En 1947, la ONU dispuso la creación de dos Estados, Palestina e Israel, resolución que no se ha cumplido hasta la fecha, pese a ser de obligatorio cumplimiento, porque Israel, aunque declara aceptar el principio de dos Estados, no ha liberado Palestina, por el contrario, ha reducido casi a nada el territorio palestino en la Franja de Gaza y Cisjordania; esta es la causa principal del conflicto que tiene a mundo al borde de una nueva guerra mundial. Según los presidentes Putin y Erdogan, la paz duradera en la región será posible solo después de la creación del Estado palestino independiente y soberano, con las fronteras de 1967 y su capital en Jerusalén Este.
Suena bonito, pero ¿quién le pone el cascabel al gato? Más que nada, porque la comunidad mundial se encuentra dividida acerca de los motivos del conflicto palestino israelí y su solución. Ni siquiera el Consejo de Seguridad de la ONU, órgano llamado a resolver el problema, lo resuelve. Lo lógico sería que se pida un alto al fuego inmediato, tanto de los disparos de misiles contra Israel, como el bombardeo indiscriminado israelí contra Gaza; la liberación de rehenes judíos y presos palestinos; el establecimiento de un corredor humanitario que permita la entrada a Gaza de artículos de primera necesidad y la salida de heridos; que la ONU organice una conferencia internacional, en la que participen todos los países que puedan aportar a la paz entre palestinos e israelíes y obligue a Israel que desocupe los territorios palestinos ocupados.
Como nada de eso sucede, se duda de la idoneidad de la ONU y se exige reformar el Consejo de Seguridad, para que en el sistema global de gobernanza pueda proceder con justicia, equilibrio y eficiencia, algo casi imposible de lograr, porque aún se quiere actuar a la bartola; el gobierno de Israel sostiene: “Si descubrimos que se pretende atacar a Israel en todos los frentes, no solo tomaremos represalias en esos frentes, sino que iremos por la cabeza de la serpiente, que es Irán. Miren lo que está ocurriendo en Gaza, van a recibir el mismo trato si nos atacan. Los borraremos de la faz de la tierra”. Así mismo, Saleh Arouri, subdirector del buró político de Hamás en el Líbano, dijo: “Las batallas aún no han comenzado. Nuestra batalla es también la batalla de Hizbulá” y el jeque Naim Kassem, subjefe del grupo libanés Hizbulá, afirmó que están listos para unirse a los combates si Israel intenta aplastar la resistencia palestina e inicia una ofensiva terrestre en Gaza. Esta situación se creó a partir de la ‘Nakba’, o sea del genocidio de palestinos y la ocupación sus tierras por Israel, pues la violencia produce violencia.
Por su parte, Israel Katz, ministro de Energía israelí, sostuvo que su país está en la Tercera Guerra Mundial contra el Islam radical y que “la mayor parte del mundo libre quiere que Israel aplaste a Hamás, porque también es su guerra”. Argumentó que esta guerra la libra Irán, que dispone de múltiples representantes en Oriente Medio y células en Europa, construidas para exportar la revolución islámica radical chií y justificó la presencia de portaaviones de EEUU, cuyo objetivo, sostuvo, es disuadir a Irán y Hizbulá.
Lo confirmó Lloyd Austin, secretario de Defensa de EEUU: “Si algún grupo o país busca ampliar el conflicto y aprovechar esta situación tan desafortunada que estamos viendo, nuestro consejo es: no lo hagan. Mantenemos el derecho a defendernos y no dudaremos en tomar las medidas adecuadas”. Cree que estas medidas reforzarán los esfuerzos de disuasión, aumentarán la protección de las fuerzas de EEUU en la región y contribuirán a la defensa de Israel.
Si bien es cierto que Israel tiene derecho a la autodefensa, también es cierto que no lo tiene para exterminar a civiles en la Franja de Gaza, tampoco que, con el pretexto de luchar contra el terrorismo de Hamás, destruya hospitales, iglesias, mezquitas, casas residenciales y ataque a mujeres, niños y ancianos, que son la inmensa mayoría de las víctimas de los actuales bombardeos. En este contexto, Luiz Inácio Lula da Silva, presidente de Brasil, expresó: “Porque Hamás haya cometido un acto terrorista, Israel no tiene por qué matar millones de inocentes; no es posible que las personas no tengan sensibilidad” e insistió en que es necesario un alto el fuego en Gaza.
El ayatolá Alí Hoseiní Jameneí, líder supremo de Irán, afirmó: “Las manos de EEUU han sido manchadas hasta los brazos con la sangre de los oprimidos, niños, enfermos y mujeres. Washington está gestionando, de alguna manera, los crímenes que se cometen en Gaza. La presencia de los jefes de Estados opresores y villanos en los territorios ocupados demuestra su preocupación por la desintegración del régimen sionista, terrorista usurpador, que no conocen límites para crímenes. Sin duda, toda esta crueldad no lleva a ninguna parte, y la victoria pertenece a la nación palestina en esta y en las batallas futuras”; calificó el ataque de Hamás de decisivo e irreparable. Hossein Amirabdollahian, canciller iraní, advirtió a Israel que detenga de inmediato sus crímenes contra los palestinos, caso contrario, “existe la posibilidad de que en cualquier momento la región se salga de control”.
Ahora bien, no es tan fácil borrar a Irán del mapa, un intento como ese sumiría en el caos a la economía mundial; además, Irán tiene capacidad de respuesta para devastar tanto las bases militares estadounidenses de la región, como las ciudades israelíes. Ni EEUU ni Israel tienen capacidad militar para derrotar a Irán, ni siquiera si actúan juntos, a menos que usen armamento atómico, lo que sería el fin de la humanidad.
¿Qué se oculta detrás de tanta retórica bélica? En Palestina nacieron hace siglos las principales religiones monoteístas y en la actualidad es el eje del mundo geopolítico. Luego de la Primera Guerra Mundial fue cedida para su administración a Gran Bretaña y después de la segunda, para compensar los horrores del Holocausto, se cedió a los judíos la mitad, para que crearan un Estado, cuyo nacimiento dio paso al primer conflicto judío palestino. A partir de entonces, el pueblo de Palestina ha vivido bajo la ocupación, privado de libertad, seguridad y autodeterminación, mientras que el ocupante israelí goza del reconocimiento universal. Por eso, cualquier solución que no respete los derechos del pueblo palestino está condenada al fracaso.
Una de las verdaderas razones de las potencias occidentales para crear Israel fue tener una potencia regional que en el Medio Oriente defienda militarmente los intereses del imperialismo anglosajón. Israel cumplió este propósito sin mucha dificultad y con apoyo fuerte de Occidente. ¿Qué pasó, qué cambio hubo? Que Arabia Saudí e Irán, países que habían mantenido una rivalidad antagónica, arreglaron sus discrepancias y, por gestión de China, comenzaron a colaborar para defender sus intereses nacionales, incluso, ambos son ahora miembros del BRICS.
El gran problema de Israel es que desaparecieron las ventajas que durante tres cuartos de siglo garantizaron su existencia y se agotó su razón histórica de ser; el equilibrio general de la región cambió en contra de Israel. Por eso, los sectores más belicosos de EEUU, los que impulsan el apoyo ilimitado a Israel, buscan restablecer su hegemonía en la zona, borrando de la faz de la tierra a Irán. Este sueño de perros se podría convertir en pesadilla mundial, porque Israel exige: “La guerra terminaría si Hamás saliera de sus escondites, debajo de los que oculta a los civiles israelíes, devolviera a los 212 rehenes que tiene cautivos y se rindiera incondicionalmente”, condiciones imposibles de cumplir, por lo que la guerra sería la única opción, pues Hamás tomó rehenes precisamente para negociar con Israel. Por eso, es real el escenario de una guerra contra Irán, dirigida por EEUU, en apoyo a los israelíes para restablecer su hegemonía absoluta en la región. El pretexto lo recalca John Kirby, portavoz de la Casa Blanca: “Vemos a corto plazo la perspectiva de una escalada mucho más significativa contra las fuerzas y el personal de EEUU. Y seamos claros al respecto, el camino conduce de nuevo a Irán. Irán financia, arma, equipa y entrena a milicias y fuerzas interpuestas en toda la región”. Por algo, el empresario Elon Musk advierte: “La Tercera Guerra Mundial es un riesgo a nivel de civilización del que es posible que no nos recuperemos” y abogó por trabajar con Rusia para promover la paz.
El Presidente Erdogan recordó que en Occidente personas no civilizadas, que pretenden serlo, se limitan a contemplar la brutalidad israelí y consideran a Hamás una organización terrorista, pero que Hamás es un grupo de muyahidines que lucha por proteger su tierra y sus ciudadanos. Y dio la solución al conflicto: Israel debería buscar seguridad no a diez mil Km de distancia sino entre sus vecinos, especialmente Turquía, porque cuando “las fuerzas en las que hoy confía se retiren para apagar los incendios en sus propios hogares, el primer lugar donde el pueblo de Israel buscará seguridad y misericordia será en Turquía, tal como ocurrió hace 500 años”.
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