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A un año del Katrina

Katrina: caos y descuidos de Bush

Fuentes: Prensa Latina

Con su alto poder destructivo, el huracán Katrina, ocurrido hace un año, demostró con creces la incapacidad y desinterés del gobierno del presidente George W. Bush para atender a los damnificados por ese fenómeno y encarar la reconstrucción de las zonas afectadas.El saldo no podía ser peor, según cifras oficiales: alrededor de mil 500 muertos […]

Con su alto poder destructivo, el huracán Katrina, ocurrido hace un año, demostró con creces la incapacidad y desinterés del gobierno del presidente George W. Bush para atender a los damnificados por ese fenómeno y encarar la reconstrucción de las zonas afectadas.
El saldo no podía ser peor, según cifras oficiales: alrededor de mil 500 muertos por las inundaciones, otros miles de desplazados y pérdidas económicas que superan los 100 mil millones de dólares.
Ante esa triste realidad, muchas personas se preguntan: ?si las autoridades estadounidenses hubieran actuado de forma previsora y con agilidad cuando el 29 de agosto de 2005 el ciclón azotó a Nueva Orleans, no se hubieran evitado al menos esas pérdidas de vidas?.
Precisamente un documental exhibido en Estados Unidos incluye la advertencia por funcionarios de los servicios de emergencia un día antes de los embates en el sentido de que la tormenta podría destruir las barreras que protegen a Nueva Orleans de posibles inundaciones.
Funcionarios, entre ellos el director del Centro Nacional de Huracanes en Florida, también alertaron a Bush y a su secretario de Seguridad Nacional, Michael Chertoff, sobre el peligro de que «Katrina» destruyera el estadio techado «Superdome», de Nueva Orleans, y causara una elevada mortalidad.
Sin embargo, el mandatario se desentendió al parecer de estos llamados, y ahora, ante la proximidad de las elecciones legislativas de noviembre, intenta retomar el tema con «promesas de ayudas» y visitas programadas a los sitios donde ocurrió la catástrofe.
A las acusaciones por negligencia contra el mandatario Bush, se suman las que culpan a su administración de mantener prejuicios raciales contra las comunidades negras, destruidas casi en su totalidad por el ciclón.
Cabe recordar las declaraciones del alcalde de Nueva Orleáns, Ray Nagin, quien señaló recientemente que el atraso en las colaboraciones para restaurar instalaciones en esa demarcación se debe a prácticas oficiales burócratas y raciales.
Ello ocurre a más de 40 años de haber sido promulgada una ley antisegregacionista en el país.
La tormenta, con magnitud cinco en la escala Zaffir Simpson,
reveló el lado débil de Estados Unidos en sus relaciones con la raza negra y las clases sociales, según el edil.
Para Andreí Codrescu, profesor emérito de la Universidad de Luisiana, ?oKatrina?? diluyó la tenue capa de barniz que cubría un acuerdo tácito de no hablar en público sobre asuntos raciales y reveló que en Estados Unidos hay gente mucho más pobre de lo que se reconoce.
PROMESAS INCUMPLIDAS
También, el Partido Demócrata presentó recientemente un informe denominado ?oPromesas Incumplidas: la respuesta Republicana del Katrina??, que señala notorios incumplimientos por la Casa Blanca en relación con ese fenómeno atmosférico.
Miles de familias esperan las casas rodantes de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, en inglés), y el 80 por ciento de los negocios de la costa del Golfo que recibieron aprobación de financiamiento carecen aún de esos préstamos, precisó el documento.
?oUn año atrás, los huracanes Katrina y Rita enseñaron al pueblo estadounidense la terrible lección de que su gobierno no estaba preparado para protegerlos??, denunció Harry Reid, jefe de la bancada de senadores demócratas.
Es así como, según Nancy Pelosi, máxima representante del ala demócrata de Diputados, en la Costa del Golfo decenas de miles de sobrevivientes al ?oKatrina?? están enfrascados en una lucha sin igual para reconstruir sus vidas.
Pese a los meses transcurridos, el sentimiento de inseguridad se apodera cada día más de los sobrevivientes a la catástrofe en calles y casas, ante el recrudecimiento de la delincuencia por parte de pandillas y el aumento de la tasa de suicidio.
Estos negativos fenómenos se asocian a la droga, el alcoholismo y otros males sociales.
Residentes en Nueva Orleans temen, por otro lado, que debido a la premura con que se desarrollan los trabajos constructivos en los muros de contención de las aguas, éstos se destruyan con facilidad ante próximos embates de la naturaleza.
La situación se agrava cuando sumas millonarias para la reconstrucción de la propia Nueva Orleans y otros sitios de los estados de Alabama y Misisipi fueron desfalcados por empresarios y entidades constructoras.
Como si ello fuera poco, más de la mitad de los 465 mil habitantes de Nueva Orleans continúan dislocados en diversas partes del país, mientras barrios enteros permanecen sin corriente eléctrica y abandonados a su suerte.
Datos oficiales revelan la existencia de unos 251 mil evacuados en Texas, 111 mil de los cuales se encuentran en Houston.
Un informe de las autoridades gubernamentales texanas reflejó que el 59 por ciento de los albergados en ese estado permanecen desempleados.
El huracán Katrina, con su estela de terror y muerte, dejó sentado que pese a la opulencia económica de Estados Unidos, esos recursos se evitan emplear en beneficio de los damnificados, quienes aún no tienen siquiera cabeza para pensar qué les deparará el mañana.