El año de 1993 representa en España el fondo del pozo de la crisis económica que venía azotando al país, entre otras cosas como colofón a las reformas económicas que se habían iniciado al de poco de finalizar lo que llamamos la «Transición» y que fueron llevadas a cabo mayoritariamente por el PSOE. A partir […]
El año de 1993 representa en España el fondo del pozo de la crisis económica que venía azotando al país, entre otras cosas como colofón a las reformas económicas que se habían iniciado al de poco de finalizar lo que llamamos la «Transición» y que fueron llevadas a cabo mayoritariamente por el PSOE. A partir de ahí, en teoría, se inicia una fase de expansión y crecimiento económico que ha durado unos trece o catorce años, en la que se ha acumulado un gran crecimiento económico en relación con el Producto Interior Bruto, se ha disparado el capital acumulado, etcétera.
¿Pero con qué nos encontramos si hacemos un análisis minucioso de la realidad social de España entre los años 1994 y 2007 (por lo tanto cierro el marco cronológico previamente al estallido de la actual crisis)? Pues con ni más ni menos con que los índices de desigualdad social y pobreza se han mantenido estables a lo largo de todo este periodo, es decir, con un índice de pobreza establecido alrededor del 20% de la población.
El umbral de la pobreza utilizado tanto por el Instituto Nacional de Estadística como por FOESSA es el mismo, es decir, su cuantía está fijada en 6,895 euros por persona al año. Es decir, y por poner un ejemplo práctico, para un matrimonio en el que sólo uno trabaja remuneradamente y tiene un hijo menor de catorce años se sitúa el umbral en los 882 euros mensuales (14 pagas, no las doce correspondientes a cada mes, ya que sino la cuantía mensual es menor). Con esos 882 euros de media mensual por año tiene que cubrir todos los gastos, y todos sabemos cómo está el nivel de vida en este país. Es difícil hacerse una idea de lo que se puede hacer con ese dinero teniendo en cuenta que hay que comer, vestir, pagar las tasas correspondientes, la vivienda, etcétera.
Por otra parte la pobreza extrema afectaría a entre el 2,6 % y el 4 % de la población.
Aporto a continuación los datos fundamentales del Informe FOESSA:
– A día de hoy hay grupos de población más vulnerables económicamente que a principios de los noventa como el caso de las personas mayores (Su tasa de pobreza supera la del media de la población).
– Redescubrimiento de la pobreza infantil (Uno de cada cuatro niños vive con rentas inferiores al umbral de la pobreza, y además es una de las medias más alta de la UE-25).
– Mayor tasa de pobreza entre las mujeres que entre los hombres, fundamentalmene debido a las características de nuestro mercado de trabajo.
– Los inmigrantes es uno de los colectivos con mayor riesgo de pobreza. Varias nacionalidades duplican la tasa de pobreza, en otros casos la triplican, y además aportan los mayores índices de privación en todos los sentidos.
– En cuanto a la desigualdad en el seno de las Comunidades Autónomas hay un grupo de ellas en las que ésta es inferior al resto: Navarra, País Vasco, Murcia y Castilla la Mancha. En el lado de las Autonomías que superan la media nacional de desigualdad social están Andalucía, Canarias, Cantabria y Madrid. En conjunto los mayores índices de desigualdad los aportan Ceuta, Melilla, Canarias, Extremadura, Andalucía y Madrid -en menor medida que las anteriores esta última-, y en el extremo opuesto están La Rioja, País Vasco, Baleares y Navarra.
– Pobreza integrada ( Sectores integrados socialmente pero con ingresos por debajo del umbral de la pobreza): 12,2 % de los hogares.
– Excluidos «con dinero»: 9,8 % de los hogares (Por encima del umbral de la pobreza pero con problemas de integración social).
– Excluidos pobres: 7,2 % de los hogares. De ellos la mitad, alrededor del medio millón de hogares, se encontrarían en pobreza extrema y exclusión social.
Este es sencillamente el cuadro del capitalismo español,con un recorrido político marcado tanto por Gobiernos del PSOE como del PP, es decir, la derecha económica representante en nuestro país de los sectores oligárquicos.
En base a estos datos sólo se puede concluir que lo primordial es articular un movimiento político y social de izquierda anticapitalista que luche contra las políticas que se ven traducidas en la situación descrita (las legisle quien las legisle).
Salud y República.