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Tras Gaza, Cisjordania…

Hostilidad cerebralmente programada

Fuentes: Rebelión

Tras el atroz ataque a la población civil palestina en la Franja de Gaza (y en menor medida en otros territorios de los llamados «palestinos», en Cisjordania y particularmente en Jerusalén), se ha difundido a los cuatro vientos la tregua. Que es realmente muy bienvenida. Por la tragedia colectiva y tan difícil de remontar que […]

Tras el atroz ataque a la población civil palestina en la Franja de Gaza (y en menor medida en otros territorios de los llamados «palestinos», en Cisjordania y particularmente en Jerusalén), se ha difundido a los cuatro vientos la tregua.

Que es realmente muy bienvenida. Por la tragedia colectiva y tan difícil de remontar que ha significado los miles de muertos, las decenas de miles de heridos, los miles de edificios destruidos o convertidos en inhabitables, tantos hogares deshechos, la màs que planificada ruptura de usinas energéticas o de potabilización de agua… para no detallar el deliberado arrasamiento de hospitales y escuelas mediante arteros bombardeos…

Por eso uno podría sentir que hemos entrado en una etapa o momento de restañar heridas, de recuperación, al menos del lado palestino. Siempre trabajosa la recuperación, pero remontando…

Pero para nada es así. El gobierno israelí mueve sus fichas de otra manera.

El mismísimo 25 de agosto, con las hostilidades todavía abiertas, sangrantes (que habían comenzado con una invasión a la Franja de Gaza a comienzos de julio), militantes de extrema derecha del partido de gobierno, Likud, junto con colonos invaden «pacíficamente» la mezquita Al Aqsa. El sitio que diera lugar a la intifada que lleva su nombre, en el 2000, cuando Ariel Sharon procedió a «visitarla» con mil gendarmes…

La técnica es previsible: invaden los jardines, no todos los días, pero con llamativa frecuencia, con familias, «pacíficamente», a la vez que durante la mayor parte de los días guardias armadas israelíes impiden el paso a su mezquita a musulmanes varones menores de 50 años… Hacer notar quien manda allí es mucho más importante que respetar cultos religiosos.

Tanto la visita indeseada como la prohibición de hacer acto de presencia son sumamente irritantes.

Èstos, como todos los pasos del sionismo hay que entenderlos como una deliberada estrategia, absolutamente consciente, para nada un impulso espontáneo.

Si no se ha disparado la violencia es porque los palestinos acaban de pasar toda la peripecia de este casi bimestre desencadenado por el asesinato de tres adolescentes judíos, por los que el gobierno israelí acusó a Hamas, aunque hay otras hipótesis para el triple asesinato.

Uno de los que lleva la voz cantante para esta ocupación de hecho de la mezquita Al Aqsa es el legislador, también del Likud, Moshe Feiglin, quien ha declarado durante el ataque a la población civil de la Franja de Gaza:

«No hablo de volver a Gaza como colonos, como hiciéramos en 1967. No; hablo de volver a Gaza como propietario de la tierra, como lo hicimos en Jaffo (Jaffa) en 1948.» [una ciudad particularmente devastada con muchos asesinados].

«Aquellos que os combatieron en el pasado o que no aceptaban vuestra soberanía, hoy día deberían ser destruidos [se le escucha un carraspeo] o expulsados.»

«Tenemos una guerra aquí. Y no hay inocentes. La victoria quiere decir: destruir a tu enemigo y apoderarse del lugar.» [¡sic!]

«Bueno, deberíamos dejar un rincón abierto para que pudieran escaparse. Y los que no pueden hacerlo, es su problema.» [i]

El pensamiento vivo de este «humanista»… que asume y acepta el asesinato de población civil, niños incluidos. Porque para él, no hay inocentes. El robo de tierra, el despojo violento es admitido tranquilamente. A costa de la vida, ajena, claro.

¿Qué significa este hostigamiento que sobreviene en el mismo momento en que se inicia una tregua tras el baño de sangre en la Franja de Gaza?

En primerísimo lugar, que el aparato ideo-psico-mílito-sionista no da tregua. En segundo lugar, que reinicia la ofensiva cuando los destinatarios de tales ataques están exhaustos. Es como reiniciar una pelea boxística a las 3 segundos de terminado un round que ha sido devastador para el contrincante. Cuando está boqueando, buscando recuperarse, se reinicia «la lucha».

Las hostilidades tienen además una coartada significativa: por aquello de que lo que no aparece en la caja boba no existe, estos abusos sobre la población palestina, por no estar todavía teñidos en sangre, no existen. Porque no aparecen en los m i m (medios de incomunicación de masas).

Nota

[i] https://www.youtube.com/watch?v=ra5EI51EIIM

www.noblogs.org/»revista futuros»

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.