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Preparan otro crimen de guerra occidental

La hora siria de Obama

Fuentes: CounterPunch

Traducido para Rebelión por Germán Leyens

Washington y sus Gobierno títeres británico y francés se preparan una vez más para demostrar su criminalidad. La imagen de Occidente como criminal de guerra no es una imagen propagandística creada por sus enemigos, sino un retrato pintado por el propio Occidente.

El Independent británico informa de que durante el último fin de semana Obama, Cameron y Hollande acordaron lanzar ataques con misiles crucero contra el Gobierno sirio dentro de dos semanas a pesar de la falta de autorización de la ONU y a pesar de la ausencia de cualquier evidencia que justifique la afirmación de Washington de que el Gobierno sirio ha utilizado armas químicas contra los «rebeldes» respaldados por Washington, en su mayor parte fuerzas extranjeras, que tratan de derrocar el Gobierno sirio.

Por cierto, un motivo de la precipitación hacia la guerra es impedir la inspección por parte de la ONU que Washington sabe que podría refutar su afirmación y posiblemente implicar a Washington en el ataque de bandera falsa de los «rebeldes», que agruparon a una gran cantidad de niños en un área para asesinarlos con armas químicas y que Washington echase la culpa al Gobierno sirio.

Otra razón de la precipitación hacia la guerra es que Cameron, primer ministro del Reino Unido, quiere que la guerra comience antes que el Parlamento británico pueda bloquearla por proveer cobertura a los crímenes de guerra de Obama de la misma manera que Tony Blair dio cobertura a George W. Bush, por lo que Blair recibió su debida recompensa. Qué le importan a Cameron las vidas sirias cuando puede dejar su puesto yendo a los brazos acogedores de una fortuna de 50 millones de dólares.

El Gobierno sirio, sabiendo que no es responsable del ataque de las armas químicas, ha aceptado que la ONU envíe inspectores químicos para determinar la sustancia utilizada y el método de lanzamiento. Sin embargo, Washington ha declarado que es «demasiado tarde» para los inspectores de la ONU y que Washington acepta la afirmación interesada de los «rebeldes» afiliados a al Qaida de que el Gobierno sirio atacó a los civiles con armas químicas.

En un intento de impedir que los inspectores químicos de la ONU que llegaron a la escena hicieran su trabajo, unos francotiradores en territorio controlado por los «rebeldes» les dispararon y les obligaron a abandonar el lugar, aunque un informe posterior de RT informa de que los inspectores han vuelto para realizar su inspección.

El corrupto Gobierno británico ha declarado que se puede atacar a Siria sin autorización de la ONU de la misma manera que se atacó a Serbia y a Libia sin dicha autorización.

En otras palabras, las democracias occidentales ya han establecido precedentes para violar el derecho internacional. «¿Derecho internacional? ¡No necesitamos un maldito derecho internacional!» Occidente solo conoce una regla: «El poder tiene la razón». Mientras Occidente tenga el poder, Occidente tendrá la razón.

Como reacción a las noticias de que EE.UU., el Reino Unido y Francia se preparan para atacar Siria, el ministro ruso de Exteriores, Lavrov, dijo que una acción unilateral semejante constituye «una severa violación del derecho internacional», y que la violación no era solo legal sino también una violación ética y moral. Lavrov se refirió a las mentiras y engaños utilizados por Occidente para justificar sus graves violaciones del derecho internacional en ataques militares contra Serbia, Irak y Libia y cómo el Gobierno de EE.UU. utilizó acciones preventivas para debilitar toda esperanza de soluciones pacíficas en Irak, Libia y Siria.

Una vez más Washington ha eliminado cualquier esperanza de una solución pacífica. Al anunciar el próximo ataque, EE.UU. destruyó todo incentivo para que los «rebeldes» participen en las conversaciones de paz con el Gobierno sirio. A un paso de la celebración de esas conversaciones, los «rebeldes» ahora no tienen ningún incentivo para participar ya que los militares occidentales acuden en su ayuda.

En su conferencia de prensa Lavrov habló de cómo los partidos gobernantes en EE.UU., el Reino Unido y Francia suscitan emociones en gente mal informada que, una vez provocadas, tienen que satisfacerse mediante la guerra. Es la manera, por supuesto, en que EE.UU. manipuló al público con el fin de atacar Afganistán e Irak. Pero el público estadounidense está cansado de guerras, cuyo objetivo nunca se aclara, y sospecha de las justificaciones del Gobierno para emprender más guerras.

Un sondeo Reuters/Ipsos establece que «los estadounidenses se oponen fuertemente a la intervención de EE.UU. en la guerra civil de Siria y creen que Washington no debe meterse en el conflicto incluso si se confirman las informaciones de que el Gobierno de Siria utilizó productos químicos letales para atacar a los civiles». Sin embargo, a Obama no le interesa que solo un 9% del público apoye su actitud belicista. Como declaró recientemente el expresidente Jimmy Carter: «EE.UU. no tiene una democracia en funcionamiento». Tiene un Estado policial en el cual el poder ejecutivo se ha colocado por encima de la ley y la Constitución.

El Estado policial va a cometer otro crimen de guerra de agresión no provocada al estilo nazi. En Núremberg condenaron a muerte a los nazis precisamente por acciones idénticas a las cometidas por Obama, Cameron y Hollande. Occidente cuenta con el poder, no con la razón, para salvarse del banquillo de los acusados.

Los Gobiernos de EE.UU., Reino Unido y Francia no han explicado cuál es la diferencia en importancia de que las personas que mueren en las guerras iniciadas por Occidente mueran por culpa de explosivos de uranio empobrecido, por agentes químicos o por cualquiera otra arma. Fue obvio desde el comienzo que Obama estaba tendiendo una trampa al Gobierno sirio para atacarlo. Obama demonizó las armas químicas -pero no los «revienta búnkeres» que EE.UU. podría utilizar contra Irán-. Luego Obama trazó una línea roja diciendo que el uso de armas químicas por parte de los sirios era un crimen tan grande que Occidente se vería obligado a atacar a Siria. Los títeres británicos de Washington, William Hague y Cameron, acaban de repetir esa descabellada afirmación. El paso final de la trampa fue orquestar un ataque químico y culpar al Gobierno sirio.

¿Cuáles son las verdaderas intenciones de Occidente? Esta es la pregunta no formulada ni respondida. Obviamente a los Gobiernos de EE.UU., Reino Unido y Francia, que han mostrado continuamente su apoyo a regímenes dictatoriales que sirven sus propósitos, no les molestan en absoluto las dictaduras. Califican a Asad de dictador con el fin de demonizarlo ante las mal informadas masas occidentales. Pero Washington, el Reino Unido y Francia apoyan numerosos regímenes dictatoriales como los de Bahréin, Arabia Saudí y ahora la dictadura militar de Egipto que mata despiadadamente a los egipcios sin que ningún gobierno occidental hable de invadir Egipto porque están «matando a su propio pueblo».

También es evidente que el próximo ataque occidental a Siria no tiene absolutamente nada que ver con llevar «libertad y democracia» a Siria, lo mismo que la libertad y la democracia tampoco fueron los motivos de los ataques a Irak y Libia, ya que ninguno de ellos ha logrado ninguna «libertad ni democracia».

El ataque occidental contra Siria no tiene que ver con los derechos humanos, la justicia o alguna de las resonantes causas con las que Occidente oculta su criminalidad.

Los medios occidentales, y menos que nadie los «prenstitutos» estadounidenses, han preguntado nunca a Obama, Cameron u Hollande cuáles son sus verdaderas intenciones. Cuesta creer que algún periodista sea lo bastante estúpido o crédulo para creer que su agenda lleve «libertad y democracia» a Siria o castigue a Asad por utilizar supuestamente armas químicas contra matones asesinos que tratan de derrocar al Gobierno sirio.

Por cierto, la pregunta no recibiría respuesta si se formulase. Pero el acto de preguntar ayudaría a que el público comprendiera que hay más en juego de lo que se ve a primera vista. Originalmente, la excusa de las guerras de Washington fue mantener a los estadounidenses a salvo de los terroristas. Ahora Washington se esfuerza para entregar Siria a terroristas yihadistas ayudándoles a derrocar al Gobierno secular, no terrorista, de Asad. ¿Cuál es la agenda tras el apoyo de Washington al terrorismo?

Tal vez el propósito de las guerras sea radicalizar a los musulmanes y, al hacerlo, desestabilizar a Rusia e incluso a China. Rusia posee grandes poblaciones de musulmanes y tiene fronteras con países musulmanes. Incluso China tiene una cierta población musulmana. A medida que la radicalización propaga la discordia a los únicos dos países capaces de ser un obstáculo para la hegemonía mundial de Washington, EE.UU. puede contar con la propaganda de los medios occidentales y la gran cantidad de ONG que financia que se presentan como organizaciones de «derechos humanos», para demonizar a los Gobiernos ruso y chino por tomar medidas duras contra los «rebeldes».

Otra ventaja de la radicalización de los musulmanes es que conduce a antiguos países musulmanes a una agitación a largo plazo o guerras civiles, como es actualmente el caso en Irak y Libia, eliminando así cualquier poder estatal organizado que pueda obstruir los propósitos de Israel.

El Secretario de Estado Kerry se esfuerza, mediante el uso de sobornos y amenazas, para conseguir aceptación, si no apoyo, para el crimen de guerra que se prepara contra Siria.

Washington impulsa al mundo hacia la guerra nuclear más que durante los peores períodos de la Guerra Fría. Cuando Washington termine con Siria, el próximo objetivo será Irán. Rusia y China ya no podrán engañarse en el sentido de que exista algún sistema de derecho internacional o limitación de la criminalidad occidental. La agresión occidental ya obliga a ambos países a desarrollar sus fuerzas nucleares estratégicas y a limitar a las ONG financiadas por Occidente que se presentan como «organizaciones de derechos humanos», pero que en realidad son una quinta columna que Washington puede utilizar para destruir la legitimidad de los Gobiernos de Rusia y China.

Rusia y China han sido extremadamente descuidadas en sus tratos con EE.UU. Esencialmente, la oposición política rusa está financiada por Washington. Incluso están debilitando al Gobierno chino. Cuando una corporación estadounidense abre una compañía en China, crea un consejo de administración chino en el que coloca a parientes de autoridades políticas locales. Esos consejos crean un flujo de de pagos que influyen en las decisiones y lealtades de los miembros locales y regionales del partido. EE.UU. ha penetrado en las universidades chinas y en las actitudes intelectuales. La Universidad Rockefeller está activa en China, así como la filantropía Rockefeller. Se están creando voces disidentes que se oponen al Gobierno chino. Las demandas de «liberalización» pueden resucitar diferencias regionales y étnicas y debilitar la cohesión del Gobierno nacional.

Una vez que Rusia y China se den cuenta de que están desgarradas por quintas columnas estadounidenses, aisladas diplomáticamente y sobrepasadas en potencia de fuego, las armas nucleares se convertirán en la única garantía de su soberanía. Esto sugiere que la guerra nuclear puede acabar con la humanidad mucho antes de que sucumba por el calentamiento global o el aumento de las deudas nacionales.

ACTUALIZACIÓN

Los criminales de guerra de Washington y otras capitales occidentales están decididos a mantener su mentira de que el Gobierno sirio utilizó armas químicas. Tras fracasar en sus esfuerzos de intimidar a los inspectores químicos en Siria, Washington ha exigido que el Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon retire a los inspectores de armas químicas antes de que puedan evaluar la evidencia y hacer su informe. El Secretario General de la ONU resistió la presión de los criminales de guerra de Washington y rechazó su demanda.

Los Gobiernos de EE.UU. y del Reino Unido no han revelado ninguna parte de la «evidencia concluyente» que pretenden tener de que el Gobierno sirio utilizó armas químicas. Oyendo sus palabras, observando su lenguaje corporal y mirándoles los ojos, es obvio que John Kerry y sus títeres británicos y alemanes mienten descaradamente. Es una situación mucho más vergonzosa que las mentiras masivas que el ex Secretario de Estado Colin Powell presentó a las Naciones Unidas sobre las armas de destrucción masiva de Irak. Colin Powell afirma que fue engañado por la Casa Blanca y que no sabía que estaba mintiendo. Kerry y los títeres británicos, franceses y alemanes, saben perfectamente que están mintiendo.

La cara que Occidente presenta al mundo es la cara desvergonzada de un mentiroso.

Paul Craig Roberts fue editor de The Wall Street Journal y secretario asistente del Secretario del Tesoro estadounidense. Es autor de HOW THE ECONOMY WAS LOST , publicado por CounterPunch/AK Press. Su libro Economies in Collapse: The Failure of Globalism, se publicó en Europa en junio de 2012. Su último libro es The Failure of Laissez-Faire Capitalism.

Fuente: http://www.counterpunch.org/2013/08/27/another-western-war-crime-in-the-making/

rCR