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La amenaza mexicana en USA

Fuentes: Rebelión

    Desde la perspectiva de los norteamericanos más reaccionarios, la «invasión mexicana» (o invasión «inmigrante», o «invasión latinoamericana», o invasión «hispana», o invasión «mexicoamericana», o invasión «chicana») es algo así como una especie de complot «bien planeado» que consiste en, primeramente, inundar Norteamérica de niños, para que los padres de estos «tomen ventaja» de […]

 

 

Desde la perspectiva de los norteamericanos más reaccionarios, la «invasión mexicana» (o invasión «inmigrante», o «invasión latinoamericana», o invasión «hispana», o invasión «mexicoamericana», o invasión «chicana») es algo así como una especie de complot «bien planeado» que consiste en, primeramente, inundar Norteamérica de niños, para que los padres de estos «tomen ventaja» de los enormes beneficios que ofrece este país; en segundo lugar, hacer más fácil la legalización de millones de padres de familia indocumentados; en tercer lugar, recuperar el territorio que los estadounidenses le «compraron» a México en 1848; y, en cuarto lugar, desplazar a los de raza blanca y que los latinoamericanos (o «latinos), principalmente mexicanos, tomen el control de todo Estados Unidos (EEUU).

 

En estos últimos años, el mencionar la teoría de la «invasión mexicana» a EEUU, se ha vuelto una moda que deja una buena ganancia política al que mejor sabe desarrollarla. Tanto así que, entre más lengua suelta es un político norteamericano para humillar al mexicano, entre más miedo logre sembrar en las mentes de los norteamericanos, más potencial tendrá para llegar a ser una figura popular.

 

Pero, para desdicha de los norteamericanos reaccionarios, los ataques contra la comunidad mexicana que radica en EEUU siempre resultarán contraproducentes. Entre más malagradecido e irrespetuoso sea tío Sam con el mexicano, más se verá fortalecida su cultura y su orgullo de ser mexicano; entre más insultos y odio salga desde la Casa Blanca contra el mexicano, más se le incitará a pensar en que algún día el mexicano en EEUU pueda contar con su propia representación política y económica, llegar a ser autónomo y, en otras palabras, a darse cuenta de que no tiene otra opción mas que estar políticamente organizado para que no haya fuerza alguna capaz de pisotearlo; entre más se le intenta criminalizar, más se acercará con el resto de sus hermanos de nacionalidad y de raza, y se aferrará aún más a su cultura original; entre más se le alude negativamente, más se dará cuenta que el respeto, la dignidad, la independencia y la libertad, son cosas que solo se conquistarán luchando por ellas.

 

En este escenario, el mexicano radicado en EEUU, sea documentado o indocumentado, es una amenaza real para su perverso detractor.