-¿Cuál es tu mirada sobre lo que está sucediendo hoy en Palestina? -En realidad, lo que estamos viviendo se le puede dar muchos nombres y formas de describirlo, pero es una situación un poco circular, cíclica, donde Israel intenta por medio de los militares, terminar una vez y finalmente con el llamado «problema palestino». Lo […]
-¿Cuál es tu mirada sobre lo que está sucediendo hoy en Palestina?
-En realidad, lo que estamos viviendo se le puede dar muchos nombres y formas de describirlo, pero es una situación un poco circular, cíclica, donde Israel intenta por medio de los militares, terminar una vez y finalmente con el llamado «problema palestino». Lo mismo ocurrió cuando (Ariel) Sharon, en el año 1983, intentó avanzar contra Beirut y contra la OLP en el Libano y fracasó. Cíclicamente Israel intenta destruir a la resistencia palestina en Gaza, y otra vez ha fracasado.
-¿Por qué considerás que fracasó?
-Porque la resistencia está ahí. El fracaso es terrible para Israel, porque antes de esta ofensiva militar, el Hamas, y no solamente el Hamas sino políticamente la resistencia había aceptado las pautas de Aziz Duwaik, la autoridad palestina, que se puede recibir lo que te dan; y lo que nos darían en este tipo de negociaciones, donde estamos mal, es lo que habrá. Con el ataque israelí, todo eso ha caído. El proyecto norteamericano de Abu Mazen de aceptar lo que Israel está dispuesta a dar, de aceptar las fuerzas constituídas del Medio Oriente se ha derrumbado, y queda Israel por un lado, y la resistencia por otro. A tal punto que Abu Mazen va a negociar a Egipto, ya no como el presidente del Estado Palestino, sino como el portavoz de la resistencia palestina, un portavoz de la Hamas.
-¿Cómo se vive la destrucción que produjo Israel en la población palestina?
-Por un lado, está el terrible dolor por lo que ha hecho Israel. Los números hablan de por sí, 1800 muertos, 10 000 heridos, de los cuales el 35% son niños, y el 50% mujeres. Pero, -y esto es lo importante-, de ahí vengo a decir que la derrota es de Israel-, porque la gente no perdió su ánimo. El pueblo palestino dice, bueno, tenemos que enfrentarnos, el precio que tenemos que pagar es durísimo, pero lo vamos a pagar, y nos enfrentamos y aquí estamos. Israel tuvo que parar su ofensiva sin conseguir nada.
-¿Cuál pensás que es el camino hoy para una solidaridad más efectiva?
-Bueno, hubo sensiblización, pero creo que en su momento el propio Che habló de este tipo de sensibilización, que es más bien la forma cínica en que ven los espectadores a los gladiadores en la arena. «¡Estamos a favor, viva Palestina!»… pero eso no es nada. Llega un momento en el que hay que enmarcarse y movilizarse para el boicot de inversiones y exportaciones, demandar un boicot a Israel. Es una demanda a los Estados pero también a toda la gente. Por ejemplo demandar a los supermercados que no vendan ningún producto israelí. Es una responsabilidad individual de cada uno. La solidaridad tiene que volcarse en un boicot, ya sea a nivel personal de demandar que no se compre ningún producto israelí, que no se venda ningún producto israelí; y a nivel de Estado, que se saquen los embajadores de Israel.
-¿Hay alguna movilización significativa de sectores israelíes contra este tipo de acciones del Estado de Israel?
Es muy baja. La gran mayoría del pueblo israelí apoyó la ofensiva contra Gaza, se habla de un 80% de apoyo. La manifestación más grande que acabamos de realizar fueron 6000 personas, y es un número optimista. Compará por ejemplo con la guerra del Líbano en el ’82, éramos 200 000 personas, 400 000 personas en la calle. La movilización es muy menor.
-Sabemos que hay persecusión desde el gobierno a los palestinos que viven en territorio israelí, y también a las resistencias que pudieran haber de sectores israelíes.
-Lo que ocurre es esto: por más que Israel tenga una mayoría y una fuerza militar muy superior a los palestinos, fue derrotada. O sea, los palestinos lograron salir, surgir por debajo de la tierra para seguir combatiendo, e Israel tuvo que sacar sus tropas. Hay que acusar a alguien, hay que culpar a alguien, y se decidió que será la izquierda, una izquierda que no existe. No es que exista una izquierda que se movilizó y por lo tanto los soldados no disparaban… Israel inventó un cuco de la izquierda, un enemigo interno, para exculpar su derrota, pero la izquierda en Israel somos… ¡nadie! Ni siquiera nos ningunearon ¡no somos! ¡Somos 6000 en el mejor escenario, cuando ya sale toda la gente!
-Este momento de retiro de tropas, qué posibilidad tiene de transformarse en algo más permanente, ¿cómo lo ves en términos más estratégicos?
-Mirá, en este momento estratégicamente lo que Israel está buscando es el status quo. Entró, golpeó, salió y dijo «ganamos». Lo que digo es que, en este momento, tener un status quo, es que cierre sobre la Franja de Gaza, que continúe, tiene el apoyo de Egipto en eso, por razones políticas internas de Egipto, y que nadie fuerce a Israel a levantar el bloqueo sobre Gaza.
Básicamente, la demanda de la resistencia palestina es que se levante el bloqueo de Gaza, pero también está, por supuesto, la demanda de que se respeten los derechos del pueblo palestino, su derecho a la independencia, y el derecho al retorno. No podemos romper y decir «solamente por el tema de Gaza». ¡No! Es el pueblo palestino entero el que tiene derechos que no están siendo respetados, y la comunidad internacional habla mucho y no hace nada.
Yo soy un tipo bastante duro, y he visto unas cuántas cosas en mi vida, pero esta mañana vi la foto de un niño -no de un niño muerto, de un niño vivo-, frente al mar de Gaza este último invierno, un chiquito de dos años como mi hijo, y a este chiquito lo habían matado en el último bombardeo. Ahí fue un momento en el que pensé: si este niño hubiera sido argentino, tal vez hubiera tenido el problema de encontrar a sus padres, pero estaría vivo; el niño estaría vivo buscando a sus padres. Acá lo matan a él, los matan a sus padres, y encima los culpan, porque es hijo de terroristas. ¡Es una indignación total! Vi la foto del nene justo después de leer las noticias de Argentina del encuentro del nieto de Estela. Son noticias fantásticas, haber encontrado a otro nieto. Pero vi la foto y pensé: ¡pucha! Y aparte me indigna que hay mucha gente que intenta justificar, «bueno, mirá, se trata de terroristas…». Es lo mismo que pasaba entonces en Argentina, ¿no? Decían, «bueno, las madres son montoneras, son hijos de montoneros, por eso los mataron». ¡¡No!! ¡No! Eso es un crimen. No se puede admitir.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.