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Las lecciones del cementerio nuclear

Fuentes: L'informatiu

La controversia generada por la instalación de un cementerio nuclear en el municipio valenciano de Zarra, demuestra que la energía nuclear sigue sin ser aceptada por los ciudadanos, que miran recelosos e intranquilos los enormes problemas que genera. Son legítimos y motivados los miedos que infunde esa instalación nuclear, que prevé enterrar 12800 metros cúbicos […]

La controversia generada por la instalación de un cementerio nuclear en el municipio valenciano de Zarra, demuestra que la energía nuclear sigue sin ser aceptada por los ciudadanos, que miran recelosos e intranquilos los enormes problemas que genera. Son legítimos y motivados los miedos que infunde esa instalación nuclear, que prevé enterrar 12800 metros cúbicos de residuos de alta actividad, que contendrían 6700 toneladas de uranio. Esos residuos llegarían a la instalación mediante 650 camiones de gran tonelaje en un periodo de tiempo de 20 años (una media de un transporte cada diez días). Motivaciones más que suficientes para que los vecinos del pueblo así como los de las comarcas cercanas se echaran a la calle para mostrar su firme y contundente rechazo al Cementerio Nuclear.

Los problemas, decíamos, siguen siendo muy gordos y no parece de que haya una solución a la vista: los residuos nucleares de alta y muy alta actividad pueden seguir activos durante miles de años, con todo lo que ello comporta en términos de seguridad, de coste, de hipotecas futuras. Además, todo el ciclo de vida de una central nuclear emite muchísimo CO2: miles de toneladas de acero y hormigón para su construcción, el tratamiento de los residuos que se generan, el consumo de recursos hídricos, etc…

Con el ciclo del uranio, es decir todo el proceso de búsqueda del mineral, su extracción de las minas, el posterior enriquecimiento, el transporte, no nos va mucho mejor. Porque todos esos procesos consumen mucha energía, que se incrementa a medida de que se van agotando las minas y se van acabando las reservas de uranio, obligando a emplear más recursos para extraer menos material de calidad.

Ni que decir del coste, que corre siempre a cargo de los contribuyentes: miremos el caso de la central nuclear que se está construyendo en Finlandia, en la localidad de Olikuoto, que lleva acumulado un retraso considerable y una desviación de gasto de más de 2.000 millones de euros. Retrasos y costes que corre a cargo del contribuyente finnés, ya que aunque la empresa constructora es la francesa Areva, el promotor es el Gobierno Finladés.

Una clara demostración de que la Energía Nuclear ni es barata, ni es verde, ni es renovable… ni es la solución! El constante bombardeo mediático alabando la energía nuclear es la expresión de una constante e interesada manipulación del Foro Nuclear, que intenta confundir sin contar toda la verdad.

Si hay algo que esta crisis nos ha enseñado es que el modelo económico ultraliberal, basado en la ingeniería financiera y en el abuso de los mercados sin ley, hace agua; pero también, como en el caso de España, que el consumo exagerado de recursos naturales y energéticos, para favorecer modos de producción extensiva, especialmente la especulación urbanística, ha incidido en la depresión económica y el endeudamiento generalizado. Por eso, hemos aprendido una lección de sostenibilidad muy importante: hay que apostar por la eficiencia y el ahorro energético, y por la implantación de las energías renovables a todos los niveles, con grandes y pequeñas instalaciones en todos los edificios públicos, en todos los hogares, para que cuanto más cerca estén los lugares de consumo obtengamos mejores resultados de la producción.

El informe Greenpeace «Renovables 2050» demuestra que con el mix de producción de energía de fuentes renovables (biomasa, solar, solar térmica, eólica, y otras) junto con la eficiencia y el ahorro se puede conseguir un 100% de energía de fuentes renovables. Ese es el camino de la sostenibilidad y de la economía verde!

Giuseppe Grezzi, candidato de Els Verds-EE en Compromís per València

Fuente: http://www.linformatiu.com/nc/opinio/tribuna-oberta/articulo/las-lecciones-del-cementerio-nuclear/