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Hombres feministas chilenos

Fuentes: Punto Final

«El movimiento obrero y el movimiento feminista son, pues, hermanos gemelos, aunque suelen no reconocerse entre sí». Elena Caffarena

En Chile y en nuestro continente el feminismo no nació por efecto de la rebeldía de los sectores medios o altos de nuestra sociedad. Fue un asunto de clase, de la clase proletaria. El olvido no procede sólo de los sectores dominantes sino también del sectarismo que ha pretendido borrar la influencia anarquista y socialista. Tuvo su cuna en el norte salitrero y su irradiación perduró más allá del declinar de esa industria. Se conectó con el Consejo Federal Femenino, creado al alero de la Foch (Federación Obrera de Chile) y con la Federación Unión Obrera Femenina, dependiente de la IWW (Trabajadores Industriales del Mundo) que llamó en 1921 a las obreras a federarse «contra los abusos del capital».

La fundación del Movimiento pro Emancipación de la Mujer Chilena (Memch), en 1935, revitalizó poderosamente la lucha y la organización de trabajadoras de todos los sectores. Entre 1935 y 1941 tuvo un importante periódico: La Mujer Nueva , dirigido por Marta Vergara, una de las fundadoras del Memch, entre las cuales se cuentan Elena Caffarena y Olga Poblete. De modo simultáneo, en toda América se producía el despertar. Pero en Chile hay hombres que han proclamado los mismos derechos y oportunidades tanto para las mujeres como para sí mismos. Como por sus obras los conoceréis, destacaremos a algunos.

José Miguel Carrera

Es el primero, pues a poco de nacer la república, Carrera firmó el decreto donde lamenta que «la capital de Chile poblada de más de cincuenta mil habitantes, no haya aún conocido una escuela de mujeres», por lo tanto el gobierno ordena que, a ejemplo de lo que se ha hecho en los conventos de regulares, cada monasterio destine una sala o espacio capacitado para situar la enseñanza de las niñas, siendo el ayuntamiento el encargado de proveer los fondos para los salarios de las maestras ( Aurora de Chile , 21 de agosto de 1812).

Miguel Luis Amunátegui

Años después, como ministro de Culto, Justicia e Instrucción Pública, firmó el Decreto 547 que abre la universidad a las mujeres: «Considerando: 1° Que conviene estimular a las mujeres a que hagan estudios serios y sólidos; 2° Que ellas pueden ejercer con ventaja alguna de las profesiones denominadas científicas; 3° Que importa facilitarles los medios de que puedan ganar la subsistencia por sí mismas; Decreto: Se declara que las mujeres deben ser admitidas a rendir exámenes válidos para obtener títulos profesionales, con tal que se sometan para ello a las mismas disposiciones a que están sujetos los hombres»(6 de febrero de 1877).

Luis Emilio Recabarren

Este dirigente fundador de la prensa obrera organizó los primeros centros de mujeres trabajadoras y esposas de los proletarios. Allí las mujeres comenzaron a tratar sus problemas y a tomar conciencia de la necesidad de ser ellas mismas sujetos de la historia. Tan importante aporte de este dirigente obrero a las luchas sociales no ha sido suficientemente valorado. Ya había fundado el Partido Obrero Socialista en 1912, así como el periódico El Despertar de los Trabajadores, cuando invitó a Belén de Sárraga a Iquique con un lacónico telegrama:

«Iquique, 23 enero 1913

Señora Belén de Sárraga Hotel Oddó, Santiago

Socialistas Iquique tendríamos placer en escucharla.

Agradeceríamos anunciarnos si podría venir.

Luis Emilio Recabarren».  

Este telegrama, publicado al día siguiente en el periódico La Razón de Santiago, fue el detonante del más notable fenómeno de influencia ideológica producido en Chile, a partir de las nueve conferencias dictadas por la apasionada profesora y doctora en medicina, feminista y anarquista española. La propia imprenta de La Razón le editó uno de sus folletos en una impresionante tirada de diez mil ejemplares. De inmediato, comenzaron a proliferar los centros femeninos «Belén de Sárraga» en las oficinas salitreras. En aquel año existían en Tarapacá ciento sesenta y siete oficinas salitreras, sesenta y una de las cuales estaban bajo control de los ingleses. Entonces Iquique, el segundo puerto en importancia de la república, contaba con unos treinta y cinco mil habitantes y cuatrocientas cincuenta manzanas de casas. Antes, Recabarren había escrito el poema «A Belén de Sárraga», publicado el 22 de febrero de 1913 en El Despertar de los Trabajadores . En nueve estrofas de cuatro versos trata de expresar la admiración y canta a la «grande mujer, valiente y admirable» y, por sobre todo, canta a su verbo: «Que irradie siempre tu verbo altruista/ haciendo luz, conciencia y altivez!/ con dignidad inmensa y honradez/ lucha a tu lado el mundo socialista!».

Tan compenetrado estaba el dirigente obrero de los derechos de la mujer que el 23 de abril de 1914 publicó   «Canción femenina»   en el mismo diario . Como nada es casual, reveló de paso su amor por la lírica al colocar bajo el título: » Se canta con música del coro de la ópera Norma , de Bellini (para el centro femenino) » . Profundamente coincidente con la prédica anticlerical y libertaria de Belén, Recabarren no sólo pretende interpretar sus sueños, anhelos e ideales, sino también toma la voz de la mujer: «Ya no somos las siervas sumisas (…) ya no somos la cándida grey (…) Oh, mujeres! No seamos más necias! ¡seamos libres! ¡abajo la cruz! (…) de la iglesia la esclava hemos sido/ del patrón, del marido brutal,/ y jamás terminar han querido/ esa triste ignominia sin par».

Salvador Barra Wöll

Imposible no sentir curiosidad por un hombre que escribió con seudónimo de mujer. Pocos han tenido semejante ocurrencia. Hubo periodistas hombres que, decididos a escribir para mujeres, usaron un sobrenombre femenino. Es el caso de Stéphane Mallarmé, creador de la revista La Dernière Mode , aparecida en 1874 en París, cuyos artículos estaban firmados por «Marguerite de Ponty» y «Miss Satin», correspondientes a Mallarmé y su colaborador, Ulrich Lehmann.

En Chile hubo un hombre que usó seudónimo femenino. Se llamaba Salvador Barra Wöll (Iquique, 26 de noviembre de 1887, Santiago, 1958). Sobreviviente de la matanza de la Escuela Santa María de Iquique había fundado con Luis Emilio Recabarren el Partido Obrero Socialista y colaboró en el diario El Despertar de los Trabajadores , desde 1912 a 1921; fue nombrado director de dicho diario entre 1921 y 1924. Escribió, bajo el seudónimo «Dora Vals»,   artículos para estimular la organización y lucha de las mujeres por su emancipación, según le contó a Elena Caffarena de Jiles ( Un capítulo en la historia del feminismo en Chile. Las sufragistas inglesas. Ediciones Memch, 1952). En esa época en el local de la imprenta había un cartel de una mujer montada en un caballo blanco: la generala Flora Drummond. El Despertar informaba siempre con respeto de las acciones de las sufragistas.

Barra Wöll también dirigió a Belén de Sárraga una reflexión lírica donde resume el sentido de su viaje:

«Mas has llegado tú y tu alma sublime no permite, por mayor tiempo, las injusticias; quiere luz para los ignorantes, robustez para el espíritu de los débiles. Por esto es que redimes al esclavo del que se adueñaron los malvados. Y le enseñas a romper las ligaduras, mostrándole el horizonte de la libertad y libre será la Humanidad porque tu alma así lo quiere» (8 de marzo de 1913).  

Como si a las mujeres sólo les faltara un aliciente, no se quedan a la saga y El Despertar de los Trabajadores publica los primeros trabajos literarios de las proletarias chilenas: La esposa del bebedor , de María Espíndola de Muñoz (29.08.1912), que será recitada y aclamada por años en las tertulias y veladas obreras, y ¡Voy pasando! , de la modista Melania Rodríguez (19.07.1913), quien elaborada una reflexión que acusa la poderosa influencia de Belén de Sárraga. Teresa Flores, compañera de Recabarren, sobresale como periodista de El Despertar. Ella es dirigente sindical, organizadora, cofundadora del POS, actriz, feminista y luchadora incansable. Empezaron a nacer uno tras otro los centros femeninos con el nombre de esa líder. El primero, en Valparaíso, aunque tuvo corta vida; y el siguiente en Iquique; el de Antofagasta en 1916 cambió su nombre por el de «Centro Instructivo de Obreras Librepensadoras Luisa Michel». Estos centros tuvieron su auge hasta 1915, luego decayeron hasta desaparecer por completo en 1918, por efecto de la declinación de la explotación salitrera.

Tras la muerte de Recabarren, Barra Wöll asumió como director del diario Justicia que se editaba en Santiago, propiedad de la Federación Obrera de Chile (Foch). Fue gerente general de la Empresa Antares, editora de los diarios El Siglo de Santiago -del cual fue su primer director en 1940-, El Frente Popular de Iquique, El Popular de Antofagasta, el Frente Popular de Concepción y de Copiapó. Fue deportado en 1927 por Carlos Ibáñez del Campo. Viajó a México, Perú y Cuba. Regresó en 1932 y volvió a la vida política, como secretario del Socorro Rojo Internacional hasta 1933. Fue elegido diputado en 1925. Su labor política estuvo relacionada especialmente con los obreros del salitre en el Norte Grande, los mineros del carbón de Lota y Coronel y los campesinos mapuches de Ranquil.

Luis Vitale

Este historiador de rica trayectoria es quien ha tenido la mayor preocupación en defender los derechos de la mujer. Como se aprecia en su Historia y sociología de la mujer latinoamericana ( Ed. Fontamara, Barcelona, 1981). También publicó en 1962 Historia del Movimiento Obrero . Su principal aporte a la historiografía chilena fue su obra Interpretación Marxista de la Historia de Chile. Su libro Belén de Sárraga: precursora del feminismo hispanoamericano (Editorial Cesoc, 1999), en colaboración con Julia Antivilo, es la investigación a fondo de la influencia que tan notable mujer ejerció en Chile. Se preocupó de realizar una completa cronología de las luchas y conquistas de las mujeres chilenas.

Salvador Allende

El presidente Salvador Allende oficializó en Antofagasta, el 8 de marzo de 1972, el Día Internacional de la Mujer. Materializó revolucionarias medidas que se inscriben dentro la nacionalización de la minería del cobre y la banca; la promulgación de una reforma agraria que acaba con el latifundio; reformas sanitarias, educativas y sociales: gratuidad de la universidad, sistema de becas para los niños de descendencia indígena, fundamentalmente mapuche. Respecto a la mujer, la medida N° 15 del Programa de la Unidad Popular entrega medio litro de leche diario a los niños menores de quince años, sin distingo de su condición social. Se sumó al reparto gratuito de leche durante el embarazo. Creó el primer Centro de Atención Postnatal para Campesinos. El Programa de Suplementos Alimenticios fue extendido a todos los niños en escuelas primarias y a todas las mujeres embarazadas; aumentó las pensiones mínimas al doble de la inflación, instaura un sistema de centros de salud en barrios obreros con al menos un centro de salud por cada 40.000 habitantes.

En 1971, planteó la creación de un nuevo Estatuto de la Familia que contemplaba:

– Derecho de la mujer a celebrar contratos, enajenar e hipotecar sus bienes, sin autorización del marido;

– Cuidado y mantención de los hijos con responsabilidad de ambos padres;

– Filiación única terminando con la diferencia entre hijos legítimos e ilegítimos;

– Efectos jurídicos a la unión estable de la pareja no casada;

– Tribunales de Familia integrados por un sicólogo, asistente social y un abogado para facilitar el divorcio, luego de un tiempo prudencial de separación, sin obligarlos a rendir testimonios humillantes.

Para todo ello propuso la Secretaría Nacional de la Mujer.

Durante sus breves mil días de gobierno creó 467.000 nuevas plazas de trabajo destinadas sólo para mujeres; se inauguran 73 jardines infantiles y reparan 400; aumentó de 45 a 90 días el permiso post-natal; se crean Brigadas de Salud, integradas por dueñas de casa; se inaugura un amplio espacio destinado a las organizaciones femeninas en el edificio de la Unctad; se fundó el Sindicato Unico de Asesoras del Hogar, fijándoles horario de ocho horas de labor y permiso para estudiar en los colegios cercanos al trabajo. Propuso un proyecto de ley sobre Servicio Social Obligatorio, remunerado, por tres meses, para que los Centros de Madres elevaran sus conocimientos. Muchas de sus revolucionarias iniciativas no pudieron cristalizar por el rechazo que tuvieron en el Parlamento por la oposición derechista

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