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Hebrón para principiantes

Fuentes: Antiwar.com 180106

Traducido para Rebelión por L.B.

Hebrón vuelve a ocupar los titulares. Probablemente más que en ningún otro lugar, en esta ciudad dividida está concentrada la quintaesencia del conflicto israelo-palestino. Ocupada por Israel en 1967, la ciudad palestina vio cómo su mismo corazón era tomado por colonos israelíes cuya presencia es ilegal según la legislación internacional pero que han gozado del apoyo de todos los Gobiernos israelíes. Por mor de 500 colonos israelíes, que viven en medio de 130.000 palestinos, el Acuerdo de Hebrón de 1997 dividió la ciudad en dos, quedando el 80% de la misma al cargo de las autoridades palestinas y el resto -en realidad, el centro de la ciudad- en manos israelíes. Los 30.000 habitantes palestinos del centro de la ciudad sufren de forma diaria el acoso de los colonos judíos, quienes son apoyados por ejército israelí, que ha levantado no menos de 101 obstáculos físicos y 18 retenes con soldados alrededor del área bajo su control. En lo que constituye un claro proceso de limpieza étnica, sólo unos pocos miles de palestinos continúan viviendo en esta parte de la ciudad (Miron Rapoport, Ha’aretz, 17 de noviembre del 2005).

La semana pasada Israel anunció su intención de expulsar a cerca de 50 colonos que habían ocupado ilegalmente el mercado mayorista de Hebrón. Los colonos de Hebrón se echaron a la calle, cometiendo actos de vandalismo y atacando principalmente a árabes inocentes pero también a soldados y policías israelíes. Un diario israelí tildó los disturbios de «Intifada judía».

Como siempre, existen tres versiones sobre lo que está sucediendo en Hebrón: la historia nacionalista, formulada en términos de judíos contra árabes gentiles y saturada de profundas reminiscencias históricas; la historia liberal, formulada en términos de Estado, israelíes, palestinos e Imperio de la Ley; y la realidad, que permanece oculta en algún rincón de la letra pequeña.

La historia nacionalista

EL relato nacionalista está anclado en la larga historia de judíos contra gentiles. Sus raíces se hunden en la época del patriarca Abraham, pero nosotros nos saltaremos el pasado místico y nos centraremos en el presente, que comienza el año 1929. Hasta esa fecha, cuenta la historia, árabes y judíos coexistían pacíficamente en Hebrón, pero el 23 de agosto de 1929 el idilio tocó a su fin cuando los árabes masacraron a un gran número de judíos (el contexto y el número exacto -67 muertos en este caso- no importan realmente, ya que se añaden a todos los otros judíos muertos en otros lugares y otras épocas en lo que un eminente historiador judeo-usamericano denominó en cierta ocasión como «lacrimógeno concepto de la historia judía»).

El área objeto de disputa estos días -el mercado mayorista de Hebrón- pertenecía a la comunidad judía de Hebrón desde 1807, de modo que la presencia en ella de sus autoproclamados sucesores, los colonos, es algo que va de suyo. Sólo el pusilánime, derrotista y antijudío Gobierno de Israel es incapaz de verlo así y pretende arrancar a los judíos de sus propias casas para devolvérselas a los descendientes de los asesinos de 1929, permitiendo a los criminales que se hagan los dueños.

Dado que la política adoptada por los colonos de «resistencia no-violenta» a su «deportación» de Gaza y de algunos asentamientos de Cisjordania durante el pasado mes de agosto no produjo los frutos esperados, ahora ha llegado el momento de disuadir al gobierno y al público israelíes mostrándoles que el precio de cualquier nueva expulsión será intolerablemente alto. A diferencia de los árabes, los judíos disfrutan de todos los derechos imaginables en la Tierra de Israel, salvo el derecho de expulsar a otros judíos de sus casas o de entregar tierra judía a árabes.

La historia liberal

Los liberales tienen una memoria histórica mas corta pero una mayor orientación legalista y humanista. Es innegable que el área del mercado mayorista pertenecía a los judíos. Sin embargo, en 1948, cuando se estableció el Estado de Israel, los israelíes poseían tan sólo una pequeña porción del territorio del país. Cuando la mayoría de los árabes se marcharon (o fueron expulsados, como añadirían liberales mejor informados), Israel puso en marcha una serie de medidas legales, pseudolegales e ilegales para apoderarse de casi la totalidad de las propiedades palestinas: tierras, casas y bienes. Incluso los palestinos que huyeron de sus casas pero permanecieron en el interior de Israel fueron declarados «absentistas presentes» para que sus propiedades pudieran ser confiscadas. Si hubiera que aplicar el derecho de propiedad al mercado de Hebrón debería aplicarse en todos los casos. Dado que los judíos se apoderaron de enormes cantidades de propiedades árabes, la aplicación del principio del derecho de propiedad en Hebrón allanaría el camino a las reclamaciones árabes en Jerusalén, Jaffa, Hafa y, de hecho, en todo el territorio de Israel.

Además, el mercado mayorista de Hebrón fue ocupado por colonos en violación de las propias leyes israelíes. El Gobierno israelí admite que esto es así y anuncia reiteradamente su intención de expulsar a los okupas. Recientemente, el ministro de defensa Shaul Mofaz se comprometió ante la Suprema Corte de Justicia a desalojar a los colonos del mercado para el 15 de febrero. El momento ha llegado. El moderado gobierno de Sharon, ahora bajo su sucesor centrista Olmert, afortunadamente comprende estas consideraciones morales, legales y políticas y se muestra al fin dispuesto a tomar medidas. De todas formas, los colonos de Hebrón son hooligans y el gobierno debería ser alabado por enseñarles de una vez por todas quién gobierna el país. Ya es hora de que el mercado mayorista de Hebrón le sea devuelto a sus comerciantes palestinos, otro pequeño pero significativo paso en el proceso, largamente demorado, del retorno de Israel a sus fronteras de 1967.

La realidad

Dos lindas historias, ciertamente. Desgraciadamente, ambas escamotean la realidad. Recuérdese que los okupas pudieron apoderarse del mercado mayorista simplemente porque los comerciantes palestinos habían sido expulsados previamente. El mercado fue cerrado por Israel en 1994 como una medida destinada a destruir la confianza después de la masacre de Goldstein, en la que un colono judío asesinó a 29 fieles palestinos que oraban en la Tumba de los Patriarcas de Hebrón (por aquello de «matad y tomad posesión«). En el Acuerdo de Hebrón de 1997, Israel se comprometió a devolver a los palestinos el mercado y a permitir su reapertura. Un muro debería haberlo separado de las casas de los colonos judíos. Sin embargo, Israel respeta sus tratados sólo en casos muy excepcionales y Hebrón no es ciertamente uno de ellos.

Tanto el relato nacionalista como el liberal están equivocados en lo que atañe al punto crucial: ambos yerran al creer que Israel alberga el propósito de devolver el mercado a los palestinos. Israel no tiene la más mínima intención de hacer tal cosa. Todo lo que Israel necesita ahora es un buen show que se asemeje a la fantasía liberal. Especialmente en vísperas de las elecciones generales, es deseable aparecer como un Gobierno resuelto, moderado y respetuoso de las leyes. Sin embargo, lo que en realidad se está realizando es la fantasía nacionalista colonial. En un esfuerzo combinado de Gobierno, policía, ejército y colonos israelíes, Israel obtuvo el máximo éxito en limpiar étnicamente el centro de Hebrón de sus habitantes palestinos. Reabrir el mercado podría revitalizar el comercio en el corazón de la ciudad y echar por tierra el logro israelí.

¿Cuál es la solución? Los atentos lectores del diario Ha’aretz pudieron descubrirla justo unos días antes de que la cuestión saltara a los titulares (5 de enero del 2006):

«El ministro de Defensa ha dado por terminado el arrendamiento [lease] con la municipalidad de Hebrón que permitía a los comerciantes palestinos trabajar en el mercado mayorista de la ciudad. Esto significa que los comerciantes del mercado mayorista no podrán volver a sus tiendas incluso si el ejército israelí expulsa a los colonos que se han instalado en el lugar».

Así que eso es lo que está tramando Israel: para conseguir quitarse de la espalda a la Corte Suprema de Justicia, el Estado simplemente reemplazaría a los okupas por colonos «autorizados». La Administración Civil ya ha comentado que «El anuncio se hizo en la municipalidad de Hebrón de acuerdo con la reacción del Estado a la petición de la Corte Suprema de Justicia«. De hecho, añade Ha’aretz, «No está claro si el arrendamiento será cancelado legalmente, y es posible que de hacerlo así se inicie una prolongada disputa legal que podría durar años«, pero esto sólo significa años en los que los colonos y el ejército podrán expulsar al resto de los palestinos del centro de Hebrón.

¿Y por qué razón, cabe preguntarse, se echan los colonos a la calle? Además del más amplio background de la joven y radicalizada generación de colonos que se sienten humillados tras la desconexión [de Gaza] y que ansían entregarse al vandalismo y sembrar el terror, Ha’aretz aporta una razón más concreta: «Los colonos de Hebrón no rechazaron la posibilidad de desalojar a los okupas del mercado mayorista a condición de que otros colonos judíos, que alquilan legalmente las tiendas y las casas, ocupen su lugar. No obstante, los colonos exigen que las nuevas familias se instalen apenas salgan las antiguas, para garantizar así que las tiendas permanecerán habitadas en todo momento, […] pero […] los colonos no han recibido todavía un compromiso escrito en ese sentido».

De modo que todos los actores consiguen su porción del show: la Corte Suprema puede ser vista como defensora de la justicia. Los colonos pueden ser vistos como fanáticos zelotes que acaban perdiendo la partida. El Gobierno puede ser visto como fuerte y partidario de la paz. Y mientras todo el mundo saluda, Israel puede desvalijar un poco más a los palestinos.

Postdata

El éxito de este cambalache parece estar sobrepasando todas las previsiones. El mundo entero interpreta el cambio de un grupo de colonos por otro como otro gran paso hacia la paz. Consecuentemente, la edición hebrea de Ha’aretz del 17 de enero cita a un alto oficial del ejército israelí diciendo que «aún no han recibido instrucciones del escalón político sobre cuándo desalojar a los colonos del mercado mayorista de Hebrón. Calculan que eso no ocurrirá antes de las elecciones palestinas de la semana que viene«. Al fin y al cabo, si el mundo puede ser engañado tan fácilmente, por qué razón habría de detener Israel el juego de lágrimas?

Texto original inglés en: http://antiwar.com/hacohen/?articleid=8404