Recomiendo:
0

"València en Comú" organiza una jornada para debatir “A quién beneficia la guerra”

Guerra, negocios y desinformación en Oriente Medio

Fuentes: Rebelión

El gasto militar mundial en 2014 ascendió a 1,8 billones de dólares, según el Instituto de Investigación para la Paz SIPRI, con sede en Estocolmo. Pero el meollo anida en los detalles. Pese a las restricciones en este capítulo con el objetivo de controlar el déficit presupuestario, la inversión militar de Estados Unidos es todavía […]

El gasto militar mundial en 2014 ascendió a 1,8 billones de dólares, según el Instituto de Investigación para la Paz SIPRI, con sede en Estocolmo. Pero el meollo anida en los detalles. Pese a las restricciones en este capítulo con el objetivo de controlar el déficit presupuestario, la inversión militar de Estados Unidos es todavía un 45% superior a la de 2001, antes de los ataques a las «torres gemelas». Además, la gran potencia norteamericana concentra el 34% del gasto militar en el mundo, triplica el de China (segundo país inversor) y multiplica por siete el de Rusia (tercer país en inversiones bélicas). Arabia Saudí, cuarto país en gastos de defensa, incrementó las partidas presupuestarias en un 17%.

Ante este escenario contable, ¿qué posibilidades existen para promover la Cultura de la Paz? ¿Qué intereses subyacen al conflicto sirio, uno de los países en los que se libra la batalla geopolítica mundial? ¿Qué responsabilidad tiene el estado español en las guerras globales? Según el Centre Delàs de Estudios por la Paz, España se consolidó en 2014 como el sexto mayor exportador de armas del mundo (vendió armamento por valor de 3.203 millones de euros). Un 16% de estas exportaciones tuvieron como destino Oriente Medio, sobre todo los países del Golfo Pérsico: Arabia Saudí (293 millones de euros); Egipto (108 millones); Omán (65 millones) y Baréin (40 millones). El Centre Delàs considera que estas exportaciones «pueden considerarse ilegales», de acuerdo con las legislaciones europea y española sobre comercio de armas, por la situación de inestabilidad en la región.

Estas cifras corresponden a las ventas que constan en los registros oficiales, «pero desconocemos las armas que se venden en secreto», subraya el economista e investigador del Centre Delàs, Jordi Calvo, quien ha participado en un debate organizado por «Guanyem València» sobre «A quién beneficia la guerra». Respecto al «polvorín» de Oriente Medio, concluye que cuando «se arma una zona del mundo, se están generando unas dinámicas que llevan a su utilización». El autor y colaborador de libros como «Banca armada vs banca ética», «Drones militares: la guerra de videojuego con víctimas reales» o «Diccionario de la guerra, la paz y el desarme», publicado en 2015 por Icaria, pone como ejemplo los 250 tanques Leopard que, ya en 2011, según informaciones periodísticas, el estado español pretendía vender a Arabia Saudí. Representaban un volumen de negocio de 3.000 millones de euros, lo que hubiera supuesto el mayor contrato militar de la historia de España. No menos significativo fue el nombre de las personas que mediaron para intentar la venta: Juan Carlos I de Borbón y la empresaria Corinna Zu Sayn-Wittgenstein.

¿Qué efectos han tenido las guerras impulsadas por las potencias occidentales en los últimos años? Afganistán (2001), Iraq (2003), Libia (2011) y Siria. «Cada bomba de la OTAN genera odio y agravios allí donde se producen las explosiones», afirma Jordi Calvo. De hecho, «la guerra contra el terror no sólo genera más terror, sino nuestra inseguridad en el futuro, ya que si España se enrola en una guerra -lo que supone echar más leña al fuego- sufrirá ataques terroristas en los próximos años». Además el investigador manifiesta su hartazgo por expresiones como «buenismo», para calificar a quienes rechazan la guerra, ya que en el fondo se trata de «realismo». «Habría que disolver la OTAN, parar la producción y venta de armas, además de reducir al mínimo los ejércitos». Agrega que las respuestas no han de ser militares «en ningún caso». En el caso de Siria, existen comités locales y partidos que se posicionan a favor de la «no violencia». «Podemos apoyar a esta gente».

Las guerras pueden analizarse desde un punto de vista geopolítico, o por la importancia del control de los recursos y rutas estratégicas, pero Jordi Calvo propone centrarse en la factoría bélica como negocio. Diferentes medios de comunicación han informado de las repercusiones bursátiles de los atentados del 13 de noviembre en París (130 muertos y 350 heridos). «El Boletín.com. Diario de Actualidad y Finanzas» publicó el 18 de noviembre que los diez mayores fabricantes de armamento del mundo ganaron casi 13.000 millones de euros tras la masacre parisina. La compañía italiana Finmeccanica (la novena en venta de armas en la ratio mundial) mejoró su cotización bursátil un 8,2%. La empresa Lockheed Martin, que desarrolla el sistema de misiles Aegis, obtuvo unas ganancias del 3,78%. Los beneficios bursátiles de Raytheon, fabricante de los misiles Tomahawk, ascendieron a 1.684 millones de dólares. Otra manera de observar los intereses que trascienden a la guerra es a partir del enemigo. Recuerda Jordi Calvo el filme «Rambo III», protagonizado por Sylvester Stallone y estrenado en mayo de 1988. En el contexto de la intervención soviética en Afganistán, Rambo ayuda a los Muyahidines. «Evidentemente la película es anterior a los atentados del 11 de septiembre de 2001», recuerda el economista. Otra cuestión es la de los conflictos invisibilizados, en los que nunca se pone la cámara, ya que al comenzar el siglo XXI había 40 conflictos armados en el mundo, en 36 países diferentes.

Uno de los grandes focos del «tablero» geopolítico se ubica en Siria. En casi cinco años de conflicto han muerto, según Naciones Unidas, más de 250.000 personas. Siria es, de acuerdo con los datos de ACNUR, el país con más desplazados internos del mundo (7,6 millones), a los que se agregan los 4,1 millones de refugiados principalmente en Turquía, Egipto, Iraq, Líbano y Jordania. «El precio más alto lo están pagando los civiles», afirma Hem Hassaf, refugiado y activista kurdo en Siria, que ha participado en el acto de «Guanyem València». «En la guerra la gente tiene dos opciones, participar o ser víctima, y en cualquier momento te pueden matar; los niños en Siria juegan con armas, de hecho, no saben lo que es una vida normal». En algunos vídeos que circulan por la red puede verse a niños de siete años en Alepo (la mayor ciudad del país), que distinguen los aviones rusos de los estadounidenses, además de conocer a la perfección cómo funcionan las armas. «Huir del país tampoco es fácil».

En torno a los ataques terroristas y la realidad del Estado Islámico prolifera la propaganda, la manipulación y las informaciones fuera de contexto. «ISIS es una fábrica generadora de puestos de trabajo en Oriente Próximo, también en Siria», destaca la profesora de Periodismo en la Universitat de València, Lola Bañón, autora del libro «Palestinos» y dedicada durante quince años a la información sobre el mundo árabe en Radiotelevisió Valenciana. «Hay jóvenes que encuentran en ISIS un salario, un ideal y un proyecto de vida», añade. El colonialismo y la realidad post-colonial en Oriente Medio ha dejado a muchos varones sin un puesto de trabajo, con la identidad personal y cultural destrozada, y sin la posibilidad de continuar siendo el «cabeza de tribu» y alimentar a su familia, explica la periodista, cuya tesis doctoral versa sobre Arabia Saudí y el wahabismo. Bañón se lamenta de que los dirigentes europeos no conozcan qué es el ISIS, la «precariedad económica terrorífica» que se vive en el mundo árabe, ni el «sentimiento brutal» de humillación que sufren estos pueblos. Según la periodista, el ISIS representa para muchos jóvenes la oportunidad de modificar el Acuerdo de Sykes-Picot, suscrito entre Francia y Gran Bretaña en 1916 para repartirse los territorios de Próximo Oriente. Además, son jóvenes que han crecido en países donde -en el caso de Siria e Iraq- se han desmantelado en buena medida las estructuras estatales.

También se refiere Lola Bañón a confusiones que se dan como la identificación de Al-Qaeda, antes con Hamas, y actualmente con ISIS. «Son cosas que no tienen nada que ver», sostiene. Al-Queda no tenía pretensiones de implantación territorial, además se nutría de financiación exterior y por ello tenía limitaciones. ISIS si que ha ocupado, por el contrario, una parte importante de los territorios de Iraq y Siria. Otra de las grandes deficiencias en la información que se proporciona en los medios es, según Bañón, «que nunca se le pregunta qué es el Daesh a los árabes». Asimismo, suelen olvidarse factores como la estructura tribal y de clanes en los territorios de Palestina, Jordania o Iraq, que ganan peso frente a las estructuras estatales. Estas otras estructuras organizadas a partir de lealtades filiales y de clanes garantizan protección a las personas, más todavía en tiempos de conflicto.

Sobre los atentados del 13 de noviembre en París, la periodista se suma a la condena, «pero lo que ocurrió unos días antes en Líbano también fue una salvajada» (el Estado Islámico reivindicó un atentado en Beirut que provocó 40 muertos y 230 heridos). «Las principales víctimas de ISIS son los musulmanes», recuerda. También cuando las masacres se cometen en Arabia Saudí: el pasado mes de mayo un atentado de ISIS contra una mezquita chií en la ciudad de Al Qadih causó 20 muertos y cien heridos. Otro tópico periodístico al uso es el de los «lobos solitarios», que no existen en el mundo musulmán, explica Bañón. «No lo son los árabes de Daesh». «Las personas que cometieron el atentado de París estaban estructuradas y coordinadas». Los «lobos solitarios» son blancos y europeos, por ejemplo Anders Behring Breivik, terrorista de extrema derecha que en 2011 asesinó a 77 personas en Noruega. Estos «lobos solitarios» también son estadounidenses. Mientras, en el estado español, «la clase política continúa actuando con criterios estéticos y espectaculares, como el Pacto contra el Yihaddismo», concluye Lola Bañón.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.