Lo que sigue es una declaración de mi hija de 10 años, sobre lo que ocurrió en la escuela de enseñanza primaria Pine Grove el 21 de marzo de 2005, y mi preocupación por el incidente. Traducido para Rebelión por Germán Leyens
«Cuatro soldados llegaron a nuestra escuela el lunes 21 de marzo, vestidos de uniforme de camuflaje para hacer una presentación de diapositivas y hablar con los alumnos de los 1er, 2º, 3º, y 4º años. No nos dieron ningún papel para llevar a casa e informar a nuestros padres sobre lo que iba a ocurrir, para informarlos. Nuestro director, Mr. Papada envió correos electrónicos a los maestros sobre el asunto, la noche antes o la mañana en que llegaron los soldados y nuestra maestra nos lo anunció esa misma mañana en la clase. Le pregunté a la maestra, la Sra. Brown, si se me podía permitir que no participara en el programa y respondió simplemente: «no».
Los soldados comenzaron a gritar sus nombres. El apellido de uno era Smith, el del sargento era Kosack o Kojak, el apellido del tercero era Brown. Tiene un hijo llamado Austin en mi clase, y una hija llamada Casey que es más joven, los dos estaban presentes. Se me olvidó el nombre del cuarto soldado. Creo que todos ellos eran de Pine Grove porque uno de ellos dijo: «fue tan lindo volver a ver Pine Grove».
Uno de ellos, creo que fue Smith, dijo: «Cada vez que pensamos que ustedes no prestan atención o hablan demasiado fuerte, les diré: «den una palmada, den dos, o den tres, y ustedes lo harán». Creo que lo hacían para asegurarse de que estuviéramos escuchando lo que iban diciendo.
Nos dijeron lo bien que los trataba la gente en Irak y cómo llevaban comida y agua a los niños en sus tanques y camiones y cómo jugaban fútbol con ellos en el campo de juego. Nos hablaron de las MRE, comidas listas para comer, que tenían, y dijeron que comían pollo en todas las comidas, pero que tenía un gusto raro. Nos mostraron una presentación de diapositivas de humvees, tanques, camellos, botes del ejército, y un camión verdaderamente tan inmenso que un soldado que estaba de pie no era tan grande como el volante. Dijeron que incluso si estallaba una bomba cerca ni ellos ni el inmenso camión serían dañados porque estaban tan arriba y porque había tanto equipo en su interior.
Antes de la presentación pidieron que se levantara todo el que tuviera a un miembro de su familia en las fuerzas armadas. Yo lo hice, junto con algunos más. Un chico estaba a una persona de por medio a mi lado y otro estaba justo delante. Los soldados les dieron la mano a todos, pero pasaron sin detenerse delante de mí. Me pregunto por qué habrá sido.
Nos dijeron que las fuerzas armadas eran bastante divertidas, pero a veces duras. Luego nos dijeron que era decisión nuestra si queríamos alistarnos cuando creciéramos. Cuando nos mostraron las fotos de las armas que utilizaban, muchos niños dijeron: «cool» y el niño a mi lado dijo «cool, quiero una de esas». Era una imagen de un RPG (mi mamá dijo que eso significa una granada impulsada por un cohete). Comencé a sentirme mal del estómago, me vinieron lágrimas a los ojos, porque quería irme y vi a otro niño que avanzó y pidió que lo excusaran porque también se sentía mal, pero le dijeron que no se podía ir, así que yo tampoco pregunté.
Durante la mañana antes del programa, el director, Mr. Papada, le pidió a mi profesora de arte, la Sra. Schroeder, que hiciera un letrero diciendo: «Bienvenidos a nuestra escuela», con cintas amarillas. Antes de que se pasara a las preguntas, llamaron a la Sra. Schroeder para entregarle una tarjeta azul gigantesca que decía: «Gracias por hacer nuestro letrero y por pedir a los estudiantes que hicieran afiches». Nos hizo sentir especiales.
Estuvimos ahí entre media hora y una hora y pudimos hacer preguntas al final. Una de las preguntas fue: «¿Llevan siempre uniforme?» La respuesta fue: «Sí, sobre todo porque nunca sabes lo que va a suceder». Creo que se referían a posibles ataques.
Otra pregunta fue: «¿Tienen depósitos allá y se les permite ir?» Dijeron: «Sólo para las necesidades elementales». La próxima fue: «¿Cómo es andar en tanques y camiones?» Todo lo que dijeron fue: «Raro».
Dijeron, un par de veces, que las fuerzas armadas eran «cool» y que cuando creciéramos podíamos alistarnos si queríamos. Eso me preocupó un poco. Al final, los soldados nos hicieron un saludo y dijeron que nosotros teníamos que saludarlos, y lo hicimos.
Tenía miedo de contarle todo esto a mi mamá porque pensé que la gente descubriría que se lo había contado y se iba a enojar conmigo, y sacársela conmigo en la escuela, por experiencias pasadas. Realmente no quería ir al asunto porque no sabía lo que nos iban a mostrar sobre lo que ocurre en Irak y he visto otras imágenes de algunas cosas muy horribles que hemos hecho allá a la gente. No estaba segura si estaba bien o no que los soldados fueran a nuestra escuela, y por eso decidí contárselo a mi mamá. Hice un cartel para que los soldados vuelvan a casa porque nos dijeron en la escuela. Mi cartel tenía una foto de un fusil con un círculo rojo y una línea que lo atravesaba y debajo escribí «No más disparos». Mi mamá y yo conducimos por Pine Grove, miramos en McDonalds (tenían algunos carteles colgados allí), y busqué mi cartel… no lo mostraban en ninguno de los sitios que encontramos. Creo que ahora sé por qué. Me siento mejor ahora que le he contado a alguien sobre todo esto, y eso es todo.»
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Como madre, siento que a mi hija la sometieron a una táctica de reclutamiento que llegó tan lejos por debajo del radar moral que no pudo ser detectada a tiempo para detenerla. Una cosa es que haya reclutadores en nuestras universidad tratando que jóvenes de 16 años firmen un contrato para matar a otros seres humanos; algo completamente distinto es si enfocan a niños de la escuela primaria que todavía creen en el conejo de Pascua, dispuestos a tragarse lo de las armas «cool» que los militares te darán para acabar con la vida de otros. No puedo ser el único padre o madre en Pine Grove que objeta a esta conducta obscena e inmoral por parte de nuestros militares. Por favor ayúdenme a que esto sea conocido por otros que sienten de la misma manera, en esta zona y en todo el país.
Por la paz y la humanidad.
Alycia A. Barr