La indiferencia calculada del gobierno norteamericano y la influencia de la poderosa Asociación Nacional del Rifle fueron los factores que han hecho posible que a partir de ahora el estadounidense medio pueda morir con más frecuencia a causa de ataques con 19 tipos más de armas semiautomáticas, incluidos los fusiles de asalto Kalashnikov o los […]
La indiferencia calculada del gobierno norteamericano y la influencia de la poderosa Asociación Nacional del Rifle fueron los factores que han hecho posible que a partir de ahora el estadounidense medio pueda morir con más frecuencia a causa de ataques con 19 tipos más de armas semiautomáticas, incluidos los fusiles de asalto Kalashnikov o los famosos Uzis.
Una ley firmada por el entonces presidente Bill Clinton prohibió hace una década la «fabricación, transferencia y posesión» de armas como los fusiles rusos AK-47, los israelíes Uzi, las pistolas Tec-9 (con las que se cometió la matanza en la escuela de Columbine en 1999) o el AR-15, versión civil del prototipo militar M-16.
Pero la legislación expiró y ni la Casa Blanca ni el Congreso hicieron nada por prolongar su vigencia.
Ello se explica por las posiciones al respecto del ultraconservador presidente George W. Bush, a cuyas campañas electorales -tanto en Texas como para la presidencia de la nación- colaboró la Asociación Nacional del Rifle. Bush es un defensor personal de la tenencia de armas por los ciudadanos norteamericanos, lo cual favorece a esa industria.
La crucial ley -que no aseguraba el control sobre armas individuales en Estados Unidos pero que fue un paso hacia el remoto objetivo- se diluyó dos meses antes de los comicios presidenciales en Estados Unidos, que se celebrarán el dos de noviembre próximo.
En el contexto del enfrentamiento de campaña que se desarrolla entre Bush y su retador demócrata, John Kerry, este último candidato culpó al mandatario de que no continuara la prohibición aprobada en la era de Clinton.
«Yo soy cazador, pero nunca he pensado en ir de caza con un AK-47, un Uzi o algo así», dijo Kerry al comentar los argumentos republicanos y de la Asociación sobre el uso de armas de ese tipo con fines deportivos.
«¿Por qué Bush facilita las cosas a los terroristas y se las hace más difíciles a la policía?. El manual de Al-Qaeda recomienda que se venga a Estados Unidos y se compren estas armas aquí», dijo el senador por Massachussets que quiere sacar a Bush de la Casa Blanca.
Por su parte, el jefe de la policía en la peligrosa ciudad de Los Angeles, William Bratton, opinó que la expiración de la legislación «ha sido una locura».»Nadie puede tener el derecho inalienable de andar por ahí con una pistola automática», agregó.
Bratton dijo que «la ironía es que probablemente tendremos más de esas armas en Estados Unidos que en Iraq».
«Los terroristas del 11 de septiembre sólo tienen que esperar hasta el 13 de septiembre», dijo, a su vez, un grupo en contra de las ventas de armas individuales en Estados Unidos, que pagó un anuncio al respecto en The New York Times y The Washington Post.
Lo más llamativo de toda la cuestión es que los sondeos indican que la mayoría de los norteamericanos estaba por la vigencia de la ley aprobada en el gobierno de Clinton, en un momento en el cual los asesinatos masivos, incluso en escuelas norteamericanas, se multiplicaron. Pero el Congreso está dominado por los republicanos y también la Casa Blanca, lo cual es lo mismo que decir que la Asociación Nacional del Rifle está en el poder.
Por su parte Autumn Fogg, persidente de esa entidad privada dijo que la prohibición de Clinton «pretendía reducir el crimen, pero no ha tenido ningún impacto. Estas armas funcionan como cualquier arma legal.Disparan de la misma manera, sólo tienen cambios cosméticos».
Se quejó de que «algunos medios de comunicación y políticos pretenden volverlas más siniestras de lo que son, pero funcionan como cualquier otra».