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Gestos hacia los palestinos

Fuentes: Haaretz

Traducido del inglés por Carlos Sanchis y revisado por Caty R.

Mientras el Primer Ministro reparte promesas de que aliviará las restricciones en los Territorios Ocupados, Israel está expulsando a centenares de pastores del Valle del Jordán

¿Qué es más cruel? ¿Expulsar a una familia urbana de su casa del barrio de Sheikh Jarra en Jerusalén, o arrasar las exiguas tiendas de campaña de los pastores que viven en tierras particulares del Valle del Jordán que han arrendado, destruir sus depósitos de agua, sus tiendas y sus corrales de ovejas y expulsar a familias numerosas de la tierra en la que viven? Es difícil de decir. Pero mientras que las expulsiones de Sheikh Jarrah atraen interés en Israel y en otros lugares, apenas nadie se da cuenta o protesta por lo que está pasando en el Valle del Jordán.

Allí, lejos de las miradas, Israel intenta desde hace años eliminar metódicamente a los habitantes palestinos de amplias franjas de tierra. Y en una semana en la que el Primer Ministro estuvo haciendo más promesas sobre un «paquete de gestos» hacia los palestinos para ganarse el favor de Washington, las excavadoras de la Administración Civil destruyeron brutalmente varios campamentos más, dejando a docenas de residentes indefensos e indigentes bajo el cielo raso. Pero el Valle del Jordán está lejos de los ojos y el corazón del público y aquí Israel puede hacer lo que le plazca.

Una mirada al paisaje lo dice todo: la colonia de Beka’ot, con su exuberante verdor y abundante electricidad y agua en un extremo del magnifico valle, y las ruinas de los exiguos campamentos de pastores en el otro extremo sin electricidad, ni agua, ni nada. Una imagen vale más que mil palabras. Es muy distinto de las palabras de la vieja canción propagandística en un tiempo cantada por la compañía musical del Comando Central sobre el pequeño asentamiento en el Valle que «protegió la línea, llamó a la paz y sirvió a la esperanza en forma de vistosas flores». ¿Llamamientos a la paz? ¿Gestos de esperanza? Pregunten a los vecinos sobre ello.

Esta semana Dafna Banai, una activista de Machsom Watch, describió las expulsiones más recientes: 15 familias fueron expulsadas de sus campamentos el 1 de julio; la semana antes, otras 16 familias recibieron órdenes de demolición y evacuación. Durante más de un año, todo el valle se ha cubierto con docenas de bloques de cemento impidiendo la entrada y advirtiendo de «zonas de tiro» dondequiera que vivan los palestinos. Israel ya ha encerrado todo el territorio al oeste de la autovía 90 con zanjas infranqueables y los residentes sólo pueden salir dos veces por semana, cuando Israel abre las puertas cerradas con llave, en las carreteras.

Israel declara enormes cantidades de tierras palestinas particulares como zonas de tiro bajo la falsa y auto-correcta apariencia de preocupación por su bienestar, no sea que resulten dañados por el entrenamiento militar; pero estas zonas de tiro se encuentran siempre en tierras palestinas y nunca en terrenos de las colonias. ¿Ha escuchado alguna vez que los colonos hayan sido expulsados de sus hogares porque su colonia fuera declarada parte de una zona de tiro? Pero contra los desdichados pastores del Valle del Jordán vale todo. Ésta es la justicia israelí, ésta es la igualdad que practica el ejército de Israel.

Quizás la explicación de esta horrible política de expulsiones pueda hallarse en los comentarios del Primer Ministro Bejamín Netanyahu publicados el viernes pasado en el Canal 10. Durante una visita de condolencia al hogar de un colono en 2001, Netanyahu divulgó su cobarde plan: Dijo a sus anfitriones que proclamaría todo el Valle del Jordán un «lugar designado para militares».

Así es como el Primer Ministro pensaba entonces burlar a los estadounidenses, así dejarían hacer a Israel lo que quisiera en el Valle del Jordán. Ahora es Primer Ministro, otra vez, y su engaño funciona espléndidamente. Un valle del Jordán limpiado de palestinos será un día más fácilmente anexionado a Israel.

La Administración Civil, naturalmente, trata de engañar, disimular y menospreciar todo esto. ¿Qué posible conexión podría tener con actos de expulsión sistemática? Después de todo, esto simplemente tiene que ver con el bienestar de los residentes y la preservación de la ley y el orden. Si se lleva a cabo una expulsión, la administración no es la que está tomando las decisiones; sólo actúa como contratista.

En cualquier caso, lo que está sucediendo aquí es «auto evacuación», como expresó el portavoz, y «abandono de estructuras».

«Ésta es una cuestión de estructuras de hojalata y tiendas de campaña que se instalaron recientemente en zonas de tiro, sin los permisos necesarios, poniendo en peligro las vidas de los habitantes», dijo el portavoz. «La mayor parte de las estructuras en discusión fueron abandonadas por separado por sus residentes, y unas cuantas fueron destruidas. La mayoría de la gente que construyó estas estructuras posee viviendas permanentes en el valle, y la mayor parte de las estructuras ya estaban abandonadas el día en que fueron destruidas».

¿Propietarios de viviendas? ¿Se tiene conocimiento de colonos evacuados porque tienen otra casa en Petah Tikva?

Pensándolo bien, la expulsión en el Valle del Jordán es peor que la de Sheikh Jarrah. Es más sistemática, más a gran escala y se comete contra una población más débil. Pero los manifestantes no vendrán aquí. Está demasiado lejos.

Ele espacio abierto más cerrado

En una habitación vacía que sirve de oficina central a un consejo de un pueblo remoto, los activistas locales explican con detalle sus miedos: Israel pretende expulsar a los pastores de toda esta zona. Dos grandes arañas tejen silenciosamente su tela en el techo. En el mes pasado, docenas de familias han recibido órdenes de demolición y evacuación, todo conforme a la ley, por supuesto la ley de la ocupación.

El anciano Abdel Rahim Basharat dice que esto no es un pueblo, sino una prisión.

«Si usted cierra todas las direcciones a los pastores, para ellos esto es una cárcel, porque sus vidas están atadas a la tierra. Si les obligan a mudarse a este pueblo tendrán que vender sus rebaños, su única fuente de ingresos. Quitarnos nuestras tierras es lo mismo que quitarnos nuestras vidas».

Basharat tiene una pregunta: «¿Área C significa evacuación y expulsión?»

¿Y qué le dirá usted? ¿Qué puede uno decirle?

Y tiene otra pregunta: «¿Por qué no pregunta usted por el problema de agua?«

Ataf Abu al-Rub, el investigador de B’Tselem en la zona, explica: «A veces estos pastores oyen correr el agua por las tuberías que pasan a través de sus campos en su camino a las colonias, pero ellos tienen prohibido usarla. A veces oyen el chisporroteo de la electricidad en los cables de alta tensión, pero la electricidad está destinada sólo para los colonos».

Al-Rub dice que ésta es la zona más cerrada del mundo. Cuatro familias ya han salido para el pueblo, después que sus campamentos fueron destruidos repetidamente y se cansaron de una batalla inútil. El resto está persistiendo en una desesperada lucha por la supervivencia. Salimos para ver, conduciendo por delante de campos de trigo cosechados, en nuestro camino a los sitios de destrucción.

La familia Abdel Razeq Bani Awda ya ha erigido un nuevo campamento. El 1 de julio fue destruido el anterior y sus ruinas se extienden sobre la ladera de enfrente. Habían vivido allí durante 15 años, en un terreno privado que pertenece a un residente de Tubas que se lo arrendó. Tienen los documentos que lo demuestran. Ahora están atrapados en medio de un campo de trigo; cuando el invierno y la siembra lleguen, también tendrán que marcharse de aquí. Éste es el quinto lugar al que se han movido en los últimos años, desde que Israel comenzó a poner en práctica su política de evacuación y expulsión. Dos familias, el padre, el hijo y los hijos de ambos, y las 160 ovejas que son su única fuente de ingresos. Las ovejas se hacinan en corrales nuevos buscando refugio del calor.

¿Qué comerán los niños?

El camino  es demasiado peligroso para nuestro coche a medida que vamos subiendo a la colina de las ruinas de su campamento recientemente destruido. No queda casi nada de él. Esparcidas por el suelo quedan algunas estacas de las tiendas de campaña destrozadas, una cuchara, una cacerola oxidada, una cafetera renegrida, un recipiente sucio de teína y un refrigerador estropeado. Los restos de una vida pobre. Basharat pregunta por qué Israel también destruye los depósitos de agua.

«Las tiendas son una cosa pero, ¿por qué los depósitos de agua? A veces los vacían. ¿Qué beberán los niños? ¿Y por qué vienen siempre cuando los tiempos son más duros, o en medio del verano cuando el calor es terrible, o durante las lluvias cuando no hay ningún otro refugio? No es por casualidad. ¿Y por qué destruyen los hornos de barro? Saben que cuesta de cuatro a cinco días construir un nuevo horno de barro, y mientras tanto no tenemos pan. ¿Quieren que muramos de hambre y sed? ¿Es eso lo que realmente quieren? Nuestros hijos saben que el ejército israelí es el que hace esto. ¿Y que esperan que recuerden cuando crezcan?»

Las preguntas sin respuesta de Basharat resuenan por el valle. Nos sentamos bajo los restos de una choza de lata que no fue totalmente destruida. Una puerta del viejo refrigerador sirve como banco hasta que, también éste, se derrumba bajo nosotros. La familia Bani Awda volverá aquí en el invierno. No tiene otra opción. Ya han levantado de nuevo una tienda. Al otro lado del camino Beka’ot florece; hay un balneario allí.

En la parte occidental de la ladera hay otro campamento en ruinas. Allí es donde vivía la familia Bani Awda Hassan antes de emigrar hacia el este. Otro campamento, más cerca de Beka’ot, todavía está en pie. A esta familia le han destruido la casa nueve veces. Nos sentamos en silencio a contemplar el valle. Podría ser tan hermoso, si no fuera por la fealdad de la expulsión. Recorremos el camino hacia el campamento siguiente.

Una vieja silla de madera tiene una antigua pegatina adherida: «Israel es fuerte con Simón Peres». Israel también es fuerte con Benjamín Netanyahu, especialmente en el trato a los débiles: Mohammed Bani Awda y sus 11 hijos también viven bajo la amenaza de la expulsión. Tiene 270 ovejas y un arrendamiento que pertenece al propietario de la tierra de Tubas. Esta familia ha sido forzada a trasladarse cuatro veces. Ahora han recibido instrucciones para derribar únicamente el almacén para los alimentos de las ovejas. ¿Tiene miedo, Mohammed?; nos dice: «Ellos van paso a paso. Comenzaron en el este y cuando terminen de despejar ahí, vendrán aquí también. Seremos la siguiente etapa».

Los dos pastores, Basharat y Bani Awda, se consultan entre ellos. ¿Qué hacer? Bani Awda sugiere apelar al Tribunal Supremo, y Basharat dice que eso no tiene sentido.

«No tiene sentido apelar a la ley israelí y a la justicia. Declararán todo el Valle del Jordán una zona militar y será el final de la historia».

El hijo de Mohammed, Jihad, un pastor de 19 años, lleva una gorra de béisbol de Nueva York. Dice que sueña con ir allí algún día, pero todos los que estamos en la tienda sabemos que eso nunca sucederá. Es improbable que pueda llegar siquiera a Jerusalén.

Fuente: www.haaretz.com/magazine/week-s-end/twilight-zone-gestures-to-the-palestinians-1.302315