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Entrevista a Pedro Escobar, coordinador regional de Izquierda Unida de Extremadura

«La refundación de IU es necesaria para encontrar salidas justas y solidarias a la crisis»

Fuentes: Rebelión

A pocos días de la celebración de la XI Asamblea Regional de Izquierda Unida de Extremadura, llamamos a la puerta de Pedro Escobar, coordinador regional de la coalición, para conversar con él sobre la situación económica, social y política extremeña, sobre la historia reciente de la organización política a la que representa en la región, […]

A pocos días de la celebración de la XI Asamblea Regional de Izquierda Unida de Extremadura, llamamos a la puerta de Pedro Escobar, coordinador regional de la coalición, para conversar con él sobre la situación económica, social y política extremeña, sobre la historia reciente de la organización política a la que representa en la región, y sobre el proyecto que defenderá como candidato, en la cita del próximo día 25 de octubre en Mérida, para revalidar la confianza de los militantes de IU-Extremadura.

– En primer lugar, quiero agradecerte que, en pleno ajetreo precongresual, hayas atendido tan prontamente la invitación a mantener esta conversación. Empecemos por poner en contexto al lector o lectora más alejados de la realidad extremeña, una realidad que en general recibe una atención escasa, pobre y sesgada en los grandes medios de comunicación. Cuadrante suroeste de la Península Ibérica, Reino de España, frontera con Portugal, 41.000 kilómetros cuadrados, 1.100.000 almas, 383 municipios, población predominantemente (aunque cada vez menos) rural, sistema económico con una persistente base primaria, una débil industria y un emergente sector servicios, fuertemente subsidiada por el Estado y por la UE y sin embargo víctima de un estremecedor 20% de paro y subiendo (110.000 personas, de las que 35.000 ya han extinguido sus prestaciones contributivas), de unos niveles de precariedad laboral y renta salarial severamente desfavorables respecto a la media estatal y europea, de una altísima tasa de mortalidad empresarial… Extrema Dorii para el filólogo, pero también Extrema y dura para el poeta… Le pido, todavía no al coordinador regional de IU ni al candidato a revalidar el cargo, sino al ciudadano extremeño y de izquierdas Pedro Escobar, que en unas pocas líneas le explique al compañero catalán o canario, a la compañera vasca o andaluza, ¿qué está pasando hoy, en este plano económico y laboral, en Extremadura? ¿Cómo es hoy la Extremadura social a ras de suelo de la crisis?

– A ras de suelo la situación de Extremadura es difícil. En esta región, que tú has descrito muy bien para situar al lector, no podía ser de otra manera. Somos campeones en salarios bajos, en desempleo, en precariedad laboral y en temporalidad. Extremadura es una región de grandes contrastes y paradojas. Es rica en agua, en sol y en tierra, y sin embargo es una «tierra de hombres sin tierra», porque la propiedad de la tierra tiene una estructura propia del siglo XIX. El latifundismo no es un recuerdo histórico, medieval, aquí el latifundio sigue gozando de muy buena salud. Extremadura sigue siendo el paraíso de las grandes fincas dedicadas a agricultura y/o ganadería extensiva, que apenas producen empleo, porque con la modernización agropecuaria, el campesinado como clase, prácticamente, ha desaparecido.

Por lo tanto, no peco de pesimismo si te digo que Extremadura no ofrece perspectivas atrayentes a los jóvenes, ni siquiera para los mas preparados. Muchos, muchísimos jóvenes titulados universitarios tiene que emigrar buscando su oportunidad en otras tierras. Y lo mismo te diría de las mujeres, para las que Extremadura es una tierra de pocas oportunidades. Tampoco ha sido una región atractiva para los inmigrantes, motivo por el que tenemos una de las tasas de inmigración mas bajas de toda España. Lo que ocurre es que esta situación de estancamiento histórico y crisis permanente casi forma parte de la idiosincrasia extremeña. Como siempre ha sido así, hay ciertos rasgos de resignación y fatalismo en la psicología colectiva de los extremeños, lo que explica perfectamente que, habiendo como hay una serie de condicionantes muy negativos, paradójicamente no exista una atmósfera de contestación, de reivindicación y de lucha para salir del estancamiento.

– Existe otra cuestión de fondo, ante la que es inevitable detenerse si se pretende debatir en profundidad la realidad extremeña: las idiosincráticas y persistentes singularidades del sistema político extremeño. En Extremadura existe una democracia aparentemente tan avanzada y consolidada como la de cualquier otro territorio de la Unión Europea. Pero palabras como «caciquismo» o «clientelismo» (también otras más populares como «mamandurria» o «pesebre») son una constante del discurso de la izquierda social y política extremeña, y lemas como «Extremadura es una dictadura» se han vuelto habituales en muchas de sus manifestaciones. El Partido Socialista gobierna ininterrumpidamente desde las elecciones pre-autonómicas de 1981 y, aunque su hegemonía en los núcleos urbanos parece estar en declive, la que mantiene entre la mayoritaria población rural de la región sigue garantizándole una holgada mayoría en la Asamblea de Extremadura, que ha permitido a Guillermo Fernández Vara suceder con comodidad en 2007 a Juan Carlos Rodríguez Ibarra en la presidencia regional. ¿Qué papel juegan en el sistema social y político extremeño las estructuras clientelares sedimentadas a lo largo de estas casi tres décadas de gobiernos socialistas? ¿Hasta qué punto puede afirmarse que estas estructuras clientelares provocan una anomalía o un distanciamiento sustancial de la democracia extremeña respecto a los estándares de su entorno geográfico y político? ¿Existe, en suma, algo así como un «régimen extremeño»?

En buena medida, tu segunda pregunta es la continuación lógica de mi respuesta anterior, porque es esa situación de monolitismo político la que explica la, digamos, «pasividad extremeña», y la entrega incondicional de los extremeños en los brazos electorales del PSOE. El «sueño» de muchos extremeños y extremeñas es conseguir una plaza para trabajar en la Junta de Extremadura, enrolarse en el ejército o ingresar en los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. La inmensa legión de desposeídos que no tienen tierras ni patrimonio aspiran a la seguridad confortable de la función pública. No pueden soñar con entrar a trabajar en tal o cual fábrica porque, sencillamente, esas fábricas no existen. De hecho el primer empleador de la región, en una situación de monopolio abrumador, es la Junta de Extremadura, y es perfectamente visible y vox pópuli en todos los pueblos que los miembros del Partido Socialista y sus allegados encuentran empleo en las instituciones públicas «con mayor facilidad» que los no afines.

Este monolitismo político sin alternancia ha creado efectivamente unas redes clientelares y de dependencias que han llegado a dar a algunos los datos suficientes para hablar del «régimen extremeño», o lo que nosotros en nuestros documentos llamamos «modelo extremeño», caracterizado por el neocaciquismo. En este nuevo tipo de caciquismo ya no es el terrateniente el que controla la vida local, sino los alcaldes eternos, diputados y demás cargos políticos de los que dependen empleos, subvenciones, inversiones… El ejercicio del poder de forma absoluta y continuada por parte de un partido, como ha sucedido con el PSOE en Extremadura, produce esa red de dependencias y agradecimientos que frena el desarrollo político y social de una región.

Extremadura, por voluntad propia, por inercia, por conservadurismo, por miedo al cambio, por aquello del «más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer», viene reiteradamente dando la mayoría en las urnas a los socialistas. Sobre todo en los pueblos, donde la dependencia y el control que ejercen los alcaldes es mucho mas fuerte. En las grandes ciudades, donde el voto goza de un mayor anonimato, la presión del neocaciquismo institucional se diluye. Y por eso, aunque aún no peligra la hegemonía del PSOE a escala regional, en las pasadas elecciones europeas el PP ganó en los 17 núcleos de población mas importantes de la región.

– Retornemos ahora a la coyuntura más inmediata. Al presidente Fernández Vara le ha tocado en suerte pilotar la respuesta de la Junta de Extremadura al impacto de la crisis económica global en la región. Una crisis exógena, pero que amenaza con colapsar una estructura económica regional llena de debilidades y contradicciones preexistentes, perfectamente descritas en las últimas décadas por expertos del prestigio y la solvencia de Santiago Zapata o José Manuel Naredo. Y todo ello, en un momento en que peligra un modelo de financiación autonómica fuertemente dependiente de las transferencias exteriores, debido al nuevo reparto de los fondos de cohesión en la UE ampliada al Este, y ante la exigencia de otros territorios del Estado español de revisar las balanzas fiscales ínter-territoriales. Fernández Vara ha promovido ya varios paquetes de medidas anti-crisis de distinto calado presupuestario, ¿con qué éxito y con qué orientación, en tu opinión? ¿Está siendo eficaz el gobierno extremeño ante la crisis? ¿Está siendo de izquierdas? ¿Qué medidas esenciales se está dejando, en tu opinión, Fernández Vara en el tintero?

– Ya que citas a Zapata y a Naredo, creo que no deberías olvidarte de Mario Gaviria, que junto a Naredo fue el padre de Extremadura Saqueada, texto de referencia imprescindible para entender nuestra región.

Respecto a las llamadas «medidas anticrisis» que se han impulsado desde el gobierno autonómico, creo que son un simple apéndice de los «planes anticrisis» puestos en marcha por Rodríguez Zapatero a escala estatal. Creo que han sido 14 o 15 planes, lo que indica que se le llama Plan a cualquier cosa: planes muy poco planificados, de muy corto alcance y que a veces han incluido medidas contradictorias.

De todas formas, para valorar la citadas medidas anticrisis, creo que es necesario incidir sobre el origen de la misma, su lenta incubación en los últimos lustros de neoliberalismo extremo, que ha dejado toda la iniciativa económica en manos del mercado como nuevo Dios todopoderoso, dejando a los estados sin recursos para incidir en la vida económica de los respectivos países. Hay por lo tanto unas causas globales y externas, que afectan, como no podía ser de otra forma, a España. Pero además, como Spain is different, tenemos nuestros propios vicios, léase burbuja inmobiliaria o especulación urbanística, de tal modo que nuestra crisis no se manifiesta como en Francia o Alemania. Analistas de sólido prestigio han afirmado que España habría entrado igualmente en crisis sin la quiebra de Lehman Brothers y todo lo que ha venido después, y creo que tienen toda la razón. Así que no podemos esperar que en unos meses se pueda cambiar un modelo económico, ni que en poco tiempo desaparezcan los efectos de dicho modelo.

Dicho esto, en la situación que estamos, sería necesario combinar las medidas digamos «paliativas», que calmen los dolores más agudos y amortigüen los devastadores efectos de la crisis, con aquellas otras medidas de fondo que nos encaminen al cambio de modelo productivo.

Hasta ahora, sólo se han aplicado medidas paliativas (los famosos 400 euros de deducción del IRPF, las obras públicas del Plan E, los 420 euros de subsidio para una parte de los trabajadores que han agotado sus prestaciones…), que siempre serán bien recibidas porque algo siempre es mejor que nada. Pero no nos engañemos, son medidas que sólo ayudan a soportar la crisis, no a superarla. Las medidas paliativas son por naturaleza puntuales y transitorias, no son la solución. Si por una u otra causa se destruye el empleo, entonces hay que garantizar la protección social suficiente. Pero lo que quieren los trabajadores no es recibir un subsidio, lo que quieren es trabajar.

Esas otras medidas que tienden a cambiar el modelo productivo todavía no se están aplicando. La primera sería introducir elementos de planificación económica, definiendo cuáles son los sectores prioritarios y cuáles no. Esto quiere decir intervencionismo democrático, frente al actual absentismo de los poderes públicos en la vida económica. Es necesario intervenir, regular el mercado, ponerle reglas. El ejemplo de los mercados agrícolas es clarificador. Desde el productor al consumidor, el precio de los productos se incrementan entre el 500 y el 800%. Ahí el Estado debe intervenir. También el desorden urbanístico y el reventón de la burbuja inmobiliaria son el resultado de la falta de planificación e intervención públicas. Por otro lado, para reactivar la economía se necesitan crédito y liquidez, y eso sólo es posible si hay un sector de banca pública que aplique criterios sociales y no especulativos. Pero la banca no se toca.

En fin, que las medidas que, a medio y largo plazo, eliminarían las causas de la crisis, permanecen hasta ahora inéditas, no se ha aplicado ninguna. Para mí, esa es la prueba del algodón para calificar de izquierdas o no de izquierdas una acción política. Llámese como se llame el partido que las aplique. No basta con tener la S de socialista y la O de obrero en las siglas. Y es evidente que la Junta de Extremadura gobernada por el PSOE extremeño no está aplicando políticas de izquierda. Como tampoco lo está haciendo el señor Rodríguez Zapatero. Y en cuanto a la eficacia de unos y de otros, el número de parados, los datos continuados de destrucción de empleo, de retracción de la economía… hablan por sí mismos.

– No puedo dejar de preguntarte, en tanto que representante de una organización política que se identifica activamente con los intereses de la clase trabajadora, y también como trabajador extremeño sindicado, ¿qué papel están jugando los sindicatos extremeños en esta situación de crisis? ¿Están siendo adecuados y suficientes los posicionamientos sindicales ante las gravísimas fallas que la crisis está abriendo en la estructura laboral y social extremeña? Y, para completar el reparto del drama de la crisis, ¿qué posiciones están adoptando la patronal y los grandes empresarios extremeños? ¿Es hoy posible, y en qué términos, en esta coyuntura crítica, un diálogo social fructífero para la clase trabajadora y la economía extremeñas?

– El papel que están jugando los sindicatos es uno de los temas centrales del debate en estos tiempos. Desde mi punto de vista, están en una encrucijada muy difícil. Los sindicatos son la primera trinchera que defiende a los trabajadores, eso lo tengo claro, y entiendo que los sindicatos están haciendo lo que ellos interpretan que es lo mejor en estas circunstancias. No obstante, desde el respeto a la soberanía sindical para decidir y actuar, creo que su actitud es insuficiente en el terreno de la explicación a los trabajadores de las causas de la crisis y de las medidas que deberían tomarse. Me parece muy bien que pongan el acento en lo cotidiano, en la defensa del empleo, en la protección social necesaria… Pero a veces los árboles de lo inmediato (despidos, ERE’s, convenios.. ) no les deja ver el bosque de la crisis, para mirar más lejos y atacar también las causas profundas y últimas que la provocan.

También creo que, a veces, actúan con demasiada cautela, para no presionar a los gobiernos de Rodríguez Zapatero o de Fernández Vara y para evitar ser utilizados como ariete desde la derecha contra el PSOE. Aunque es verdad que también se les reclama desde sectores de la izquierda, no olvidemos que hoy quien más jalea a los sindicatos para que convoquen la tan traída y llevada huelga general son cadenas de televisión como Antena 3 o Intereconomía, y periódicos como La Razón, ABC o El Mundo. Pero no se trata sólo de huelga general sí o huelga general no. Es una cuestión de equilibrio, de no renunciar a su papel, y yo echo de menos una actitud más exigente frente a las medidas económicas y fiscales que está tomando el señor Rodríguez Zapatero, que está muy tranquilo porque sabe que desde ese lado no le va a venir presión. Y quizás por eso las medidas que está aplicando este gobierno son tan tímidas y de tan poco contenido.

Espero que el exceso de prudencia no erosione la credibilidad de los sindicatos, pero ya estamos muy cerca de que eso ocurra. ¿O es que no hay motivos suficientes para alguna movilización de ámbito estatal, además de las jornadas mundiales o europeas por el empleo decente o contra de la jornada de 65 horas? Yo creo que sí.

En cuanto al diálogo social, lo veo complicado porque eso sólo es posible cuando las dos partes pueden ganar algo. Los trabajadores ya están muy debilitados; ya es bastante fácil y barato despedir, el mercado laboral español es uno de los mas flexibles de Europa y a los trabajadores ya no se les puede apretar más las clavijas. Sin embargo, los empresarios siguen apretando, y aprovechan la crisis para hacer recortes de plantillas, despidos injustificados… porque son insaciables. La políticas de izquierda no pasan ni por la reforma del mercado laboral, ni por la flexiseguridad… Y es inquietante que haya voces muy cercanas al PSOE que estén defendiendo medidas de ese tipo, en lugar de promover políticas públicas activas de empleo para contrarrestar el retraimiento de la inversión privada.

– Asumiste la coordinación regional en 2007, tras unas elecciones autonómicas que desalojaron a la coalición de la Asamblea y provocaron la dimisión de tu antecesor Víctor Casco. Dentro de unos días presentarás en tu informe político a la militancia extremeña un balance de este período, que la coalición ha debido recorrer en una situación material y organizativa evidentemente difícil. Las elecciones europeas de junio, en las que las IU extremeña y estatal mantuvieron sus posiciones a pesar de la fuerte abstención, parecen dibujar, aún sin haber colmado el 100% de las expectativas, un primer y esperanzador repunte en esta histórica tendencia descendente. Pero esta dirección también deja algunas anotaciones en la columna del «debe». Empecemos por el aspecto más espinoso: la conflictiva vida interna de IU-Extremadura. Es de dominio público que desde hace años un sector del Partido Comunista de Extremadura mantiene una posición de abierta ruptura con las sucesivas direcciones regionales de IU, en una inacabable batalla de posiciones que ha supuesto un constante desgaste interno y una importante sangría en la militancia, el voto y la representación institucional. Desde la experiencia y el punto de vista del coordinador regional, ¿qué sustenta realmente la persistencia de esta realidad interna tan conflictiva? ¿Qué pasos se han dado desde la actual dirección con vistas a superar este conflicto, durante estos dos años y ahora en este período pre-congresual? ¿En qué situación y con qué expectativas se llega en este aspecto a la XI Asamblea?

– Efectivamente, asumí la coordinación regional de Izquierda Unida en un momento difícil, tras una derrota electoral que, debo recordar, no fue debida sólo a la crisis interna de la organización, sino también a una ley electoral injusta que impone un filtro excesivo, el del 5%, para acceder a la Asamblea. El parlamento extremeño tiene 65 escaños, con lo cual, en un sistema proporcional directo, bastaría el 1’54% de los votos para acceder a un escaño. Al PSOE le costó cada diputado autonómico 9.700 votos y al PP, 10.000 votos. Izquierda Unida tuvo en 2007 casi 30.000 votos, el 4’68%, pero obtuvo cero diputados porque no superó ese filtro del 5%. Esto debe saberse, porque se habla de desastre de IU, pero en estas condiciones, ¿no debería también hablarse de la injusticia sufrida por IU y sus electores?

Y sí, realmente estamos en una situación material extrema. Baste decir que en Extremadura no tenemos ni un sólo liberado en la organización para el trabajo político. Todos los miembros de la dirección extremeña, tanto del Consejo Político Regional como de la Presidencia, compatibilizan su actividad profesional con la militancia política. Así que aquí no hay dirigentes, cuadros y militantes, todos somos militantes. Pero aún así, creo modestamente que hemos mantenido el pabellón erguido. Concurrimos a las elecciones generales de 2008 y, sobre 17 comunidades autónomas, Extremadura quedó en un honroso octavo lugar en porcentaje de voto confiado a IU. Y en las recientes europeas de junio de 2009, en las que después de 15 años IU conseguía por fin mantener un resultado electoral, IU-Extremadura fue una de las siete federaciones regionales que creció en número absoluto de votos. Sólo son pequeños resultados, que no bastan para contentarnos, pero suponen un alivio y nos dan ánimos para seguir aguantando y trabajando.

Por otro lado, la situación organizativa es mucho mejor, ha aumentado la afiliación y la participación, creo que han vuelto la ilusión y la confianza en que podemos recuperar nuestro espacio, modesto sin duda, pero efectivo, en el parlamento extremeño. Al fin y al cabo, somos la tercera fuerza política a nivel estatal y regional en número de votos. Estoy convencido de que volveremos a la Asamblea de Extremadura. Y en este sentido, espero que esta XI Asamblea de IU-Extremadura sea un paso más en nuestro avance.

En cuanto al conflicto interno que afloró en 2006, todavía no está cerrado, pero por lo menos no se ha agravado. Digamos que se mantienen posiciones, y que, como diríamos si se tratase de un problema familiar, «al menos nos dirigimos la palabra». Hay cuestiones de identidad, aspectos organizativos, de discurso político… que con el diálogo y el debate confío en que terminaremos por resolver.

En el ámbito estatal, Izquierda Unida está inmersa, desde la pasada Asamblea que eligió a Cayo Lara como coordinador, en un proceso de Refundación que pretende no sólo reagrupar a las distintas sensibilidades de IU, sino también abrirse a otros colectivos y grupos que se oponen al liberalismo como modelo económico y social, y que trabajan por una alternativa social, económica y ambientalmente sostenible. En este proceso de Refundación, a tumba abierta, sin restricciones, esperamos reencontrarnos con los compañeros que han estado siempre en la misma organización y que en los últimos años han estado cada uno por un lado y a veces enfrentados. Por naturaleza, yo soy optimista, pero en este caso, además, la Refundación es una necesidad para encontrar salidas solidarias y justas a la crisis, y para romper de una vez con este bipartidismo tan nefasto para Extremadura.

– Efectivamente, IU se halla inmersa a escala estatal en un proceso de refundación que debería cristalizar en primavera con una importante apuesta de la coalición con vistas al ciclo electoral 2011-2012. Todo proceso de refundación de esta naturaleza tiene una fuerte e inevitable componente de autocrítica. En ese sentido y en términos generales, ¿cuáles han sido en tu opinión los principales errores e insuficiencias de IU a lo largo del prolongado trayecto descendente que sólo ahora parece empezar a corregirse? ¿En qué crees que deben ser nuevas y diferentes la Izquierda Unida extremeña después de esta XI Asamblea, y la Izquierda Unida estatal cuando culmine su refundación en primavera de 2010?

– A este respecto, ya he adelantado parcialmente mi opinión en la respuesta anterior. Está claro que un proceso de esas características nace de una autocrítica profunda. Cuando los resultados electorales son tan malos, algo habremos hecho mal. Puede ser que las propuestas no conecten con lo que más preocupa a los ciudadanos, puede ser que nuestra forma de comunicarnos sea mala y no consigamos llegar al electorado, puede ser que hayamos gestionado mal nuestra pluralidad y las diferencias, además de salir a la superficie, oculten los contenidos mas positivos de nuestro programa… Por ejemplo, las leyes sociales mas avanzadas de este país, como las leyes de Dependencia y de Igualdad, o la reforma legal que permite los matrimonios entre personas del mismo sexo, eran propuestas de IU que asumió el PSOE y salieron adelante con los votos de IU. Sin embargo, han quedado para la historia como «leyes de Zapatero».

Nuestros errores serán una mezcla de todas esas cosas y de otras que me quedo atrás… Pero sin olvidar lo que he mencionado antes sobre la ley electoral, que por sus perversidades, hace que un millón de votos de IU valgan dos diputados y que por ejemplo el PNV, con 330.000 votos, tenga cuatro diputados.

Volviendo a la Refundación, se trata de un proceso muy abierto, y no descartamos que al final del mismo nazca otra fuerza política, que a lo mejor no se llama Izquierda Unida. De todas formas, para nosotros siempre será difícil escapar a la bipolarización PSOE-PP y de la presión del llamado «voto útil», porque el PSOE siempre mete miedo con el PP, «¡que viene la derecha, que viene la derecha!». Y casi siempre les sale bien… ¡como si ellos fueran la izquierda!

– Un asunto que en los últimos meses ha cobrado protagonismo en la esfera pública extremeña ha sido la política de pactos de Izquierda Unida en los Ayuntamientos de la región. IU y PSOE no han conseguido mantener su acuerdo de gobierno en el Ayuntamiento de Cáceres, consumándose en las últimas semanas del pasado curso una brusca y ruidosa ruptura que ha devuelto a IU a la oposición municipal y ha dejado al PSOE gobernando en una frágil minoría. Reiteradamente mostraste tu respaldo a las posiciones de la agrupación local cacereña y del concejal Santiago Pavón en aquellas semanas, en las que se frustró el gobierno de coalición de izquierdas más significativo de la región y en las que la tensión dialéctica entre PSOE e IU se elevó a cotas inhabituales… ¿Qué ha sucedido en el Ayuntamiento de Cáceres, y qué impide que PSOE e IU puedan gobernar juntas la segunda ciudad de la región?

– Los pactos PSOE-IU, y antes de que existiera IU los pactos PSOE-PCE, no son ninguna novedad. Vienen de muy atrás y parten de la premisa de que puede haber mayor proximidad entre PSOE e IU que, obviamente, entre IU y el PP. Son unos pactos de los que se ha beneficiado el PSOE mucho más que nosotros en cuanto a número de alcaldes, algo que por cierto el PSOE olvida con demasiada facilidad.

Desde las primeras elecciones municipales de 1977 ha habido miles de alcaldes socialistas que lo han sido gracias a la coalición primero con el PCE y luego con IU. Algunos de ellos, alcaldes míticos como don Enrique Tierno Galván. Esto ha funcionado como una regla casi fija, aunque hayamos salido arañados más de una vez. En Cáceres, después de varias legislaturas gobernadas por el PP, el resultado de las últimas elecciones, muy ajustado, daba la posibilidad de un cambio de color político en ese Ayuntamiento. Y hubo pacto para hacer políticas de progreso, menos privatizadoras, más beligerantes frente a la especulación del suelo y el urbanismo agresivo. Pero el PSOE no ha aguantado un socio minoritario pero exigente en esas cuestiones, y unilateralmente ha roto este pacto. El PSOE se equivoca si cree que le vamos a apoyar para hacer las mismas cosas que hacía el PP. Los hechos nos han dado la razón. Recientemente las modificaciones del PGM, la ubicación de El Corte Inglés o la concesión del Servicio Municipal de Aguas, que se mantendrá en manos privadas, han salido adelante con el apoyo conjunto del PSOE y PP. Es evidente que, para hacer estas políticas de derechas, IU estorbaba. No nos importa, aunque en el efecto mediático quedemos como «los malos».

En cuanto al hecho de que yo haya apoyado pública y reiteradamente a los compañeros de Cáceres, me parece lo más normal. Yo confío plenamente en mis compañeros, no sólo de Cáceres, sino de cualquier asamblea local, porque son los que mejor conocen la realidad de su municipio y pueden interpretar lo qué es lo mejor para sus ciudadanos.

– Otra de las fracturas insalvables que marcan distancias entre el PSOE e IU en la región es la política medioambiental de la Junta de Extremadura. La movilización ciudadana parece estar ganando la batalla al Grupo Gallardo y sus apoyos políticos en la cuestión de la refinería petrolera de Tierra de Barros, pero la central nuclear de Almaraz camina hacia una renovación sustancial de su plazo de explotación, siguen ahí los proyectos de centrales térmicas, se están realizando numerosos sondeos de minería de uranio, persiste el expolio urbanístico del territorio… Y la crisis económica parece estar otorgando un aún mayor empuje a esta ofensiva depredadora del medio natural, en aras de la imperiosa necesidad de crear empleo y renta… Izquierda Unida está presente en todas esas luchas medioambientales, pero, ¿cuál es la alternativa de desarrollo que propone IU para Extremadura? ¿En qué punto crees que deben encontrar su equilibrio las necesidades de la preservación ambiental y las necesidades de la actividad económica en nuestra región?

– La política medioambiental de la Junta de Extremadura es la que revela de manera mas llamativa la esquizofrenia programática e ideológica del PSOE en la región. Estamos cansados de escuchar a Rodríguez Zapatero mensajes de tipo ecologista y ambientalista (ahora habla incluso de una Ley de Economía Sostenible), de cambio de modelo productivo… y luego en Extremadura hacen la política ecológicamente mas agresiva que se pueda imaginar. Extremadura ha sido receptora de todas las industrias sospechosas y polémicas que difícilmente se aceptarían en otra región: cementera, siderúrgica, refinería de petróleo, térmicas, prolongación de la vida útil de Almaraz… Los límites de emisiones de CO2 o el Protocolo de Kyoto son para el PSOE mera verborrea para condimentar las campañas electorales y acallar a los grupos ecologistas. Pero la realidad va por otro sitio, y lo hacen de la manera más descarada, chantajeando a la sociedad extremeña con el argumento del empleo y el subdesarrollo. Es una batalla muy difícil porque hacen creer a la gente que no hay otras alternativas, y aquí entro en la segunda parte de tu pregunta. Nosotros creemos que Extremadura se desarrollará a partir de sus recursos naturales, de agua, sol y tierra en abundancia, o sea, de la ganadería autóctona y la agricultura, tanto intensiva en las zonas de riego, como de las nuevas formas de agricultura ecológica, de la agroindustria en el más amplio sentido del término, del turismo de descanso y naturalista, de las energías renovables (solar, eólica, biogás, biodiesel…) y de otro tipo de industrias de transformación que pudieran ubicarse en Extremadura y que hay que saber atraer. Pero para ello sería necesario que el gobierno extremeño pilotara realmente los destinos de nuestra comunidad, y no fuera, como hoy es, un mero comparsa al pairo de lo que el mercado y los incentivos de rentabilidad traigan a Extremadura. Dejar Extremadura en manos y mentes «liberales» es condenarnos a la despoblación paulatina y casi al desierto económico.

– Este curso político extremeño viene señalado por una cita importante como es la reforma de nuestro Estatuto de Autonomía. Izquierda Unida, ausente de la la Asamblea esta legislatura, no ha participado en su redacción, que ha sido resuelta por PSOE y PP sin las tensiones que se han registrado en otras CCAA, y en un ambiente de completo desinterés ciudadano, del todo distinto al vibrante periodo de elaboración de nuestro primer y todavía vigente Estatuto. En cualquier caso, IU no se ha mostrado especialmente beligerante en este asunto, como tampoco lo han hecho ni los sindicatos ni los movimientos sociales extremeños… Ante estas evidencias, cabe preguntarse, ¿tiene esta reforma estatutaria alguna trascendencia efectiva, o sus redactores la han reducido a un mero acto protocolario y administrativo sin contenido político real, que no interesa a casi nadie puertas afuera de la Asamblea bipartidista?

– No, no hemos hecho ni gran crítica ni tampoco apoyo expreso del nuevo Estatuto, porque el texto no es lo más importante. No es tan nuevo porque conserva el cuerpo central de derechos, deberes, transferencias… Es más breve, actualiza la redacción, añade cosas obvias para reconocer mejor la realidad extremeña 25 años después del primer Estatuto, pero ya hemos dicho que no era necesaria su reforma. Los estatutos de autonomía se han reformado por inercia tras las reformas de los estatutos de Cataluña y de Andalucía, y ni siquiera en esas comunidades interesaron demasiado a los ciudadanos. Recordemos los porcentajes de participación que hubo en los respectivos referendos de ratificación, que en ambos casos se quedaron allá por el 36%.

En Extremadura no es muy diferente. La gente todavía no asocia el texto del Estatuto con las cosas que diariamente, o a medio y largo plazo, les preocupan. Por eso la indiferencia es casi general. En cualquier caso, hay que sacarle jugo y poner el acento en las mejoras del autogobierno para Extremadura. Con el mismo Estatuto pueden hacerse cosas muy diferentes, y en esa vertiente es en la que queremos trabajar y concienciar a los extremeños.

– En esta XI Asamblea aspiras a renovar la confianza de la militancia como coordinador regional, con el expreso propósito de devolver a IU a la Asamblea extremeña en 2011. Si ponemos en perspectiva las encuestas y las tendencias electorales, todo indica que IU podría entonces regresar a una Asamblea muy distinta a la que dejó en 2007, con un PSOE más débil, un PP más fuerte y la posibilidad de un cuarto grupo parlamentario de UPyD. Una mayoría minoritaria del PSOE abriría un proceso sumamente complejo sobre el que resulta muy aventurado hacer previsiones, pero, en tanto que preferencias por principio, ¿crees que IU debería promover o permitir una alternancia de gobierno a favor del PP para desalojar al PSOE del poder? ¿O por contra, el objetivo prioritario de la coalición en ese escenario sería conformar una mayoría de progreso junto al PSOE? Y, por otro lado, ¿crees que el PSOE apostaría por esa mayoría de progreso, o que en cambio Fernández Vara preferiría gobernar en minoría, o incluso buscar una gran coalición al estilo alemán junto al PP? Plantear estas hipótesis ahora puede parecer prematuro, pero se trata de preguntas que muchos electores se hacen antes de depositar su voto, especialmente cuando existe la expectativa de importantes desplazamientos en la correlación de fuerzas en las instituciones.

– Permíteme que matice la formulación de tu pregunta. Yo no aspiro en la próxima Asamblea Regional a mi ratificación personal como coordinador, sino a que se ratifique una forma de trabajar, la que hemos venido aplicando en estos dos años, corrigiendo los errores y mejorando las deficiencias que sin duda saldrán en los debates. Y esa forma de trabajar ha sido la de contar con todos, la de aceptar la pluralidad de esta fuerza política, la de procurar ante todo la coincidencia en el trabajo y en la militancia, el respeto mutuo y la discusión y el consenso antes de la acción. Esa forma de trabajar se puede llevar adelante con Pedro Escobar o con otro coordinador o coordinadora regional, que siempre y sobre todo será y actuará como un «portavoz de».

Por lo demás, esta pregunta que me planteas es muy divertida, porque supone hacer política-ficción… Aunque me reconozco más aficionado a las novelas de Isaac Asimov que a los futuribles de la política… Bromas aparte, es verdad que las encuestas indican un esperanzador repunte de IU, que permite vislumbrar nuestra presencia en la Asamblea extremeña a partir de 2011, y con esa esperanza seguimos trabajando, pero no hay nada garantizado. El brutal estallido de la crisis le da más peso a nuestras razones, nos permite exponer nuestras propuestas y marcar diferencias con más claridad que en otras ocasiones, pero queda mucho tiempo por delante y un gran trabajo por hacer. Como en el fútbol, no basta con jugar bien, hay que hacer goles. A nosotros no nos basta con tener buenos candidatos y hacer propuestas acertadas y viables. Tenemos que competir en una enorme desigualdad de condiciones y frente a una ley electoral injusta. Las encuestas sólo marcan una tendencia en un momento determinado. Unas semanas después esa opinión puede haber cambiado.

En cuanto a hacer cábalas sobre la posible composición del parlamento extremeño, el marco ideal para nosotros, y creo que también el más beneficioso para Extremadura, sería que nadie dispusiera de la mayoría absoluta. Eso revitalizaría la vida política y acabaría con ese muermo en blanco y negro que es ahora la política extremeña. Y lo que sí tengo claro es que nuestra acción política estará orientada por el interés de los extremeños, de los trabajadores, de los jóvenes, de los parados… Si hay coincidencias o proximidad programática con otras fuerzas políticas, habrá colaboración. Si hay diferencias, habrá oposición y confrontación. Dependerá de los contenidos, no de las etiquetas.

– Permíteme cerrar esta charla interpelando de nuevo al ciudadano extremeño y al militante de izquierdas Pedro Escobar, para preguntarte, ¿qué retos y obligaciones ineludibles tienen hoy la izquierda extremeña en general, e Izquierda Unida en particular, para con Extremadura? ¿Qué pueden esperar hoy Extremadura y los extremeños de su izquierda, y más en concreto, de Izquierda Unida?

– Si la izquierda no intenta ilusionar, no intenta movilizar, no hace reflexionar, no está con la gente y no la hace un poco más consciente, más atrevida, más solidaria y más valiente frente a las injusticias y desigualdades sociales, ya puede llamarse como quiera (y te puedo sugerir varios nombres muy atractivos), que no es izquierda. La izquierda no sólo lucha por calmar la penuria y aliviar los efectos de la crisis, tiene que luchar para eliminar sus causas. Por lo tanto, Izquierda Unida va a intentar todo eso, porque nos parece que en Extremadura se han instalado la modorra, el conformismo, una cierta resignación histórica y cierto pesimismo frente a la magnitud de los problemas. El reto es ilusionar a los jóvenes y a los trabajadores del campo y de la ciudad para cambiar Extremadura. Hay que organizarse y participar para mejorar las cosas, para arreglar las que están mal. Los problemas no caen del cielo ni las soluciones tampoco y, del mismo modo que la vida no es una película de buenos y malos, la política en Extremadura no es sólo PSOE/PP, que aparentan pelearse mucho pero que, en realidad, coinciden en muchas cosas.

– Quiero terminar dándote de nuevo las gracias por tu amable atención a estas preguntas, y dando también las gracias a Rebelión por acoger nuestra charla. Si quieres añadir algo más…

– Sólo me queda agradecer esta oportunidad de llegar a la gran peña de amigos y amigas de Rebelión, esperando no haber sido demasiado plomizo en mis respuestas. Me hubiera gustado ser mas conciso, pero el entrevistador no me lo ha puesto fácil. Han sido muchas cuestiones que no se pueden despachar con un eslogan, y por eso os invito a continuar el debate. Os dejo mi correo ([email protected]) por si algún lector o lectora quiere intercambiar opiniones o análisis, o quiere hacernos llegar sus sugerencias, que recogeremos para mejorar nuestras propuestas. También os invito a la acción, a trabajar con nosotros, juntos o simplemente cercanos. Como decía Lluís Llach en su canción L’Estaca, «si estirem tots, ella caurà«: si tiramos todos, esto se moverá.

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