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Julio Anguita, ex Secretario General del PCE y ex Coordinador General de IU, presentó el pasado 21 de septiembre El tiempo y la memoria

Julio Anguita: «Soy y seré un combatiente hasta el día en que me muera»

Fuentes: LaRepublica.es

Julio Anguita, ex Secretario General del PCE y ex Coordinador General de IU, presentó el pasado 21 de septiembre El tiempo y la memoria. «Soy y seré un combatiente hasta el día en que me muera, un combatiente en la búsqueda de lo colectivo, en la búsqueda de una vida mejor, una persona que quiere […]

Julio Anguita, ex Secretario General del PCE y ex Coordinador General de IU, presentó el pasado 21 de septiembre El tiempo y la memoria.

«Soy y seré un combatiente hasta el día en que me muera, un combatiente en la búsqueda de lo colectivo, en la búsqueda de una vida mejor, una persona que quiere transformar el «yo» en el «nosotros», ya que sin esa transformación no es posible hacer nada. Eso sí, no se trata de un colectivo gregario, ¡no!, ese «nosotros» tiene un carácter rebelde». Con esta aseveración inició Julio Anguita la presentación de su libro El tiempo y la memoria (La esfera de los libros) el 21 de septiembre último en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, secundado para tal ocasión por el periodista Javier Ortiz, el actor Jaime Blanch y el periodista y escritor cordobés, como el propio Anguita, Rafael Martínez-Simancas.

Un cambio significativo se ha operado en la vida del ex alcalde de Córdoba desde que publicara su anterior obra, también como en este caso con la ayuda de Martínez-Simancas, Corazón Rojo. En aquella ocasión, el político aportaba su particular vía crucis tras sufrir dos infartos. Era un Julio Anguita más sereno, más retraído.

Ahora no. Ahora Anguita habla con atisbos de rabia, rebosa vitalidad humana y, sobre todo, política. Cierto es que nunca ha dejado la arena pública, pues es miembro activo de la Unidad Cívica por la República, del Colectivo Prometeo, del PCE -donde dirige al equipo redactor del Manifiesto Programa- y de IU, si bien desde la lejanía de un cargo público.

La presentación de este libro, que no es en modo alguno un compendio de memorias, le sirvió de lanzadera para declarar sus ganas entusiastas de hablar. ¿Hablar de qué? Pues «de la III República, pues ya está bien de discutir sólo de la II República. La Tercera es un proyecto para el mañana, donde hemos de debatir sobre qué tipo de España queremos, con sus derechos y también con sus deberes. Y hablar de qué entiendo yo por ser de izquierdas en 2006, más allá de eslóganes políticos de hoy cuya vigencia es efímera. No, la política es como la agricultura: arar, sembrar, regar, podar y recoger la cosecha. Es decir, pensar, razonar, analizar…»

En El tiempo y la memoria aborda sus vivencias políticas desde la óptica de mirar hacia delante. Refiriéndose a IU (Izquierda Unida), detalla: «Ya es hora de que se asuma la necesidad de refundar, regenerar, reconstruir IU o un proyecto similar. Nuevos sujetos demandan un horizonte personal y colectivo diferente. Esta convicción mía no es una fe en la que me consuelo, sino una propuesta a los y las demás para crear otro mundo que al menos sea simplemente soportable».

Respecto al PCE (Partido Comunista de España), recalca su vocación movilizadora como huella genética: «Los partidos comunistas no pueden vivir sin movilizar permanentemente, sin incidir solamente en las relaciones sociales. Y cuando hablo de movilización no me refiero sólo a las luchas en la calle, sino a los trabajos políticos de todo tipo que las potencian y las dan sentido. La normalidad, que es un término contagioso, nos extingue». El pálpito se le acelera al visualizar la España de hoy en su contexto europeo: «El carácter mustio de la UE (Unión Europea), la altísima temporalidad de los contratos laborales, los desaguisados de la justicia, la pérdida de ejemplaridad política, los tocomochos de levita y frac, la monodia en la que se ha convertido el discurso político y la falta de debate sobre las ideas, modelos y programas, son, junto en el pánico cerval a asumir de manera medianamente seria la construcción de España o del Estado español, síntomas de la frivolidad reinante e imperante». En definitiva, subrayó Julio Anguita, preguntarse el por qué de las cosas.