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Entrevista al embajador de Palestina en Costa de Marfil, Abdal Karim Ewaida

«La masacre en Palestina es similar a las cometidas en África durante la colonización»

Fuentes: Rebelión [Foto: «Sabemos demasiado bien que nuestra libertad está incompleta sin la libertad del pueblo palestino» y en árabe se añade «Palestina no es un lienzo sobre el que pintar» (muro de separación entre Israel y Cisjordania, 2019) © Ziad-el-shuraf]

Traducido del Inglés para Rebelión por Jesica Safa

A pesar de una histórica solidaridad con la causa palestina forjada en las luchas anticoloniales, los Estados africanos luchan para hacer frente a la influencia israelí. El embajador de Palestina en Costa de Marfil, Abdal Karim Ewaida, analiza estas relaciones y celebra lo que define como el despertar del compromiso africano a favor de su país.

Mientras que Gaza sufre desde hace más de dieciocho meses una guerra genocida, se produce un cambio sutil en África: el de un despertar diplomático respecto a la causa palestina. En enero de 2024, como resultado de una demanda presentada por Sudáfrica, la Corte Internacional de Justicia (CIJ) reconoció la existencia de un genocidio en Gaza. Este compromiso es histórico, aunque no puso fin a la violencia israelí. Inmediatamente después la Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos adoptó una resolución condenando el «apartheid» israelí que responsabiliza a los Estados africanos.

Pero la solidaridad con Palestina sigue estando fragmentada. La comparten algunos países como Sudáfrica, Argelia, Namibia y Senegal. Camerún y Eritrea siguen negándose a reconocer al Estado de Palestina. A pesar de que Ruanda está marcado por el genocidio de los tutsis en 1994, sigue siendo un aliado de Tel Aviv. Marruecos continúa con su cooperación en materia de seguridad y tecnología, a pesar de las grandes manifestaciones contra la normalización de sus relaciones con Israel.

¿Cómo explicar estas disonancias? ¿Qué papel juegan los cálculos diplomáticos, las asociaciones de seguridad o la creciente influencia de las Iglesias evangélicas proisraelíes? ¿Qué puede hacer el continente por Palestina? Abdal Karim Ewaida, embajador de Palestina en Costa de Marfil, [embajador] no residente en Chad, Níger, Burkina Faso y República de Congo, responde a estas preguntas en una entrevista concedida a Áfrique XXI donde analiza las batallas políticas en el seno de la Unión Africana (UA) e insta al continente africano a transformar su memoria histórica en fuerza diplomática.

«Israel tiene una diplomacia paciente, metódica y opaca»

En 2020, Israel intentó obtener la condición de observador ante la UA. Esto desencadenó una intensa batalla diplomática que llevó a su exclusión en 2023. No fue la primera vez: Israel ha estado cortejando a la UA durante dos décadas. En su opinión, ¿qué revela esta secuencia?

Este intento no era inofensivo. Israel buscaba redefinir los equilibrios diplomáticos del continente a su favor apostando por las divisiones internas de la UA. Desde 2002 multiplica las gestiones para obtener un estatuto oficial que le permita influir desde dentro en las decisiones colectivas africanas. Esta ofensiva ha revelado una línea divisoria entre los Estados que privilegian las asociaciones estratégicas inmediatas, la seguridad, la agricultura y la tecnología, y aquellos que permanecen fieles a los principios fundadores de la UA: la autodeterminación, los derechos humanos y la solidaridad con los pueblos oprimidos.

Conceder a Israel este estatuto habría representado una ruptura simbólica importante: habría debilitado el compromiso colectivo de África con Palestina y socavado su credibilidad en la escena internacional. Afortunadamente, países como Sudáfrica, Argelia y Namibia se movilizaron para bloquearlo.

Pero esta negativa no puso fin a la estrategia de Israel. Esta estrategia continúa de otras formas más discretas: relaciones bilaterales reforzadas, especialmente con países influyentes como Etiopía (sede de la UA) y Kenia. Es una diplomacia paciente, metódica y opaca. A menos que se vea contrarrestada por una mayor presencia palestina, podría debilitar gradualmente el apoyo panafricano a nuestra causa.

¿Diría que Israel instrumentaliza las vulnerabilidades africanas para afianzar su influencia y debilitar el apoyo africano a Palestina?

La expansión de la presencia israelí en África se inscribe en una estrategia declarada: reforzar su influencia diplomática, construir alianzas estratégicas y redefinir los equilibrios regionales a su favor. Israel invierte en sectores clave (seguridad, agricultura, innovación) y esto responde a las necesidades inmediatas de muchos Estados africanos que se enfrentan al terrorismo, la inseguridad alimentaria o los desafíos climáticos. Varios gobiernos consideran esta cooperación una palanca de modernización.

En 2017 Benjamin Netanyahu se convirtió en el primer jefe de Estado no africano que se dirigió a la Comunidad Económica de los Estados del África Occidental (CEDEAO). Desde entonces se ha intensificado la interacción entre los dirigentes africanos y los israelíes. Pero detrás de esta cooperación técnica se esconde una estrategia política. Al fortalecer sus asociaciones económicas y militares, Israel también busca debilitar el apoyo africano a Palestina en los foros internacionales, especialmente en las Naciones Unidas. Se crean lógicas de dependencia y esto hace que algunas capitales sean reacias a realizar críticas por temor a perder apoyo o inversiones.

«Combatientes de la OLP se formaron en varios países de África»

También hay dinámicas ideológicas y religiosas detrás del apoyo a Israel en el continente. ¿Qué influencia tiene el auge del sionismo cristiano en la causa palestina en África?

El sionismo cristiano en África tiene sus raíces en la herencia de las misiones cristianas occidentales, que han dado forma a muchas comunidades evangélicas en todo el continente. Hoy en día muchas de estas Iglesias, influenciadas por redes estadounidenses, consideran el apoyo a Israel un deber religioso asociado al cumplimiento de profecías bíblicas. Esta visión contribuye a un fuerte dominio de los relatos proisraelíes, que con frecuencia ponen el sufrimiento palestino en segundo plano o incluso lo niegan por completo.

En algunos contextos esta influencia incluso alimenta una retórica abiertamente hostil a la población palestina. Pero es importante subrayar que el sionismo cristiano no representa a todas las voces religiosas africanas. Muchas organizaciones, intelectuales y líderes espirituales, sobre todo en África Occidental y Meridional, siguen apoyando activamente la causa palestina. Dicho esto, hacer frente al impacto cada vez mayor del sionismo cristiano requiere mucho más que declaraciones de principios. La sensibilización es crucial: integrar discursos sobre los derechos humanos, la historia colonial y la realidad sobre el terreno en los círculos de fe puede ayudar a desconstruir relatos sesgados y promover que la causa palestina se comprenda de una manera más equilibrada y empática.

Casi todos los países africanos, con excepción de Camerún y Eritrea, reconocen oficialmente el Estado de Palestina. ¿Se ha traducido este reconocimiento político en un verdadero apoyo?

En el caso de muchos países africanos la causa palestina no se considera un asunto ajeno, sino una prolongación natural de sus propias luchas por la libertad, la emancipación y la dignidad. Hay que recordar que el Estado de Palestina fue proclamado en 1988 en Argel, en suelo africano, lo cual está cargado de simbología. Mucho antes, en 1974, la Organización de Liberación de Palestina (OLP) obtuvo el estatuto de observador ante la Organización de la Unidad Africana (OUA), antecesora de la UA. Son gestos políticos cargados de sentido, que afirmaron una relación profunda y común a ambas historias. Sin embargo, este vínculo no se manifestó únicamente en los discursos, también adoptó una forma muy concreta sobre el terreno. Combatientes de la OLP se formaron en varios países africanos, como Argelia, Angola, Mozambique y Tanzania. Existía una solidaridad militar y revolucionaria entre los movimientos de liberación.

Los lazos entre la OLP y el Congreso Nacional Africano (ANC, por sus siglas en inglés) de Sudáfrica son un ejemplo emblemático: compartían redes, apoyos y estrategias de resistencia. Durante mucho tiempo la base de retaguardia de la OLP en Túnez fue también un importante punto de coordinación política y diplomática, que recibía regularmente a delegaciones africanas e internacionales.

Esta solidaridad se manifestó también en la escena internacional. En las décadas de 1970 y 1980 África desempeñó un papel clave en los principales foros multilaterales, ya fuera en las Naciones Unidas, dentro del Movimiento de Países No Alineados o dentro de la difunta OUA (Organización para la Unidad Africana), para defender los derechos de los palestinos y las palestinas a la soberanía y la autodeterminación. Es una alianza histórica forjada en las luchas comunes contra el colonialismo, el apartheid y la opresión sistémica.

Países como Sudáfrica, Namibia, Nigeria o Argelia mantienen hoy un firme compromiso con Palestina. Pero para preservar esta solidaridad, Palestina debe intensificar su presencia en el continente: diplomática, pero también cultural, económica, además de los vínculos humanos. El apoyo de las sociedades civiles africanas es esencial para contrarrestar la influencia israelí y reavivar un vínculo que históricamente se basaba en luchas comunes de liberación.

El reconocimiento diplomático ha sido mucho más que un simple símbolo. Se ha basado en profundos vínculos históricos, políticos y humanos. La verdadera pregunta hoy es cómo reavivar esa solidaridad en un mundo que ha cambiado profundamente.

«Un compromiso más concreto con los derechos humanos»

Otra señal fuerte vino de la UA. Después de más de dos décadas de relativo silencio, la Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos aprobó en 2024 una resolución que condena el «apartheid» israelí. ¿Marca esta toma de posición una nueva etapa?

Sí. La aprobación de la resolución 611 marca un punto de inflexión en el compromiso de la institución africana con la causa palestina, tras un período de relativa inacción interrumpido únicamente por comunicados de solidaridad.

Esta resolución revitaliza la participación africana en los debates sobre los derechos humanos en Palestina, pero África no puede conformarse solo con esto; este texto debe ser el punto de partida de un compromiso más concreto y mejor estructurado. Por ejemplo, el establecimiento de un mecanismo permanente de seguimiento sobre la situación en Palestina permitiría documentar sistemáticamente las violaciones, entre ellas las expulsiones forzadas, las agresiones militares, las detenciones arbitrarias, las restricciones de las libertades. Estos datos serían valiosos para las acciones diplomáticas y legales futuras.

La publicación de informes que incluyan testimonios y análisis jurídicos aumentaría la presión sobre los Estados africanos para que adopten posiciones claras sobre Palestina y sus vínculos con Israel. La Comisión también puede instar a los gobiernos africanos a transformar las resoluciones en acciones en el ámbito de la ayuda humanitaria o de la cooperación económica con Palestina.

Al mismo tiempo, una mejor colaboración entre las ONG africanas y palestinas implicadas en los derechos humanos permitiría consolidar estos compromisos. De hecho, estas voces desempeñaron un papel clave en la aprobación de la resolución 611. Por lo tanto, esta resolución es un paso adelante, pero debe desembocar en una defensa activa, unas políticas concretas y unas movilización sostenida.

La acción emprendida por Sudáfrica ante la Corte Internacional de Justicia contra Israel no ha permitido detener la guerra genocida en Gaza y Cisjordania. Más allá de la acción judicial, ¿que alcance tiene para los palestinos y palestinas?

Esta acción marca un viraje legal y político importante en la historia del Sur Global, ya que es un país africano el que reafirma la validez de la Convención para la Prevención del Genocidio (1948) y utiliza el derecho internacional como herramienta contra la impunidad israelí. El 26 de enero de 2024, a raíz de la acción de Sudáfrica, la CIJ dictó una orden en la que reconocía la validez de las acusaciones de genocidio y ordenaba a Israel adoptar medidas inmediatas para impedir cualquier acto genocida y facilitar el acceso de la ayuda humanitaria a la población palestina de Gaza. No se ha aplicado ninguna de estas medidas.

Al recurrir a la CIJ, Sudáfrica envía un claro mensaje al mundo: que la violencia sistemática y a gran escala contra la población palestina de Gaza no puede quedar impune. Otros países, en particular africanos, así como la UA, se han sumado desde entonces a esta iniciativa, lo que refuerza su legitimidad y demuestra un consenso internacional cada vez mayor sobre la necesidad de justicia.

Más allá de su dimensión legal, este procedimiento tiene un peso político considerable. Al obligar a la comunidad internacional a examinar legalmente las acciones de Israel, Sudáfrica y sus aliados contribuyen a ampliar la conciencia mundial ante la crisis que están teniendo lugar en Gaza. Esta iniciativa podría aumentar la presión sobre Israel e incentivar debates más profundos sobre los derechos humanos y la aplicación del derecho internacional humanitario. La adhesión de otros países a esta acción legal es testimonio de una solidaridad diplomática que va más allá de los discursos y se traduce en acciones concretas, como la creación del Grupo de La Haya, un grupo de Estados del Sur Global que apoyan la denuncia sudafricana.

Si la CIJ dictaminara a favor Sudáfrica, establecería un importante precedente que se podría utilizar en otros casos de violaciones graves de los derechos humanos y crímenes internacionales. Un veredicto de esta índole no solo afectaría a Israel, sino que también enviaría un fuerte mensaje a todos los Estados que ejercen una opresión sistemática.

«Atrocidades perpetradas en nombre de la misión civilizadora»

Ha mencionado la importancia de movilizar la memoria colectiva y las experiencias históricas comunes entre África y Palestina. ¿De qué forma las experiencias que viven los palestinos y palestinas son un eco de los crímenes coloniales sufridos por la población africana?

Las masacres cometidas en África por las antiguas potencias coloniales presentan fuertes similitudes con la situación actual en Palestina. En todo el continente se cometieron atrocidades en Namibia, Argelia, Congo y Camerún, por citar solo algunos casos, que se llevaron a cabo nombre de una misión civilizadora y se justificaron por medio de una ideología racista de deshumanización de los pueblos colonizados.

Esta lógica racista que pretende borrar la identidad de los pueblos originarios se encuentra en los discursos que legitiman la ocupación israelí, y niega al pueblo palestino su humanidad y sus aspiraciones. Las prácticas coloniales, como los desplazamientos forzados, las masacres y la destrucción de los medios de subsistencia, encuentran hoy un eco en los territorios palestinos, especialmente en Gaza y Cisjordania.

Otro paralelismo llamativo es la inacción internacional. Al igual que en los genocidios cometidos en África, la comunidad internacional está paralizada por los intereses geopolíticos de países que mantienen un clima de total impunidad.

A pesar de estos paralelismos históricos, algunos países africanos permanecen en silencio ante el genocidio en Palestina, en particular en Ruanda o en Camerún, el primero marcado por un genocidio y el otro por una guerra de liberación sangrienta. ¿Cómo explicar esta distancia?

Es una cuestión compleja. La renuencia de algunos países africanos a apoyar a Palestina no proviene necesariamente de un desacuerdo de fondo, sino más bien de prioridades políticas internas: estabilidad, desarrollo económico, seguridad nacional.

En algunos casos también es una cuestión de diplomacia estratégica. Estos Estados evitan adoptar posiciones internacionales consideradas sensibles, en particular para no comprometer sus relaciones con Israel o con socios occidentales influyentes. También hay que entender que algunas personas en el poder adoptan una postura de prudencia que justifican en nombre del «pragmatismo». A veces se prefiere el silencio a una toma de posición que se puede considerar arriesgada.

Dicho esto, esta prudencia institucional contrasta fuertemente con una opinión pública africana a menudo mucho más favorable a la causa palestina, una opinión pública marcada por relatos de colonización, resistencia y una fuerte identificación con el sufrimiento del pueblo palestino. Esta brecha entre los gobiernos y las poblaciones pone de relieve las tensiones que atraviesan hoy día la política exterior de varios países africanos: por un lado, los intereses de Estado y los equilibrios geopolíticos; por otro, una expectativa moral e histórica de coherencia. Y es en ese espacio donde también se juega la credibilidad del continente en el escenario internacional.

«Hay que enriquecer la solidaridad entre Palestina y África»

El campo mediático africano, al igual que el campo religioso, está hoy atravesado por relatos contrapuestos sobre Palestina. En su opinión, ¿los medios de comunicación africanos siguen permitiendo que se escuche la voz palestina?

Honestamente, la cobertura es muy desigual. En algunos países la cuestión de Palestina aparece con regularidad en los periódicos o en los debates televisados. Pero en otros no está presente. Esta disparidad se explica mediante varios factores: en primer lugar, el peso de las alianzas políticas y las presiones gubernamentales. Allí donde los gobiernos mantienen estrechos vínculos con Israel o sus aliados occidentales, los medios de comunicación tienden a autocensurarse. El simple hecho de abordar la cuestión palestina puede llegar a ser políticamente sensible, incluso arriesgado.

Muchos países africanos atraviesan grandes crisis, conflictos internos, inestabilidad económica, tensiones sociales. En este contexto, las redacciones [de los medios] priorizan naturalmente las emergencias locales. No es siempre una opción política. A veces se trata de cubrir lo que atrae la atención del público.

Pero también hay otro ángulo que a menudo se olvida: la propiedad de los medios y las influencias ideológicas. Algunos evitan tomar posición para no chocar con grupos políticos o religiosos influyentes. Otros, a menudo financiados desde el extranjero, adoptan relatos proisraelíes, a veces implícitamente.

Los medios de comunicación tienen un papel esencial que desempeñar. No basta con transmitir las noticias desde Gaza o Cisjordania durante los estallidos de violencia. Hay que ir más allá: producir periodismo de investigación, difundir testimonios en primera persona, analizar las raíces del conflicto y vincularlas a las experiencias africanas de colonialismo, resistencia y lucha por la dignidad. No se trata solamente de contrarrestar la influencia de Israel; se trata de enriquecer una solidaridad política, cultural y humana que siempre ha existido entre Palestina y África.

Texto original: https://afriquexxi.info/The-bloodbath-in-Palestine-are-similar-to-those-committed-during-colonisation

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.