Malawi que ejercen su profesión en la septentrional ciudad inglesa de Manchester que los que lo hacen en su propio país de origen.

Y solamente 50 de los 600 médicos graduados en Zambia desde la independencia en 1964 todavía ejercen su profesión en el país.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), con sede en Ginebra, la proporción mínima debe ser de 100 enfermeras por cada 100.000 habitantes. Pero muchos países pobres están muy por debajo de este objetivo.

En la República Centroafricana, Liberia y Uganda, hay menos de 10 enfermeras por cada 100.000 personas, cifra que se eleva a más de 2.000 cada 100.000 en países como Finlandia y Noruega.

Alcalá dijo que hacer frente a la fuga de cerebros requiere cooperación internacional entre naciones ricas y pobres.

Por un lado, deberían establecerse medidas para mejorar los sistemas de salud en los países pobres, lo que incluye mejorar el grado de satisfacción y retención laboral del personal de la salud.

En segundo término, los países más ricos deberían invertir más en la capacitación de enfermeras con el fin de que sean suficientes para satisfacer sus propias necesidades.

Esto también implica que los países donantes cumplan su compromiso de invertir en los sistemas de atención a la salud de países pobres, agregó.

El estudio del UNFPA, que se concentra en la situación de las mujeres, fue dado a conocer el miércoles, como adelanto de una reunión de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre migración internacional y desarrollo prevista para los días 14 y 15 de este mes.

En 2005, los inmigrantes internacionales constituían unos 191 millones. De esta cantidad, 95 millones eran mujeres. La idea central del informe es que los derechos y preocupaciones de las inmigrantes son muy ignorados por las autoridades.

Lawrence Smith Jr., presidente del Instituto de Población, con sede en Washington, dijo a IPS que el masivo movimiento de personas más allá de las fronteras e incluso los océanos es un fenómeno demográfico de vasta magnitud que tiene variadas consecuencias.

Aunque no parece haber una solución uniforme y completa a los problemas asociados con los movimientos internacionales de población, los migrantes más vulnerables son y continuarán siendo las mujeres y los niños.

Según Smith, 800.000 personas cruzan cada año la frontera a través de traficantes de personas, ochenta por ciento de las cuales son mujeres y niñas obligadas a realizar trabajos sexuales o domésticos, o a ser explotadas en fábricas.

Según el informe del UNFPA, señaló Smith, el tráfico humano es el tercer comercio ilícito más lucrativo, detrás del de drogas y del contrabando de armas, y genera entre 7.000 millones y 12.000 millones de dólares anuales.

«La gravedad de esta situación pide a gritos una acción internacional fuerte y resuelta para reducir este horrendo comercio de carne humana», agregó.

Las restricciones a la inmigración están destinadas a continuar involucrando innumerables complejidades, desde las remesas enviadas por los migrantes a sus países de origen hasta la discriminación y la violencia que sufren.

«Sin embargo, se puede y se debe establecer y aplicar estándares internacionales para garantizar los derechos humanos de los migrantes, particularmente los de las mujeres y los niños», agregó.

El estudio del UNFPA alega que «la migración puede ser una situación de ganar-ganar solamente si los derechos, la salud y las necesidades de las mujeres son abordados».

El lado positivo de la migración es que cada año millones de mujeres que trabajan en el exterior envían cientos de millones de dólares para mantener a sus familias en sus países de origen.

Estos fondos, según el UNFPA, son destinados a alimentar y educar niños, brindar atención a la salud, construir hogares, impulsar pequeñas empresas y, generalmente, mejorar la calidad de vida de los seres queridos que quedaron atrás.

En 2005, las remesas representaron unos 232.000 millones de dólares. Con 167.000 millones de dólares dirigidos principalmente a naciones pobres, ahora las remesas son considerablemente mayores que la asistencia oficial para el desarrollo de los países ricos.

Las mujeres aportaron 62 por ciento de los más de 1.000 millones de dólares de fondos a Sri Lanka en 1999. Y de los 6.000 millones de dólares enviados anualmente a Filipinas a fines de los años 90, alrededor de un tercio fueron transferidos por mujeres trabajadoras en el exterior.

Varias organizaciones de derechos humanos, incluidas Amnistía Internacional y Human Rights Watch, han documentado el creciente maltrato a las mujeres y las duras condiciones laborales con que se enfrentan, particularmente en los países de Medio Oriente.

Alcalá dijo a IPS que muchas mujeres inmigrantes quedan al margen de las leyes, políticas públicas y protecciones laborales de los países donde están radicadas, en especial las trabajadoras domésticas.

«En muchos países, sus visas a menudo están vinculadas con un empleador», dijo. «Cuando las trabajadoras domésticas inmigrantes son explotadas, quedan, bastante literalmente, confinadas y escondidas en sus hogares».

Usualmente se les prohíbe cambiar de empleador, incluso en casos de abuso, porque si lo hacen pierden su visa. Esta «trampa de la dependencia» obliga a muchas soportando la violencia y la explotación.

Alcalá aseguró que hay muchas maneras de impedir estas violaciones a los derechos humanos y laborales contra las mujeres inmigrantes, como revisar las políticas de inmigración y de concesión de visas, garantizar que las leyes laborales brinden a las inmigrantes las mismas protecciones que a cualquier otro trabajador.

También debería facilitarse el acceso de las mujeres inmigrantes a información sobre sus derechos, incluso dónde reportar abusos o acudir en busca de asesoramiento legal.

«Su trabajo merece reconocimiento. Sus derechos, protección», concluyó Alcalá. ***** +Estado de la Población Mundial 2006, en inglés (http://www.unfpa.org/swp/swpmain.htm) +MIGRACIONES-UE: Activistas piden compromiso social a gobiernos (http://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=38616)

http://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=38619