Las elecciones presidenciales de 2004 en EU constituyen sin duda un desafío para el mundo, pero en particular para América Latina.1. La relección de George W. Bush por un pe-riodo de cuatro años más (2005-2009), votada por la mayoría del pueblo estadunidense en un martes negro para la historia de EU (2 de noviembre), constituye […]
Las elecciones presidenciales de 2004 en EU constituyen sin duda un desafío para el mundo, pero en particular para América Latina.
1. La relección de George W. Bush por un pe-riodo de cuatro años más (2005-2009), votada por la mayoría del pueblo estadunidense en un martes negro para la historia de EU (2 de noviembre), constituye un signo inequívoco de la decadencia moral de esa nación, que en contra de la razón y por el miedo a perder sus privilegios ilegítimos decidió mantener en la Casa Blanca a un genocida culpable de crímenes de lesa humanidad en abierto desafío a los pueblos del mundo y en especial para los de nuestro continente.
2. El voto de más de 60 millones de estadunidenses para relegir a Bush constituye un fracaso de lo que teóricos y analistas han mal llamado «la democracia estadunidense», pues la decisión de mantener en el poder a un individuo no sólo de dudosa capacidad y de perversidad manifiesta, que ha actuado a la sombra de su vicepresidente Dick Cheney y al servicio de oscuros poderes económicos con los que está coludido, sino que ha mentido a su país y al mundo, como tanto ha insistido José Saramago, para cometer sendos genocidios en Afganistán e Irak, y ahora se asume en guerra contra el mundo entero, cuestiona la legitimidad del sistema político de ese país.
3. El paralelo histórico es lógico: el voto del pueblo alemán en 1933 llevando «democráticamente» a Adolfo Hitler a la cancillería se hizo sin saber hasta dónde sería capaz de llevar a Alemania, pero el de los estadunidenses por Bush en 2004 no tiene equivocación: fue consciente, y no vale la justificación de analistas, como Howard Zinn, que endosan la responsabilidad a la manipulación de las cadenas televisivas sobre la información. Los estadunidenses son responsables de lo que hicieron, y decidieron no sólo una guerra contra el mundo, sino destruir algo de lo poco valioso que hay en ese país: algunas de sus instituciones constitucionales, que Bush ha ido desmantelando.
4. Desde el poder Hitler destruyó en pocos años la República de Weimar y erigió al Tercer Reich, y desde el poder Bush ha ido destruyendo el sistema estadunidense: obtuvo autorización del Congreso para hacer la guerra a cualquier pueblo con el pretexto del terrorismo y así buscó no sólo los recursos estratégicos de Irak y Afganistán, sino destruir de raíz cultura, religión, arte y el acervo cultural de esos países para imponer el modelo neoliberal, buscando un genocidio premeditado. Y no sólo eso, sino que ha destruido también con la complacencia de sus conciudadanos principios centrales de EU apoyado en una nueva legislación de corte totalitario: impulsando detenciones atrabiliarias sin mandamientos judiciales. Y así han surgido casos de desaparecidos, de confinamientos sin garantías y la práctica sistemática de la tortura: sobre todo hacia extranjeros, en particular hacia los de origen árabe.
5. Las elecciones presidenciales de EU abren un nuevo escenario para el mundo, en particular para América Latina. El voto de los estadunidenses ha puesto en claro que en EU no existe nada más un gobierno que se sitúa al margen de la legalidad internacional y se asume con el derecho a intervenir en cualquier país, sino un pueblo que con tal de defender sus privilegios aprueba esas políticas injerencistas y genocidas, y le está dando carta blanca a su gobierno, por lo que la línea política que seguirá la segunda administración de Bush hijo al sur de la frontera es muy presumible: una escalada de sus afanes intervencionistas en lo económico, en lo político y en lo militar.
6. El desdén que rayaba en el desprecio mostrado por Bush como por Kerry hacia Latinoamérica durante la campaña tendrá su expresión política en los próximos cuatro años. Los intereses multinacionales que representa la pareja Bush-Cheney, y que financiaron la multimillonaria campaña del presidente y del vicepresidente, se saben fortalecidos, y América Latina sufrirá una escalada de esas políticas intervencionistas que, en nombre del «libre mercado» y de «la democracia», buscarán de manera más ávida los recursos estratégicos del continente, un control directo de las políticas sociales de todos los países, una escalada del intervencionismo militar a partir del Plan Colombia y de la libertad de acción que en México el gobierno de Fox ha dado a los cuerpos policiacos de Washington, y muy probablemente una intervención militar en Cuba.
7. La tremenda decepción que produjo en todos los pueblos del mundo -en particular de América Latina- la relección de un gobernante genocida, que ha quebrantado impunemente el orden jurídico internacional y cometido todo género de atrocidades, no ha ido aparejada más que de una decisión de los gobernantes de nuestros países, incluyendo a los que se presume como los más conscientes, de seguir capoteando la situación, lo que es evidencia fehaciente del desfase que hay entre el sentir de los pueblos y la falta de claridad de quienes gobiernan.
8. La pareja de Uribe (Colombia) y Fox (México), que han sido los gobernantes latinoamericanos más serviles a Washington en los pasados cuatro años, aceptando el control estratégico-militar de fronteras, aeropuertos, mar territorial y espacio aéreo, y el saqueo indiscriminado de recursos naturales no renovables, está en minoría en el continente. Junto con otros presidentes colaboracionistas, hay varios gobernantes del continente que van desde la derecha moderada hasta el centroizquierda, y que han manifestado su voluntad política de impulsar políticas alternativas al modelo neoliberal y una resistencia común ante la embestida de los republicanos estadunidenses, y ello por muy diversos que sean sus proyectos nacionales. Al lado de Hugo Chávez (Venezuela), Fidel Castro (Cuba) y Néstor Kirchner (Argentina) están Lula (Brasil), Lagos (Chile), Torrijos (Panamá), Carlos Mesa (Bolivia) y ahora Tabaré Vázquez (Uruguay), los que a pesar de haberse sometido en mayor o menor grado a los dictados neoliberales del FMI y del Banco Mundial, han denunciado el empobrecimiento al que ha llevado a nuestros países ese modelo impuesto de manera totalitaria, y a exigir que se detenga el genocidio económico.
9. La iniciativa para hacer frente a la gravísima situación que genera en el continente y en el mundo la relección de Bush hijo, que constituye un verdadero riesgo para la humanidad, no vendrá de las burocracias políticas que gobiernan nuestros países, sino que debe ser producto de la presión de las organizaciones sociales, de artistas e intelectuales y de una amplia gama de fuerzas populares, en torno a una decisión clara de defender nuestras identidades nacionales, nuestros recursos estratégicos y los principios fundamentales del derecho de gentes.
10. La resistencia a las políticas de la Casa Blanca en el futuro inmediato no puede seguir siendo sólo de los pueblos, sino que debe incluir a amplios espectros de los integrantes de la llamada «clase política» de nuestros países, que no han acabado de entender la trascendencia del momento actual.