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La fallida salud sexual de los Estados Unidos. La derecha cristiana y el temor al placer sexual

Fuentes: CounterPunch

En lo que a sexo se refiere los Estados Unidos sufren de esquizofrenia. Por una parte, una pornografía multimillonaria, una industria publicitaria y de entretenimiento que abastece cada gusto y fantasía imaginables. Por otra parte, la derecha religiosa clama sin cesar contra los males del ilícito placer sexual. En este teatro kabuki, tiene lugar una […]

En lo que a sexo se refiere los Estados Unidos sufren de esquizofrenia. Por una parte, una pornografía multimillonaria, una industria publicitaria y de entretenimiento que abastece cada gusto y fantasía imaginables. Por otra parte, la derecha religiosa clama sin cesar contra los males del ilícito placer sexual. En este teatro kabuki, tiene lugar una crisis no reconocida de salud sexual de la nación.

Obama ha heredado un país en crisis. Una creciente crisis fiscal ensombreció la campaña de 2008 como un huracán cada vez mayor que llegó a su clímax en el momento que los votantes acudieron a las urnas. Le votaron en gran medida porque creían que no era, a diferencia de McCain, un Bush reencarnado. Desprovisto de su evangélica inoperancia de Cowboy, en lo referente a la banca, el seguro sanitario y la guerra, Obama no es más que una pálida sombra de la perspectiva corporativista de Bush.

La crisis sobre la salud sexual del país se deriva del temor de la derecha cristiana al placer sexual. Esto se expresa en la profunda oposición a la salud reproductiva de la mujer (particularmente el derecho al aborto), su adherencia a políticas para adolescentes centradas únicamente en la abstinencia, su aceptación del aumento de casos registrados de enfermedades de transmisión sexual y SIDA y sus reprimendas sobre el aumento de embarazos entre las adolescentes y mujeres jóvenes.

En lugar de políticas humanas dirigidas a estas temáticas de salud sexual, la presidencia de Bush ofrecía sólo juicios moralistas. Escondida tras esos juicios estaba la creencia fundamentalista que el sufrimiento resultante de los problemas relacionados con la vida sexual, especialmente los resultantes de sexo acontecido fuera del matrimonio heterosexual, era signo de la venganza de dios: uno recibe lo que se merece.

Muchos esperaban que Obama y los demócratas dieran un conjunto de valores más humanos a las políticas de salud sexual. Todavía pueden.

* * *

La adopción por el Congreso de la enmienda Stupak al proyecto de ley de «reforma» del seguro sanitario (H.R. 3962) revela la profundización en la crisis de la sexualidad. La enmienda, ideada por el demócrata de Michigan, Bart Stupak, aumenta las restricciones al derecho de la mujer a un aborto seguro, legal y revisado médicamente. Fue una brillante maniobra de las fuerzas anti-elección que (aparentemente) cogió a los líderes demócratas con los pantalones bajados.

La cuestión de la ayuda federal para el aborto iba a ser a buen seguro el campo de batalla en el esfuerzo de los demócratas por aprobar la reforma del seguro nacional de salud. Mientras Roe (1) sigue siendo jurisprudencia, la derecha cristiana se ha movilizado las últimas tres décadas y media para restringir sistemáticamente el acceso al aborto legal. La derecha cristiana abraza tanto a republicanos como a «Blue Dogs» (2); Stupak está asociado con la facción de extrema derecha, la Familia, la versión cristiano evangélica del Opus Dei

Añadiendo injurias al insulto, 64 demócratas votaron la enmienda. Parecen haber olvidado lo que la Corte Suprema de Justicia a través de su juez Ruth Bader Ginsberg reconoció: el derecho al aborto está en el «centro de la autonomía de la mujer a determinar su propio ciclo de vida, y así disfrutar del estatus de ciudadano igual».

Otras temáticas de salud sexual forman parte de la legislación pero atrajeron mucha menos atención. Éstas incluyen:

Apoyo a la educación sexual. Bajo el proyecto de ley del Senado, se incluyen dos disposiciones que parecen en contradicción una con la otra, resultado del clásico compromiso político. Una destinará 75 millones de dólares al año a una comprehensiva educación sexual. La otra destinará 50 millones de dólares al año para la educación sobre la abstinencia; el proyecto de ley reautorizaría el Título V del programa de abstinencia que expiró este verano. Bajo el proyecto de ley del Senado, habrá apoyo para «clínicas de salud» en las escuelas.

(No es sorprendente que el presupuesto propuesto por Obama para el año fiscal 2010 redirija fondos para educación sexual desde los programas de «sólo abstinencia» hacia los programas de prevención de embarazo. Así, guardando esta doble vertiente, la propuesta presupuestaria incluye una provisión permitiendo que aquellos que respaldan los programas «sólo abstinencia» reciban fondos).

Apoyo a la prevención de embarazos. El proyecto de ley del Congreso incluye la «Iniciativa Saludable para Prevención de Embarazo de Adolescentes» disposición que crea un programa de subvenciones federal para apoyar programas «basados en evidencias» que traten de reducir los embarazos de adolescentes; la abstinencia no está listada como un programa «basado en evidencias».

Apoyo a beneficios fiscales para las parejas de hecho. El proyecto de ley del Congreso incorpora el lenguaje de la propuesta «Ley de Igualdad Fiscal para los Planes de Salud» que implementaría ventajas fiscales tipo marital a las parejas del mismo sexo. Bajo el proyecto de ley, los asalariados que tengan pareja de hecho serían tratados igual que «esposas».

Apoyo a una mayor prevención del VIH – SIDA. El proyecto de ley incorpora la «Ley por el Tratamiento temprano del VIH» que «permitirían a los programas Medicaid del estado proveer de tratamiento de VIH a individuos antes de desarrollar el SIDA». Extendería la Ley de Seguridad Social dándole a los Estados la opción de cubrir a personas de bajos ingresos.

Manteniendo la exaltación del miedo con denuncias de «comités de la muerte», la derecha se ha rebelado contra estos modestos programas. La republicana Michele Bachmann advertía de que las clínicas de salud de las escuelas ofrecerían abortos a las estudiantes. Matt Barber, director de asuntos culturales del Liberty Counsel, grupo jurídico conservador, afirma que «se proveerían las operaciones de cambio de sexo tanto para estadounidenses como para inmigrantes ilegales que sufren de Desorden de Identidad de Género (según la Asociación Psiquiátrica de EEUU), libres de impuestos, cortesía del contribuyente. El precio actual de dicho procedimiento puede exceder los 50.000 dólares».

La organización «Americans for Truth about Homosexuality» se posiciona contra lo que ve como la invasión del «lobby gay». Advierte que la adopción de categorías analíticas como «orientación sexual» e «identidad de género» socavarán el orden moral de la nación: estos términos «promueven la ficción, especialmente entre los escolares, de que el comportamiento homosexual es natural y no supone riesgos para la salud, admitiendo aquí que este comportamiento suponga problemas de salud específicos».

Uno ya sólo puede esperar que las modestas provisiones que apoyan la salud sexual no sufran el mismo destino que el aborto cuando el proyecto de ley final del seguro de salud encarrile su final en el proceso de búsqueda de consenso.

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La salud sexual de la nación está en crisis y ¿por qué no debería estarlo? La Gran Recesión combinada con la «Gran Locura Imperialista», la desventura militar que empezó en Afganistán, fue hacia Irak y ahora se extiende a Pakistán (será Egipto el próximo) está teniendo innumerables desastres. ¿Cómo en una sociedad marcada por niveles de desempleo crecientes, bancarrotas, expropiaciones, personas sin techo y violencia, no se esperara que la vida sexual reflejara la crisis? El alza actual en los índices de enfermedades de transmisión sexual, de embarazos adolescentes y de VIH – SIDA son indicadores de esta crisis.

En la década entre 1997 y 2005, el nivel de enfermedades de transmisión sexual (incluyendo sífilis, chlamydia y gonorrea) aumentó un 55% (de 0’94 millones a 1’4). Según el CDC (Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades) había registrados 1’5 millones de casos de enfermedades de transmisión sexual en el 2008. Los casos más inquietantes, los de chicas adolescentes entre 15 y 19 años que supusieron 409.531 casos de chlamydia y gonorrea. Peor es la situación de las afroestadounidenses, que representan el 12% de la población de EEUU, y contaban alrededor de un 71% de los casos registrados de gonorrea y casi la mitad de todos los casos de chlamydia y sífilis.

Los embarazos de adolescentes aumentan. El Instituto Guttmacher señala que hubo un total de un millón de embarazos (es decir, nacimientos, abortos y abortos naturales) entre las jóvenes adolescentes entre 15 y 19 años en 1990; en 2002, los embarazos de adolescentes cayeron a 746.800. Mucho más problemático: el Forum Federal Interagencias sobre estadísticas de la Infancia y de la Familia constata que los embarazos de adolescentes crecieron entre 2005 y 2006, sobretodo entre chicas adolescentes entre 15 y 17 años (como la hija de Sarah Palin, Bristol, embarazada a los 16 años).

El VIH – SIDA aumenta. En el 2007, había aproximadamente 1’2 millones de casos registrados. Sin embargo, el CDC señala que los índices de SIDA entre los varones de 15 a 24 años aumentaron durante 1997 – 2006. Lo que afirma inequívocamente: «La epidemia del VIH – SIDA en las comunidades afroestadounidenses es una continuada crisis de salud sexual para los EEUU. Al final de 2006 había una estimación de 1’1 millones de personas viviendo con el VIH de las cuales casi la mitad (46%) eran negro / africanos estadounidenses.

El incremento en las enfermedades de transmisión sexual, en el VIH – SIDA y en los embarazos de mujeres jóvenes indica que los EEUU deben superar de una vez la tiranía de la derecha; valores cristianos antisexuales que fueron implantados bajo las políticas de «abstinencia» de la administración Bush. Las mujeres, las pobres (especialmente las afroestadounidenses) y las jóvenes son el proverbial «canario en la mina de carbón» en la crisis de salud sexual emergente en EEUU.

Desde la Guerra Civil, la derecha sólo tuvo una vez tanto poder como el ejercido bajo Bush. Ocurrió en los años 20, cuando el movimiento en favor de la ley seca, el anti inmigración, el Kuklux Klan y los eugenistas presionaron para reformar la enmienda 18 estableciendo la Prohibición, celebrando su blancura con linchamientos y apoyando el capitalismo de casino que llevó al país a la Gran Depresión. A uno le queda preguntarse únicamente si nada más que otra y todavía mayor depresión combinada con una genuina «guerra mundial» son las únicas fuerzas que pueden suprimir la derecha cristiana.

El hedor de la administración Bush, como un canal en desecación, continúa sofocando nuestras posibilidades hoy. El término «crisis» parece inadecuado para captar la magnitud de la dislocación social legada por la presidencia de Bush: una catástrofe del capital financiero sin precedente histórico; niveles de desempleo crecientes, bancarrotas, expropiaciones, individuos sin techo y violencia; una crisis en el sistema de salud en incremento; dos naufragios militares en las ocupaciones en el extranjero; una población de derecha enrabietada y bien armada; y una creciente distancia entre ricos y pobres. Sólo Herbert Hoover podría haber legado semejante herencia a su sucesor.

Notas: (1) Sentencia de la corte suprema de EEUU sobre el aborto (1973). (2) Grupo de conservadores demócratas en el Congreso.

David Rosen es autor de «Sex Scandals America: Politics & the Ritual of Public Shaming» (Key, 2009); se le puede contactar en [email protected].

Traducción para www.sinpermiso.info: Txomin Martino

http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=2945