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Inmigrantes en EEUU: protesta, protesta y más protesta

Fuentes: Rebelión

 Cada vez que surge uno que otro indignado por el hecho de que se le vea al indocumentado protestar, argumentando que el indocumentado no tiene derechos, es una señal de que la protesta está logrando sus objetivos. Porque cuando un acto de protesta es contundente, el gobierno te escucha porque te escucha. Y hay indudables […]

 Cada vez que surge uno que otro indignado por el hecho de que se le vea al indocumentado protestar, argumentando que el indocumentado no tiene derechos, es una señal de que la protesta está logrando sus objetivos. Porque cuando un acto de protesta es contundente, el gobierno te escucha porque te escucha. Y hay indudables ejemplos de que se pueden alcanzar objetivos claros a través de acciones de protesta: el acceso a licencias de conducir para todos, incluyendo indocumentados, se ha logrado en diversos estados gracias a la protesta; el hecho de que los estudiantes indocumentados puedan ir a la universidad pagando el mismo monto como todos, se logró gracias a la protesta; el que miles de jóvenes indocumentados hayan obtenido una protección en contra de la deportación, fue gracias a la protesta; los 15 dólares la hora como salario mínimo se han logrado en diversas ciudades, por medio de la protesta. Nada de esto se logró esperando milagros, sino que se ha ido logrando con lucha solidaria en las calles, en los congresos locales, con rebeldía y con protesta…

Y que nadie se confunda, el indocumentado, para malestar del antiinmigrante, tiene derecho a marchar y a protestar, ya que eso se lo garantiza nada más ni nada menos que la mismísima Constitución de Estados Unidos. Los derechos ahí asegurados son para las personas en general y no únicamente para ciudadanos: libertad de expresión, libertad de religión, libertad de manifestación pacífica, derecho a un juicio justo… Los inmigrantes («autorizados» o «no autorizados») están protegidos por la Constitución, a menos que se les desplazase de la categoría de «personas» a una categoría de «objetos» o «cosas». Aunque, hay que señalar que una cosa son las «libertades» cuando están escritas en un pedazo de papel y otra cosa son las libertades en los hechos. Y en los hechos, como es de sobra conocido, los indocumentados son de las comunidades más oprimidas.

Así que para aquellos quienes dicen que no hay que protestar, que no hay que marchar, que el indocumentado se debería quedar sentado a esperar milagros, ¡se equivocan! Sí hay que protestar, sí hay que marchar, sí hay que hacer huelgas, sí hay que ser rebeldes, sí hay que desobedecer leyes injustas, sí hay que defender nuestra dignidad.

Sin protesta, claro está, el indocumentado seguirá siendo pisoteado e ignorado.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.