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La banca armada: a quién benefician las guerras que tú y yo pagamos

Fuentes: El Salto

La campaña Banca Armada, que llega a Extremadura, nos recuerda cómo hacer posible que nuestro dinero deje de sostener la industria de la muerte a través de entidades financieras sin escrúpulos.

El exhaustivo informe del Centre Delás “La banca armada y su corresponsabilidad en el genocidio en Gaza”, presentado justo antes de la marcha contra la fábrica de armas que la multinacional alemana Rheinmetall tiene en Navalmoral, abrió los ojos del activismo solidario con Palestina acerca del papel que desempeña la banca —en nuestro caso, la española— en el genocidio del pueblo palestino, así como en las múltiples guerras que siembran de muertos el planeta.

En este informe se puede observar con detalle el papel de los grandes bancos en la financiación de la industria de armas: Boeing, Rolls Royce, Oshkosh, Leonardo o Rheinmetall, entre otras muchas compañías, reciben miles de millones de euros de, principalmente, el Banco de Santander y BBVA, seguidos a distancia de Caixabank, Ibercaja y la Banca March, por citar a los más conocidos entre un total de 12 entidades financieras españolas.

Estas inversiones vienen de lejos, si bien en los últimos años se han multiplicado y aumentado su montante. Ahora, la industria de armas goza de un momento de auge y está proporcionando rentabilidades crecientes a capitales sin escrúpulos.

Es evidente que el soporte financiero resulta básico para la industria de armas, no sólo a través de la concesión de créditos para la producción directa, sino también, y como una base fundamental, para su exportación y venta, al tratarse de productos peligrosos y caros. El papel de esta “banca armada” es clave, pues, para un negocio que genera la muerte de cientos de miles de personas al año en el mundo. El axioma “si quieres la paz preparate para la guerra” ha evidenciado ser un engaño: nunca hemos estado tan preparados para la guerra, pero los muertos siguen aumentando y la paz aparece cada día más lejana.

Pero los efectos de la fabricación de armas no se quedan en las guerras y conflictos militares. Al hilo de esa “preparación para la guerra” merece la pena resaltar otra de sus consecuencias: la tenencia, legal o ilegal, de armas en manos de particulares. Esta circunstancia la podemos apreciar muy claramente en los EE.UU. (donde el elevadísimo número de armas en millones de hogares genera miles de muertos cada año, con dos tiroteos masivos al día, una muerte cada 11 minutos, y con los disparos como primera causa de muerte de menores de 19 años) y, bajo circunstancias sociales distintas pero muy relacionadas, en toda América Latina. Las minorías excluidas y racializadas, carentes durante siglos de derechos civiles de cualquier naturaleza, pasan a tener, en un entorno sumergido en múltiples violencias, el dudosos privilegio de ser “clientes privilegiados” del negocio de las armas, una industria floreciente sobre la carne de cañón de los desfavorecidos. Generaciones completas consumidas en un festival de violencia armada alimentada por una industria sin escrúpulos.

Por otra parte, merece la pena atender también los movimientos globales de los Estados alrededor de este “mercado”, ampliar nuestra mirada de lo particular a los grandes juegos de intereses estratégicos. Algo que a los países europeos nos afecta de un modo determinante porque, de la misma manera que la industria de armas ha sido clave en el sistema hegemónico de EE.UU. en el mundo, y de forma muy particular en Israel, Europa quiere ahora posicionarse, y hacerlo presentando a la nueva economía de guerra vendiendo armamento como medio de proteger la democracia. De hecho, la industria de armas se llama a sí misma industria de defensa, pretendiendo hacer de ésta el sentido de sus “productos”, por más que en realidad vayan a ser mayoritariamente ofensivos.

Santander palestina

Para muestra un botón: ¿qué hace en Gaza nuestro dinero?

A través de algunos de los bancos que lo guardan, nuestro dinero es parte activa de la matanza. Nos limitaremos a hacer un resumen muy breve de lo que el informe del Centre Delás recoge.

Así, sabremos que el “BBVA ha financiado con 1.300 millones, Santander con 1.200 millones y Caixabank con 110 millones, a las empresas que han exportado bombas guiadas tipo GBU utilizadas por el ejército israelí (fabricadas por Boeing y General Dynamics) en las masacres en Jabalia el 9 o el 31 de octubre, donde los bombardeos destruyeron dos edificios el primer ataque, y 20 el segundo, y asesinaron a al menos 42 civiles uno y 56 el otro, además de ocasionar decenas de heridos”.

Banca Armada Badajoz

¿Y los aviones que impunemente bombardean escuelas y hospitales? Allá va la respuesta: “la producción y el mantenimiento de los aviones F-15 y F-35 que han sido exportados a Israel estos últimos años ha sido financiada por el Santander (1.218 M$, Boeing, F-15; 198 M$, Leonardo, F-35), el BBVA (933 M$, Boeing, F-15; 198 M$, Leonardo, F-35) y CaixaBank (110 M$, Boeing, F-15)”. Esos aviones, subrayemos, son los empleados en la campaña de bombardeos sobre Gaza, Líbano y el Yemen. Y mientras tanto, Rheinmetall, con su planta en Navalmoral de la Mata, no se queda atrás, siendo fabricante y exportadora a Israel de los M109-52 Howitzer, obuses autopropulsados de 155 mm “que se utilizaron en octubre (por ejemplo, en ataques al Puerto de Gaza y sobre hoteles cercanos, así como también sobre el Líbano)”, y financiada por entidades españolas como “Banco Santander (1,8 M$), BBVA (16,89 M$), EDM Group (8,82 M$), Ibercaja (2,53 M$), Banco Caminos (0,25 M$), Dux Inversores (0,17 M$), Renta 4 banco (0,56 M$) y GVC Gaesco Group (0,41 M$)”.

Y BBVA y Santander, ¿en qué más están implicados en relación a este genocidio? Allá va la respuesta en el mismo estudio: “han financiado las empresas productoras de munición de gran calibre utilizada por el ejército israelí, como los proyectiles de 155 mm M107 y los M795 de General Dynamics y los M830A1 de Day & Zimmerman. […] General Dynamics ha sido financiada por el BBVA con 345 millones de dólares y Day & Zimmerman por el Santander con 58 millones de dólares”.

Una pequeña búsqueda, un sencillo corta-pega. Y datos, solo datos de los que tendríamos que extraer conclusiones.

¿Qué hacer?

La defensa convertida en agresión, las armas como aparentes garantes de la paz, la guerra convertida en negocio, y la muerte, en última instancia, alojada en nuestros recursos, en nuestro propio dinero… ¿Qué hacer frente a este estado de las cosas? ¿Qué estrategia oponer? ¿Desde dónde articular la negación, la resistencia?

Nuestra pretensión es simple y consiste en llamar la atención de la opinión pública, de las personas que tienen sus ahorros depositados en aquello que podríamos llamar, sin temor a equivocarnos, banca armada. Queremos apelar desde lo colectivo a la responsabilidad y al compromiso personal, un compromiso sencillo pero claro. Creemos, evidentemente, que la forma más efectiva de presión es el traslado de nuestro dinero a otra entidad, a ser posible de la llamada banca ética (esa que se compromete a no invertir en empresas nocivas, contaminantes o socialmente perjudiciales). Pero sabemos que esto no siempre resulta fácil ni posible, sabemos de la intrincada red de servidumbres y obligaciones que el sector financiero teje en nuestras vidas, en nuestros trabajos, envolviéndonos en obligaciones. De hecho, el estudiantado está, desde hace años, en manos del banco de Santander, así como mucho personal funcionario.

Pero incluso en estos casos hay maneras de intervenir, de colaborar. La Campaña Banca Armada es el espacio desde donde hacerlo; una iniciativa nacida en 2006 para denunciar públicamente a las instituciones bancarias que financian la industria militar, con el objetivo de sensibilizar y exigir unas políticas de inversión de las entidades financieras éticas y responsables socialmente; una campaña, además, compuesta por un grupo de organizaciones y colectivos colaborando en red para llevar a buen término distintas actividades de investigación, divulgación, formación y sensibilización, con un importante número de organizaciones que participan de manera activa y estable.

En su página bancaarmada.org se pueden encontrar diferentes formas de presionar a las entidades bancarias para que retiren su apoyo a la industria de armas, a veces con algo tan simple como escribir una carta a tu banco y otras participando en la mismísima junta de accionistas de nuestra entidad.

Todo ayuda, todo cuenta, y la movilización no podía faltar entre las tareas posibles. Una movilización que, aunque pueda parecer retórica, simbólica, a los bancos les importa mucho, muchísimo. Y lo hace porque permite visualizar una sociedad consciente (para ellos, una potencial clientela descontenta), alerta, reclamando la mirada pública sobre aspectos de su funcionamiento y prácticas que, hasta que no se ven desvelados, permanecen fuera de todas las agendas. Saca a la luz una sociedad capaz de empezar a seguir el rastro de su propio dinero y de trazar el camino del mismo.

Es el momento, entonces, de aprovechar para llamar a cualquiera de las muchas convocatorias que, con motivo del día internacional del pueblo palestino, se convocan esta semana del 25 al 30 de noviembre. En concreto, y por su importancia y simbolismo, destaca el llamamiento para el sábado 30 de noviembre, a las 11:00 horas, en la plaza Minayo de Badajoz. Allí, con el lema “Israel asesina, la banca patrocina” las voces activistas y conscientes van a llevar la protesta hasta las sedes de los bancos que financian el sangriento negocio de la industria de armamento. La calle siempre es un buen lugar desde el que comenzar y ha llegado el tiempo de acudir a ella.

Fuente: https://www.elsaltodiario.com/antimilitarismo/banca-armada-quien-benefician-guerras-yo-pagamos