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La bofetada del SÍ catalán

Fuentes: Rebelión

El hecho de que Catalunya haya decidido, por mayoría abrumadora del 73’90% de los votos del referendum de ayer, dotarse de un nuevo Estatut es sin duda una buena noticia para la ciudadanía catalana pero también para el conjunto del estado, sobre todo en aquellos territorios como Galiza donde están inciados los trabajos para la […]

El hecho de que Catalunya haya decidido, por mayoría abrumadora del 73’90% de los votos del referendum de ayer, dotarse de un nuevo Estatut es sin duda una buena noticia para la ciudadanía catalana pero también para el conjunto del estado, sobre todo en aquellos territorios como Galiza donde están inciados los trabajos para la reforma de su estatuto.

Este fin de semana Galiza tenía la vista puesta en resultado del referendum. El sábado las fuerzas del bipartito gallego, Bloque Nacionalista Galego y PSdG-PSOE, firmaban un acuerdo de criterios mínimos para la reforma del estatuto de autonomía, que esta en sus trámites parlamentarios iniciales.

En esos criterios mínimos BNG y PSdG-PSOE fijaban el «suelo» del debate, no el techo, sino el espacio del que no cabrán reducciones ni rebajas, partiendo del reconocimiento explícito del carácter nacional de Galiza, el aumento en la cuota de autogobierno, el blindaje en sus competencias, la promoción y protección del gallego como idioma oficial (el castellano pasaría a ser co-oficial) y una nueva financiación que garantice el desarrollo de las nuevas competencias y la conquista de mayor bienestar.

Obviamente ese anuncio en plena jornada de reflexión en Catalunya no fue probablemente fruto de la casualística, y pese a coincidir con las vísperas del primer año tras la derrota de Fraga, es evidente el fuerte carácter simbólico del anuncio, justo en el momento en el que más de cinco millones de catalanas/es estaban reflexionando su voto a respecto del proyecto de reforma del Estatut. El mensaje que se quiso trasladar desde Galiza sonó alto y claro en todo el Estado: El proceso de reforma territorial del estado es irreversible e implica el reconocimiento del carácter plurinacional del mismo.

Pero además quedó meridianamente claro que Galiza no bajará del tren de las naciones que desde 1978 copilota junto a Euskadi y Catalunya. Se afirmó, con la voz de la mayoría nacionalista y progresista que actualmente gobierna desde la Xunta, que el pueblo gallego no está dispuesto a una rebaja de su status en el conjunto del estado, sino al contrario, que aspira a ganar posiciones desde el reconocimiento de su especifidad.

Catalunya dio el pistoletazo de salida, que culmina con el respaldo social mayoritario expresado en las urnas a un proyecto que recoloca a Catalunya en el seno del Estado Español y que la dota de los instrumentos y recursos necesarios para profundizar en su desarrollo social, económico y cultural como pueblo.

La indiscutible victoria del «sí», supone el triunfo de la descentralización del poder y un paso decidido en la construcción de nuevos espacios de convivencia basados en un status quo naciones-estado y no en la imposición. Con el nuevo Estatut de Catalunya el estado español está más y mejor vertebrado y por fin se abre una ventana de esperanza para los que aspiramos a conquistar más bienestar para las gentes de nuestro pueblo.

El sutil pero evidente cuestionamiento por parte del PP del resultado escudándose en la baja participación (que cabe recordar que fue casí del 50%) denota la falta de cultura democrática del principal partido de la oposición. Hablamos de la misma participación que la Junta Electoral prohibió propiciar a través de una campaña institucional de la Generalitat alegando que la abstención era también una opción democrática. Pues bien, existe una fuerte abstención de personas que por diferentes razones han decidido no expresar su opinión, pero la clave está en que de los que han decidido manifestarla más 7 de cada 10 han dicho SI. ¿Si hubiera ganado el «no» con la misma participación, el PP se cuestionaría la legitimidad del resultado? No es aceptable ese descaro de la democracia a la carta.

El Partido Popular sigue atrincherado en su vehemencia anti-nacionalista con un discurso patriotero más propio de la España Cañí que de un partido que se dice reformista y de centro. Desde el parapeto del pensamiento más reaccionario, en forma de un Acebes o un Zaplana desquiciados o de un Rajoy cada vez más alejado de la realidad social, el PP caba su propia tumba política con su intento malogrado de enfrentar territorios en nombre de la sacralizada unidad patria.

En síntesis: Catalunya ha dado la primera bofetada y Galiza acaba de levantar la mano.

Ayer ganamos todas/os.

* Xabier Pérez Igrexas es ex-secretario general de los Comités Abertos de Estudantes y fue miembro de la Dirección Nacional de Galiza Nova (organización juvenil del Bloque Nacionalista Galego). Actualmente participa del movimiento vecinal de Vigo y es colaborador en diferentes medios de comunicación.