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La Fundació Terra protagoniza la primera huelga de energía solar

Fuentes: Boletín Energías Renovables/portaldelmedioambiente

Desde 1999, la central ha regalado a la red eléctrica más de 12.000 kWh y ha ahorrado 4,2 toneladas de dióxido de carbono (CO2). La Fundació Terra defiende que las centrales solares fotovoltaicas domésticas son una contribución al Protocolo de Kioto y, además, podrían colaborar en evitar el colapso de la red eléctrica en momentos […]

Desde 1999, la central ha regalado a la red eléctrica más de 12.000 kWh y ha ahorrado 4,2 toneladas de dióxido de carbono (CO2). La Fundació Terra defiende que las centrales solares fotovoltaicas domésticas son una contribución al Protocolo de Kioto y, además, podrían colaborar en evitar el colapso de la red eléctrica en momentos de alto consumo, como sucede en verano.

La Fundació Terra conectó su central fotovoltaica de 2,2 kWp, que ha generado una media de 2.300 kWh/año de energía verde, con la idea de que sirviera de ejemplo de las posibilidades de ahorrar emisiones tóxicas a la atmósfera. Por ello, se acogió a la normativa del Real Decreto 2818/1998 que autorizaba a verter a la red toda la energía solar eléctrica con una prima de 0,44 euros/kWh.

Sin embargo, no aceptó las condiciones de conexión y en el año 2000 presentó un contencioso administrativo al Tribunal Superior de Justicia de Cataluña en desacuerdo con que a las instalaciones domésticas se les aplicara la misma normativa que a una central de cogeneración. Recientemente, la sentencia 411/2004 de 05 de abril del mencionado Tribunal estimó parcialmente el recurso, aunque no ha entrado en el fondo de lo planteado: que una central solar doméstica no podía ser considerada una actividad económica.

La sentencia llega cuando ya hay una nueva normativa aprobada durante el último día de mandato del Gobierno del Partido Popular. Ahora la Generalitat de Catalunya ha planteado a la Fundació Terra que regularice la instalación. La desconexión es la única opción posible para impedir que la central solar sea incluida definitivamente en el Registro Especial de Producción Eléctrica y sea considerada una industria. Fuentes del Gobierno central y la propia Generalitat han señalado que estudiarán las reivindicaciones planteadas por la Fundació Terra.

Cinco reivindicaciones
Terra plantea las siguientes reivindicaciones:
1. Que la gestión de la actual prima para la energía solar fotovoltaica la realice la misma empresa con la que el cliente tiene contratada la comercialización de su consumo (con independencia de quién sea el propietario de la red).

2. Que se aplique el concepto de subvención a esta prima en el caso de viviendas residenciales. Ésta debe considerarse como un descuento o abono que se practique en la propia facturación del consumo. Esta medida incentivaría el ahorro doméstico al intentar obtener la máxima rentabilidad del sistema.

3. Que se considere la energía solar fotovoltaica como una medida de ahorro energético y no de producción en las instalaciones ubicadas en los domicilios particulares residenciales para potencias inferiores a 2,5 kWp y ancladas en el mismo punto de conexión de la acometida de consumo.

4. Que haya una autorización administrativa formulada a partir del boletín técnico del instalador y se excluyan las pérgolas fotovoltaicas domésticas del Registro Especial de Producción Eléctrica.

5. Que se excluyan les instalaciones fotovoltaicas de menos de 2,5 kWp para uso residencial, de ser consideradas sujetas a licencia de instalación municipal porque no es una actividad económica del sujeto sino una contribución al ahorro colectivo.

Una cocina en casa no la convierte en un restaurante
La Fundació Terra lleva años reclamando que «no puede considerarse que la pérgola fotovoltaica de la terraza sea un central de producción energética, del mismo modo que, por disponer de una cocina en casa, no se considera que tengamos un restaurante». Por ello, se niega a firmar un contrato con Fecsa-Endesa para verter la energía verde porque entiende que ésta es un beneficio ambiental y que en un mercado liberalizado se debería poder escoger a quién se entrega ésta para que sea una compañía implicada en la producción de electricidad verde, y que ésta debería gestionarse como una reducción en la cuota del consumo.

La Fundació Terra ha planteado, desde el principio, que las instalaciones domésticas en domicilios privados no se ajustan al espíritu del Registro Especial de Producción Eléctrica y, además, por el hecho de constar en el mismo se vulnera la intimidad del domicilio privado, pues este registro está planteado para instalaciones industriales. Por ello, reta a que cualquier miembro del Govern se atreva a instalar paneles fotovoltaicos en su domicilio privado para que éste aparezca de forma pública en el Registro de Producción Eléctrica y deba facturar y presentar la declaración del IVA trimestral.

La Fundació Terra defiende que esta prima es, en realidad, una subvención que gestiona la compañía eléctrica, y que a un domicilio privado no se le pueden aplicar las mismas condiciones como si de una industria cualquiera se tratara. Además, defiende que el hecho de producir electricidad solar desde el domicilio familiar contraviene el ordenamiento jurídico en la medida que, de facto, convierte el hogar familiar en una industria, como lo prueba el hecho de que se haya de inscribir en el Registro Especial de Producción Eléctrica que controla el Ministerio de Industria y que es público.

La Fundació Terra, pionera en la generación eléctrica solar, defiende que en el caso de instalaciones de menos de 2,5 kWp (unos 25 m2 de superficie) se trata de una contribución particular a la reducción de emisiones tóxicas a la atmósfera y que no pueden ser tipificadas como actividad industrial. Además, tras cinco años de verter energía eléctrica solar, ha demostrado que ésta no puede causar daño alguno a la red eléctrica, puesto que se trata de potencias muy inferiores a la contratada para el consumo familiar (actualmente de 8,8 kW).

Comunidades de vecinos solares
La Fundació Terra ha planteado que se promuevan pequeñas instalaciones domésticas de entre 1,2 y 2,5 kWp como máximo, la inversión de las cuales es inferior a la de un vehículo privado. Descontando la subvención o prima por la producción de los recibos eléctricos, muchas comunidades de vecinos y familias dispondrían de un mecanismo para contribuir a reducir las emisiones de carbono y apoyar así el Protocolo de Kioto. Sin embargo, advierte también de que el celo de los urbanistas para que éstas no sean visibles impide que puedan extenderse como sería deseable. La desconexión de la central solar fotovoltaica de la Fundació Terra va a impedir que se puedan ahorrar unos 900 kg de CO2 anuales.

La Fundació Terra promueve las tecnologías solares como una solución para que, desde el ámbito doméstico, se puedan ahorrar emisiones, con productos exclusivos, como la cocina solar, y organiza cada año, junto con el Centro de Estudios de la Energía Solar de Sevilla, el Encuentro Solar de Benicarló, que se ha celebrado recientemente y que reunió a más de 250 participantes de todo el Estado. Además, promueve una web para visualizar la producción de electricidad fotovoltaica doméstica.

Un acto triste, pero reivindicativo
Dejar de aportar a la red eléctrica los vatios solares que restituyen parte del consumo de electricidad fósil que se realiza supone un duro revés en una central que es emblemática y que ha sido visitada por miles de personas desde 1999. Sin embargo, dada la inutilidad de la Administración de Justicia, este acto pretende concienciar sobre los oscuros poderes que impiden que se facilite la microgeneración distribuida en las viviendas particulares. Además, advierte de que la normativa aprobada por el Gobierno de Aznar, al incrementar la potencia solar hasta 100 kWp, está primando los campos fotovoltaicos promovidos por las mismas industrias eléctricas.

La Fundació Terra lamenta que, tras cinco años de beneficios ambientales, tenga que tomar esta decisión para evitar que su central sea incluida definitivamente en un registro de industria, cuando el objetivo que le movió para esta inversión fue proteger el medio ambiente en detrimento de un sistema descentralizado de producción energética sostenible.