Una muy reciente encuesta realizada por la elitista, aunque prestigiosa, Universidad de Harvard, en Massachussets, indica que la mayoría de los jóvenes estadounidenses rechaza los principios básicos de la economía de Estados Unidos y que no se consideran a sí mismos compatibles con el capitalismo. Es este un dato de la mayor importancia política, razonando […]
Una muy reciente encuesta realizada por la elitista, aunque prestigiosa, Universidad de Harvard, en Massachussets, indica que la mayoría de los jóvenes estadounidenses rechaza los principios básicos de la economía de Estados Unidos y que no se consideran a sí mismos compatibles con el capitalismo. Es este un dato de la mayor importancia política, razonando que desde el fin de la guerra fría toda la propaganda interna y hacia el exterior de Estados Unidos ha tenido como objetivo fundamental la formación de una conciencia orientada al libre mercado y a la protección de las corporaciones y el capital privado en general, con desdeño de los fines sociales del Estado. De hecho, en su política exterior, Washington confunde los términos «capitalismo» y «democracia» a tal extremo que casi nunca utilizan el primero. Sus aliados en el capitalismo son «democracias» y los que no aceptan su hegemonía global no lo son, así de sencillo.
La pesquisa de la Universidad de Harvard, que encuestó a jóvenes estadounidenses de entre 18 y 29 años de edad, reveló que el 51% de ellos no apoya al capitalismo contra el 42 % que si es partidario de este sistema. Según los encuestadores, la mayoría de los encuestados que dijo no sentirse compatibles con el capitalismo atribuyen sus discrepancias a los vaivenes del libre mercado. «El capitalismo puede significar diferentes cosas para diferentes personas, y la generación más nueva de votantes está frustrada con el status quo, en términos generales».
Zach Lustbader, uno de los expertos de Harvard que condujo la encuesta, argumenta que el término «capitalismo» no tiene hoy en Estados Unidos el mismo significado que antes. A los que crecieron durante la Guerra Fría, les inculcaron la idea de que el capitalismo era un arma para liberar a la Unión Soviética y a otros regímenes totalitarios. Pero para otras generaciones mas recientes el capitalismo ha significado una crisis financiera constante de la que la economía global aún no se ha recuperado.
Aunque la información sobre los resultados de la encuesta que brinda Amy Cavenaile en The Washington Post el 24 de abril de 2016, no aclara cuales otros sistemas socio-económicos preferirían los jóvenes como alternativa, se indica que el 33 % de ellos elegiría el socialismo. La encuesta tiene un margen de error de 2,4 puntos porcentuales. Un posterior estudio que incluyó a personas de todas las edades reveló que entre estadounidenses algo mayores también existe escepticismo acerca del capitalismo. Sólo entre encuestados que sobrepasan los 50 años de edad hubo una mayoría a favor del capitalismo.
Aunque estos resultados son sorprendentes, Harvard los compara con otros estudios recientes acerca de lo que piensan los estadounidenses sobre el capitalismo y el socialismo. En 2011, por ejemplo, el centro de Investigación Pew encontró que en personas de 18 a 29 años de edad existía mucha frustración con el sistema de libre mercado. En ese sondeo se constató que el 46% de la ciudadanía tenía puntos de vistas positivos acerca del capitalismo, y 47 % tenía opiniones negativas. En relación con el socialismo, por el contrario, 49 % de los jóvenes en la encuesta de Pew tenían opiniones positivas, y sólo el 43 % tenían opiniones negativas.
La encuesta de Harvard halló una mayor influencia de las ideas capitalistas en los jóvenes estadounidenses ante preguntas específicas sobre la mejor manera de organizar la economía. Sólo el 27 % cree que el gobierno debe jugar un papel importante en la regulación de la economía, únicamente el 30 % cree que el gobierno debe desempeñar un papel substancial para reducir la desigualdad de los ingresos y apenas el 26 % dijo que el aporte gubernamental era una manera eficaz para impulsar el crecimiento económico. Pero el 48 por ciento aceptó que «tener seguro de salud es un derecho para todas las personas». Y un 47 % estuvo de acuerdo con la declaración de que «las necesidades básicas, como alimento y vivienda, son derechos que el gobierno debe proporcionar a quienes que no pueden pagarlos».
Se ha considerado que la campaña de Bernie Sanders por la candidatura presidencial del partido demócrata ha constituido un factor significativo en los cambios que ahora se constatan. El hecho de que tanta gente joven se sintiera movilizada por el verbo de un aspirante de tan avanzada edad sorprendió grandemente. Lo que ahora las encuestas están demostrando en la juventud estadounidense no es algo de poca monta. Podría ser el preludio de grandes cambios en y más allá de las fronteras de la superpotencia americana.
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