Mientras varios países occidentales se preparan para reconocer al Estado de Palestina, Israel tiene previsto impedir, a muy corto plazo, que este Estado se materialice.
Los principales medios de comunicación apenas lo han mencionado, pero el 23 de julio el parlamento israelí (Kneset) votó con una abrumadora mayoría a favor de una moción no vinculante que permite la anexión de la Cisjordania ocupada.
Y no son solo palabras. El ministro de Finanzas israelí de extrema derecha, Bezalel Smotrich, anunció el 14 de agosto que comenzarán las obras para construir colonias extremadamente controvertidos en la denominada zona E1, ubicada entre Cisjordania y Jerusalén Este. Se prevé que el plan entre en vigor el miércoles 20 de agosto.
Hechos consumados
El plan E1, originalmente concebido en 1995 bajo el primer ministro Yitzhak Rabin, contempla la construcción de entre 3.400 y 15.000 viviendas, una gran comisaría de policía, una zona industrial, instalaciones turísticas, un cementerio e infraestructuras.
E1 es el punto de conexión entre Jerusalén y la colonia de Ma’ale Adumim. El objetivo del plan es separar Jerusalén Este —que los palestinos reclaman como su futura capital— de la Cisjordania ocupada.

Hace tiempo que la construcción de estas colonias se considera una manera de bloquear la creación de un Estado palestino debido a su ubicación estratégica que separa el sur de Jerusalén del norte, lo que haría imposible un área urbana palestina continua que conecte Ramala, Jerusalén Este y Belén.
Esta zona es el corazón de Cisjordania. Allí vive un tercio de la población palestina y es el centro de la economía local, o lo que queda de ella. Sin Jerusalén Este como nexo y sin un territorio continuo entre Ramala, Jerusalén y Belén, no queda un Estado, sino un mosaico de enclaves dispersos.
La solución de dos Estados, enterrada
Con el reinicio del polémico proyecto de colonias E1 entre Jerusalén Este y Ma’ale Adumim, Israel da ahora un paso decisivo hacia una anexión de facto de Cisjordania.

La
ONU advierte
sin rodeos que este plan “pondría fin a las perspectivas de una
solución de dos Estados”. Pero el ministro Smotrich afirma que esa
es precisamente su
intención: “
Esta
realidad [va a] enterrar definitivamente la idea de un Estado
palestino […]
y asegurar que los líderes hipócritas en Europa no tengan nada que
reconocer en septiembre. […] Quien
hoy en el mundo intente reconocer un Estado palestino, recibirá
nuestra respuesta sobre el terreno. No con documentos, ni con
decisiones o declaraciones, sino con hechos. Hechos de casas, hechos
de barrios”.
Este extremista de derecha presenta su plan como una misión ideológica: “Esto es sionismo en su máxima expresión: construir, colonizar y fortalecer nuestra soberanía en la Tierra de Israel”.
Como era de esperar, Estados Unidos apoya los planes del gobierno israelí. Consultado por su opinión, un portavoz del Departamento de Estado declaró: “Una Cisjordania estable mantiene a Israel seguro y está en línea con el objetivo de esta administración de lograr la paz en la región”.
Demasiado tarde
Mientras el mundo mira hacia Gaza, en Cisjordania se intensifica la política de hechos consumados y se hacen todos los preparativos para hacer imposible un futuro Estado palestino.
El plan E1 ha sido fuertemente condenado en el ámbito internacional, pero —al igual que frente al genocidio— faltan acciones reales para detenerlo. Las obras comenzarán el miércoles. El reconocimiento de un Estado palestino por parte de algunos países occidentales, aunque sea bienintencionado, llegará demasiado tarde.
Texto original: https://www.dewereldmorgen.be/artikel/2025/08/16/doodsteek-palestijnse-staat-nabij/
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