Hay que ser imbécil para esperar paz de un matón, libertad de aquellos que oprimen a sus propios pueblos, justicia de entes burocráticos manejados por las potencias económicas y militares. Los palestinos en general y los de Jerusalén en particular estamos más solos que nunca. No obstante, tenemos la fortaleza para resistir la barbarie, la […]
Hay que ser imbécil para esperar paz de un matón, libertad de aquellos que oprimen a sus propios pueblos, justicia de entes burocráticos manejados por las potencias económicas y militares. Los palestinos en general y los de Jerusalén en particular estamos más solos que nunca. No obstante, tenemos la fortaleza para resistir la barbarie, la ocupación militar y todas las maniobras sionistas, de Trump y de quien sea.
Lo de Trump sobre Jerusalén ocupada era previsible. Todos sabemos quién es Trump, sus referencias personales y políticas, sus actos, sus hábitos, sus amenazas, su desprecio por la legalidad internacional, sus insultos hacia países y gobiernos, incluyendo países europeos, su menoscabo al multilateralismo y el retiro de Estados Unidos del Acuerdo de Paris sobre cambio climático, del Acuerdo Mundial sobre Migración, del Acuerdo de Asociación Transpacífico TTP, de la UNESCO, etc. ¿De este tipo de personas, es posible esperar algo bueno?
Trump sobre el tema Jerusalén, solo cumplió con sus promesas, y lo pudo hacer porque al otro lado, no hay peso específico que le puede hacer frente o que lo pueda cuestionar. Solo existen regímenes serviles, corruptos y feudales, Autoridad Palestina de acciones limitadas y sin peso e importancia política alguna, una hipocresía y doble moral de los países que se autodenominan «libres y democráticos» y la inoperancia de las instancias legales internacionales que solo han servido a los intereses de los más poderosos. Todos ellos, solo se han dedicado a «condenar» «deplorar», «rechazar» y tantos discursos que no sirven para nada y todo lo contrario, solo incentivan el abuso y dan luz verde a que continúan las violaciones y las atrocidades.
Los palestinos estamos solos, tratando de sobrevivir a la limpieza étnica y a la liquidación de nuestra causa, y lo peor, no solo enfrentando a Israel, el enemigo directo, sino a todos los regímenes árabes y a la propia Autoridad Palestina instalada como consecuencia de los acuerdos de Oslo, y que lleva 23 años colaborando con los militares sionistas e impidiendo cualquier tipo de resistencia de la gente en contra de la ocupación y opresión israelí. Mientras tanto, Israel trabaja aceleradamente en la destrucción de la sociedad palestina, la judaización de Jerusalén, la construcción de asentamientos en territorios ocupados y cumpliendo un perfecto plan estratégico para imposibilitar la viabilidad de un posible estado palestino. Es decir, con una Autoridad bastante inepta, regímenes árabes corruptos y comunidad internacional indiferente, Trump y los israelíes no tienen obstáculo o impedimento alguno para hacer lo que les plazca.
La dinámica de los próximos días sería la de siempre: rechazos y condenas inútiles por parte de la comunidad internacional y de Europa, ellos no moverán ni un solo dedo para impedir las atrocidades, la Autoridad Palestina mostrará su «decepción» y declarará por milésima vez que esto «atenta contra la paz» y los regímenes árabes llaman a reuniones urgentes donde nunca llegarán a un solo acuerdo ni siquiera para el texto de la declaración final. Mientas tanto Israel y Trump seguirán haciendo de las suyas con obras reales sobre el terreno.
La esperanza solo la tiene el propio pueblo palestino que necesitamos liberarnos primero del yugo de la autoridad de Oslo y que tiene a la población oprimida con las manos atadas, sacudirse de las burocracias y mediocridades de los movimientos políticos palestinos que se han dedicado a enfrentarse unos contra otros y solo la sociedad civil organizada podrá hacer frente a la barbarie sionista que hoy enfrentamos en forma solitaria y sin apoyo alguno de ninguna parte. Nuestro pueblo tiene la capacidad para resistir, defenderse y enfrentar al poderoso enemigo, tal como lo hicimos durante la Intifada de las piedras de 1987.
Llevamos 70 años apelando a todas las instancias legales, tenemos miles de resoluciones favorables, toneladas de apoyos, centenares de promesas, sinfín de acuerdos incumplidos, no obstante, nada real y efectivo para hacer justicia, todo lo contrario, solo dolor, opresión, más ocupación miliar y limpieza étnica, retrocesos y callejones sin salida.
Hoy no nos queda otro camino que la genuina resistencia de nuestro pueblo sin la intervención y los obstáculos de la Autoridad Palestina y los regímenes opresores árabes.
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