En casi toda la Cisjordania ocupada hay zonas industriales israelíes. Las comunidades palestinas se asfixian bajo la contaminación y la colonización de sus tierras.
La ciudad palestina de Tulkarem es conocida por sus cítricos, por su universidad y por los enfrentamientos que se producen regularmente entre la juventud combatiente palestina y el ejército israelí. Mientras tanto, otra guerra se desarrolla silenciosamente: los habitantes de Tulkarem mueren de cáncer cinco veces más que los demás palestinos y palestinas. La culpa la tiene la zona industrial israelí, irónicamente llamada Nitzanei Shalom (semillas de paz), instalada en terrenos confiscados a la ciudad desde el año 1980, y conocida por la población palestina como “Geshuri”, nombre de la primera empresa fabricante de herbicidas que se estableció en el parque industrial. A lo largo de los años se le sumaron once plantas químicas más. Se erigen grises entre muros rodeados por alambre de espino y torres de vigilancia. Una presencia opresiva para los 90.000 habitantes de Tulkarem.
“Aquí tenemos dos problemas: la ocupación israeli y Geshuri», dice suspirando Ahed Zanabet, responsable local de la ONG medioambiental palestina Parc. “Los desechos químicos de las fábricas del parque industrial fluyen hacia las zonas agrícolas palestinas sin tratar”. Producción de pintura, pesticidas, gas natural licuado (GNL), limpieza de tuberías de gas con agua a presión…Industrias todas ellas a cual más tóxica.
“Tenemos una alta incidencia de cáncer de pulmón por la contaminación del aire y enfermedades de la piel por los residuos presentes en los gases. Nuestros manantiales también están contaminados por las aguas residuales de las colonias”, explica Ahed Zanabet. Los agricultores se ven obligados a utilizar invernaderos para proteger sus frutas y verduras, pero rápidamente quedan cubiertos por una capa de polvo tóxico.
“No podemos hacer nada para detener a Geshuri excepto ayudar a los agricultores cuyas tierras están contaminadas”, dice con resignación.
Dumping social y medioambiental
La fábrica de Geshuri se trasladó de la ciudad israelí de Netanya a Tulkarem en 1982 tras las quejas de los residentes israelíes por la contaminación, un ejemplo seguido por muchas otras empresas peligrosas que también se trasladaron a Cisjordania. Así que ahora le toca sufrir a la población palestina. Como el parque industrial Nitzanei Shalom está situado a lo largo de la “línea verde”. en la frontera, sus emisiones tóxicas pueden ser arrastradas por el viento hacia Israel… “Pero cuando el viento sopla de este a oeste, las industrias dejan de funcionar para no contaminar la población israelí”, exclama Abeer al-Butmeh, ingeniero medioambiental y coordinador de la asociación ecologista palestina PENGON-Amigos de la Tierra.
Por tanto, son los palestinos y las palestinas quienes sufren la contaminación debido a una indiferencia generalizada. «Intentamos movilizarnos en varias ocasiones, organizando campañas, manifestaciones, visitas de misiones internacionales y activistas al lugar”, explica, “nada ha cambiado.”
Los trabajadores de estas fábricas, en su mayoría ciudadanos palestinos, están en la primera línea. “Constituyen mano de obra barata y sufren numerosos accidentes laborales (especialmente en Geshuri durante los incendios relacionados al gas natural) y enfermedades respiratorias”, explica Abeer al-Butmeh. Después de una larga huelga lograron obtener el salario mínimo israelí en 2016 pero sus condiciones laborales, sin embargo, no cambiaron.
Las “zonas sacrificadas”
Nitzanei Shalom forma parte de las sesenta zonas industriales israelíes establecidas en la Cisjordania ocupada según Abeer al-Butmeh (por su parte, Human Rights Watch identifica veinte). A veces estas industrias benefician a multinacionales extranjeras, lo que va en contra del derecho internacional que considera ilegales las colonias.
“En Israel las empresas deben cumplir normas medioambientales y sociales, lo que les cuesta dinero. Por eso están trasladando sus fábricas contaminantes a Cisjordania donde solo cumplen normas mínimas, si es que cumplen alguna”, afirma el activista.
La organización israelí de derechos humanos B’Tselem denomina a estas zonas industriales “zonas sacrificicadas”, una especie de miniparaíso reglamentario donde reina la arbitrariedad. «Israel explota Cisjordania para su propio beneficio ignorando casi por completo las necesidades de la población palestina, y les perjudica, tanto a ellos como a su medio ambiente», señala en su informe. Se trata, por tanto, de una guerra económica invisible que sufren los palestinos y palestinas, en paralelo a las agresiones del ejército y los colonos, que han dejado un saldo de más de 560 personas muertas en Cisjordania desde el 7 de octubre.
19 millones de metros cúbicos de aguas residuales
Este dumping social y medioambiental se repite en toda Cisjordania, contaminada por 145 colonias industriales o residenciales israelíes. En 2017 estas colonias vertieron 19 millones de metros cúbicos de aguas residuales hacia tierras palestinas. Reporterre ha observado los vertidos de aguas residuales y desechos por parte de los colonos en las comunidades palestinas de Wadi Fukin (cerca de Belén), de Bil’in (al oeste de Ramallah), así como en la región de Selfit, rodeada por el inmenso bloque de colonias de Ariel.
Casi 40.000 colonos se han asentado en más de 120.000 km2 de tierra palestina confiscada, así como en una zona industrial llamada Barkan que alberga nada menos que 120 fábricas. Según cálculos del municipio de Selfit, solamente Ariel produce 900.000 m3 de aguas residuales al día. Gran parte, o la totalidad, fluye a unos pocos metros del manantial de al-Matwi. Los estudios del municipio y de las universidades revelan restos de materia fecal, pero también de nitratos en las aguas residuales de las colonias. Proliferan los mosquitos y los jabalíes, propagan enfermedades y destruyen ecosistemas antiguos.
Si bien la ausencia de centros de reciclaje y plantas de tratamiento de aguas residuales palestinos contribuye a la contaminación, el principal problema sigue siendo la ocupación israelí. El Estado de Israel rechaza más de la mitad de los proyectos de tratamiento de residuos en Cisjordania.
Todas las fotos del artículo son de Philippe Pernot / Reporterre.
Texto original: https://reporterre.net/Comment-Israel-a-delocalise-ses-activites-polluantes-en-Palestine
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