Si hay un objetivo claro, sostenido en el tiempo e impulsado por el veleidoso gobierno trumpista es el desguace del Estado, es decir, el irresponsable e inconstitucional desmantelamiento de sus capacidades para intervenir en la vida social, política y cultural; privatizando y entorpeciendo la función pública (recordemos el alto índice de letalidad por el covid en el primer mandato de Trump), en detrimento de los sectores más vulnerables y en beneficio de este despiadado y frívolo gobierno de los multimillonarios, por los multimillonarios y para los multimillonarios.
Lo que se percibe como el fin de la democracia en Estados Unidos en estos cinco meses, en realidad es parte de un largo proceso de crisis hegemónica. La nueva ley presupuestaria, que Trump resumió como “la mayor reducción de impuestos –a los ricos–, el mayor recorte de gasto público y la mayor inversión en seguridad fronteriza en la historia de EU”, presenta el rostro más inhumano de la guerra interna que dejará a millones de personas de todos los colores en situación de precariedad extrema y a muchos más en la mira de las autoridades migratorias .
Mientras Texas vivía una de sus mayores crisis humanitaria por las inundaciones súbitas que se cobraron la vida de muchos paseantes –fin de semana largo por la conmemoración de los 250 años de la Independencia de EU–, siendo lo más doloroso la muerte de muchas niñas y niños que estaban en campamentos de verano a las orillas del río Guadalupe, el cual en pocas horas aumento su caudal 9 metros, Trump promulgaba ese 4 de julio uno de los paquetes de leyes más retardatarios en la historia del país.
Uno de los puntos más controversiales de este paquete de leyes, a decir de Abel Fernández ( El País, 5/7/25), es un presupuesto que convertirá de la noche a la mañana al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) en la agencia de seguridad federal mejor financiada en la historia de Estados Unidos. Según cálculos, se pretende un presupuesto sin precedente de más de 100 mil millones de dólares a esta policía. Algunas previsiones cifran el total destinado a actividades de control migratorio en 170 mil millones de dólares, más que el producto interno bruto de muchos países.
Esto contrasta con la brutal reducción del presupuesto –para salvar vidas– de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés). Por los huracanes Helene y Milton (2024) la agencia ha gastado casi la mitad de su presupuesto anual (2025) de ¡20 mil millones de dólares! por lo cual no tendrá recursos para ayudar a las comunidades afectadas en zonas de desastre (Jay Fonseca, YouTube, 10/10/24).
FEMA coordina la respuesta federal junto con otros organismos gubernamentales, estatales y locales para responder a catástrofes causadas por huracanes, inundaciones e incendios, no sólo asistiendo en labores de rescate y ayudando financieramente a los estados en esas emergencias, sino ayudando prioritariamente a las personas y familias al proveer ayuda financiera directa para satisfacer necesidades esenciales (ayudalegalpr.org), pero Trump busca terminar con esta importante función del Estado –y con FEMA– para dejar que cada entidad, sin personal calificado, ni adiestramiento ni presupuesto vea como enfrenta situaciones calamitosas.
Unos 2 mil empleados calificados de tiempo completo (un tercio de su plantilla) han sido despedidos, con la pretensión de cortar casi 73 por ciento de sus ingresos hasta lograr su casi desaparición, nombrando personal sin experiencia en el manejo de desastres, sin contar con la información vital para prevenir tragedias como la sufrida por Texas. A pesar de que las autoridades no quieren asumir la responsabilidad por un suceso que según Trump es algo inédito que sucede cada 100 años, (sic) en realidad son fenómenos más frecuentes, intensos y de mayor duración precisamente por el cambio climático como lo ha venido advirtiendo incansablemente la comunidad científica del orbe.
La tragedia de Texas demuestra que hay cada vez menos capacidad instalada para hacer las previsiones del tiempo. Científicos alertaron que Estados Unidos retrocede décadas en capacidad de monitoreo climático, lo que aunado a una consistente política negacionista hicieron que las alertas o no llegaran o fueran insuficientes para la evacuación inmediata por riesgo mortal.
Quedan claras las prioridades de Trump: el inusitado presupuesto militar que llegó a 997 mil millones de dólares, 37 por ciento del gasto militar mundial, el cual por su parte registra el mayor aumento desde el fin de la Guerra Fría (www.sipri.org, 25/4/25), junto con el uso del presupuesto de lo que queda del Estado para perseguir, cazar y confinar a indocumentados detenidos por su color de piel, confinados en virtuales campos de concentración en condiciones infrahumanas como en el llamado Alligator Alcatraz, un humedal rodeado de caimanes, y furiosos mosquitos. Otro firme y sostenido compromiso es con el capitalismo fósil, que pone fin con las de por si tibias políticas de protección ambiental en favor de la explotación omnicida del petróleo, gas y carbón.
Fuente: https://www.jornada.com.mx/2025/07/10/opinion/013a1eco