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Acuerdo Israel-EAU

La hermandad de los corruptos

Fuentes: www.segundopaso.es

El corrupto se suele definir como aquel que no respeta ni toma en cuenta los valores de una sociedad, que le da exactamente lo mismo robar, mentir y sacar beneficio de la explotación del resto de los seres humanos.

Por lo descrito, un corrupto, un deshonesto, suele tener rasgos sociopáticos en su naturaleza, donde la impunidad frente a sus acciones y el pensar que aquello que realiza nunca será castigado, suele favorecer el desarrollo de esta conducta. En el plano político, esta forma de actuar genera entidades, cuyos líderes y adherentes suelen violar los derechos humanos de las sociedades en las que actúan o contra los pueblos que agreden, haciendo de los crímenes de guerra y lesa humanidad un actuar crónico, parte componente del quebrantamiento del derecho internacional.  

Este panorama es el que se nos presenta al constatar que los Emiratos Árabes Unidos (EAU) junto al régimen sionista avanzan hacia la normalización de relaciones, un hecho en esencia, absolutamente contradictorio. Esto, primero, porque no sólo porque la constitución de los EAU establece en su artículo 12 que “La política exterior de los Emiratos tiene como objetivo apoyar las causas e intereses árabes e islámicos” y una de las causas principales del mundo árabe e islámico es precisamente el logro de la autodeterminación del pueblo palestino sometido a la colonización y ocupación de su territorio y sometimiento de su población por parte del régimen sionista desde el año 1948 a la fecha.

En segundo lugar, unimos a lo señalado, la esencia del sionismo respecto a considerar a todo aquel que sea Goyim (es decir los no judíos) como seres carentes de humanidad y por tanto sin derechos. Un sionismo que ha expresado su desprecio a los palestinos. Por ello, resulta absolutamente antinatura e impropio, que un gobierno árabe establezca relaciones con aquella entidad que odia a un pueblo árabe y que busca su destrucción. Recordemos las palabras de la ex diputada y ex Ministra de Justicia Ayelet Shaked al sostener: “Tienen que morir – los palestinos – y sus casas deben ser demolidas. Ellos son nuestros enemigos y nuestras manos deberían estar manchadas de su sangre. Esto también se aplica a las madres de los terroristas fallecidos»; o el ex ministro de defensa Avigdor Lieberman al sostener frente a los detenidos palestinos: «Hay que ahogar a los prisioneros palestinos en el Mar Muerto que es el punto más bajo del planeta». ¿Qué beneficio tiene para el mundo árabe que los EAU firmen un pacto con este tipo de régimen criminal llamado sionismo?

El pacto diplomático, denominado Pacto Abraham, entre el sionismo y el régimen monárquico emiratí fue establecido en un triple llamado, entre el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, el Príncipe heredero de Abu Dhabi (uno de los siete emiratos que conforman esta Federación) quien es responsable de la política exterior de Emiratos y además vicecomandante supremo de las fuerzas Armadas, Muhammed bin Zayed Al Nahyan. Todo ello con el aval, el beneplácito y la bendición de Donald Trump.  Con esta decisión de normalización, los EAU se convierte en el tercer país árabe (de un total de 27) que reestablecería relaciones diplomáticas con el régimen sionista. Esto, tras Egipto el año 1979 y Jordania el año 1994. Unos EAU convertido en el único país árabe que ha acompañado a Washington en todas las intervenciones generadas tras la caída del campo socialista: la invasión de Irak el año 1991, Somalia, Kosovo, Afganistán, Irak, agresión a Siria facilitando además apoyo logístico a las fuerzas militares occidentales, convirtiéndose en base del centro de combate aéreo conjunto. Un verdadero portaviones terrestre junto a Israel. ¿Qué beneficios tiene esta conducta para el mundo árabe?

Los medios de información  occidentales y sus filiales satélites en el mundo árabe dieron a conocer que este Pacto Abraham había logrado que Israel, como una especie de logro político para la causa palestina, suspendía la implementación de su plan (que se supone entraba en vigor el pasado 1 de julio) de anexionar el 30% de tierras cisjordanas bajo el autodenominado “Acuerdo del siglo”, plan inconsulto a los palestinos y destinado a concretar la imposibilidad de la autodeterminación para el pueblo palestino.  La idea de supuestamente poner freno a la anexión es absolutamente falsa, no sólo porque la anexión es un hecho desde el año 1967 a la fecha. En los asentamientos sionistas en territorio cisjordano rigen las leyes israelíes, existe la ocupación efectiva del 60% de este territorio, por tanto, supuestamente frenar algo que se concreta día a día es parte de la crónica Hasbara sionista y una clara desinformación y manipulación de los hechos.

No nos equivoquemos respecto a esta idea de normalización de relaciones entre Israel y los EAU presentándolo como una especie de concesión de no anexar el 30% de Cisjordania. Para el director Ejecutivo de la comunidad palestina de Chile, Anuar Majluf, la anexión no es algo nuevo ni menos una reciente estrategia del denominado “Acuerdo del Siglo”, sino que es un componente invariable del proyecto colonial israelí desde sus inicios. “Lo cierto es que la anexión ya se ha consumado casi por completo, y una ocupación que se suponía ser temporal, se ha vuelto permanente. Para entender Palestina hay que situarla en un contexto continuo de colonización, la que comienza el año 1948 y sigue manifestándose hoy en sus diferentes formas: ocupación, expulsión, represión y segregación. La anexión no se produce de un día para otro, es un proceso”. El propio Netanyahu con su incontinencia verbal se encargó de aclarar el asunto al sostener que “solamente se postergaba la anexión”.

Los Emiratos Árabes Unidos, con 10 millones de habitantes (donde sólo el 20% son emiratíes), una superficie que no supera los 90 mil kilómetros cuadrados, conformado por siete emiratos, que dan forma a esta federación, es un Estado pequeño, con escasa influencia política, pero dotado de enorme poder económico derivado de sus reservas de petróleo, gas y las inversiones que han logrado colocar en países occidentales. Agreguemos que además es el tercer comprador de armas en el mundo, lo que ha significado participación en las guerras de agresión contra Yemen, su apoyo al Jalifa Haftar en Libia y el financiamiento de grupos terroristas que han generado la destrucción en Irak, en Siria y en Yemen. Es un verdadero peón de los intereses de Estados Unidos en la zona, una herramienta en manos sionistas, “un brazo criminal de la entidad colonial israelí”. Una monarquía que además tiene intereses económicos, que marcarán la ruta de lo que está siendo el papel del sionismo en materia energética como lo sostuve en un video de opinión en segundopaso.es

Los EAU han traicionado a los pueblos árabes e islámicos del mundo. Es hoy una simple marioneta junto a la Casa al Saud para implementar el proyecto colonial occidental en Asia occidental. De nada vale sostener que se ha apoyado a Palestina en años anteriores y hoy se le apuñala. ¿La ganancia para los EAU? ¿Seguir manteniendo un poder autocrático que de otra manera reventaría por los aires sin ese poderío económico, militar y de protección otorgado por Washington? Es el precio del sometimiento y la escasa dignidad. Los EAU sirven hoy para agredir a los propios pueblos árabes, para conspirar en Túnez, apoyar las milicias de Haftar y su deseo de fragmentar a Libia, seguir apoyando a un Egipto dominado por la casta militar, recordemos que fue EAU quien financió el derrocamiento del presidente Mohamed Mursi para dar paso al gobierno de Abdelfatah al Sisi.

¿Qué impulsa a la dirigencia emiratí, avalada por Estados Unidos a este acercamiento con el sionismo? Son varios los puntos que se puede mencionar. Entre ellos, el interés estadounidense en materia de afianzar las relaciones con una Federación, que es el tercer comprador mundial de armas del complejo militar industrial estadounidense. Temas económicos relacionados con el petróleo y el gas (EAU es el séptimo país en reserva de ambos recursos) que serviría para estrechar lazos económicos con Israel que está explotando los yacimientos de gas frente a las costas de la Palestina histórica ocupada, lo que, eventualmente,  posibilitaría la construcción de gasoductos y oleoductos en competencia con el gas ruso. Así, Estados Unidos usaría a EAU como punta de lanza en la competencia contra la Federación Rusa y China, otorgando protección a la casta dirigente en EAU.

Washington ha presionado fuertemente para que el heredero Muhammed bin Zayed Al Nahyan logre una política de alianzas con su protegido sionista, que unido a Arabia saudí le permitan al imperialismo y al régimen sionista pensar en tejer una red de apoyos, bases militares, navales, aéreas, en la idea de seguir cercando a la República Islámica de Irán, invisibilizar los anhelos de autodeterminación del pueblo palestino. Eliminar la amenaza que significa el Eje de la resistencia y erigir una muralla defensiva al sionismo. Resulta evidente que se está tejiendo un manto de impunidad al régimen corrupto israelí, aupado por la monarquía emiratí, en esencia corrupta y corruptora.  Al mismo tiempo, que ad portas de las elecciones presidenciales en Estados Unidos se pretende ofrecer una imagen de estadista, de facilitador de acuerdos de paz a alguien como Trump, que ha tenido caída tras caída en el plano de la política internacional. Por ello no es casual la gira efectuada por Mike Pompeo por Asia occidental, destinado a lograr que más regímenes árabes logren normalizar relaciones con los sionistas, previo a las elecciones de Noviembre en Estados Unidos.

No hay dudas que este panorama de acercamiento entre los EAU y el régimen israelí será un tremendo desafío para las facciones, movimientos y organizaciones palestinas en función de superar sus diferencias, plantearse la unidad como una obligación y buscar, en el seno del mundo árabe en particular y del mundo islámico en general el apoyo para plantear que esto se trata de una operación diseñada entre el imperialismo estadounidense y el sionismo israelí destinado a socavar las bases, que han sustentado la política exterior árabe por años, como es la causa palestina y el foco de critica a la conducta colonizadora y ocupante de Israel.

Los EAU, situado en una zona de indudable valor geopolítico, no sólo se ha limitado a invertir pensando en un futuro donde no contará con recursos hidrocarburíferos, sino que en alas de su alianza con Washington y el sionismo se ha convertido en socio clave de ambos regímenes y ha devenido, junto a Arabia saudí, en uno de los países más intervencionistas del mundo árabe, con influencias en Libia, Sudán, Mozambique (donde fuerzas takfirí están desestabilizando la zona norte del país), Senegal,  Yibutí, Yemen, Siria, entre otros. Todo ello al amparo de su empresa de servicios portuarios, ferries y logística DP World con intereses también en América, Asia y Europa y 100 mil empleados repartidos en todo el mundo.

En ese panorama de “pequeña potencia militar y económica” las autoridades de los EAU, para encubrir su relación traicionera con el sionismo, hablan de haber ejecutado este paso de conciliación con Israel por razones de tolerancia. Esto es una excusa intolerable y de una escasa imaginación. La tolerancia que dice tener Muhammed bin Zayed Al Nahyan no se corresponde con establecer relaciones normales con quien agrede a un pueblo árabe. No se puede hablar de tolerancia cuando el camino de entendimiento es con quien agrede a gran parte de las naciones del Levante mediterráneo, que ha hecho de los asesinatos selectivos su sello, que bombardea a pueblos árabes, que genera desestabilización en Asia Occidental y el Magreb, que apoya la política imperial de Washington y sus socios europeos contra los pueblos árabes y contra el mundo islámico.

Lo mencionado es contrario a los más básicos derechos de los pueblos de la región, ser flexible no significa aceptar al sionismo y darle un espacio entre las naciones. No es posible normalizar nada con quien pretende el dominio territorial y político de Asia occidental como es Israel y menos con regímenes monárquicos que suelen servir a sus intereses financieros en lugar de servir a sus pueblos y a las transnacionales a las cuales se asocian, generando una telaraña de vínculos usados como excusas, posteriormente, para lo que llaman la defensa de sus intereses y su seguridad nacional. La hermandad de los corruptos debe enfrentar la unión de los pueblos árabes y la comunidad del islam.