Recomiendo:
0

Los migrantes internos informan de malos tratos y humillaciones por parte de policías que custodian los centros

Las ONG denuncian nuevas agresiones en los CIE de Aluche, Zapadores y Zona Franca

Fuentes: Rebelión

El pasado nueve de octubre tuvo lugar una concentración frente al Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Aluche, en Madrid, en apoyo a los internos, también para pedir el cierre de estos centros y el final de las deportaciones de personas migrantes. «Los niveles de violencia se estarían manteniendo de forma insostenible en el […]

El pasado nueve de octubre tuvo lugar una concentración frente al Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Aluche, en Madrid, en apoyo a los internos, también para pedir el cierre de estos centros y el final de las deportaciones de personas migrantes. «Los niveles de violencia se estarían manteniendo de forma insostenible en el CIE de Aluche», denunció SOS Racismo-Madrid a partir de la denuncia de las víctimas. El último de los episodios se produjo el cinco de octubre, según el relato de un joven interno, quien denunció el «trato humillante», las «continuas vejaciones» y los «insultos racistas» presuntamente vertidos por algunos agentes de la Policía Nacional. Según un comunicado de la ONG antirracista, los reclusos fueron trasladados al patio, donde entró un amplio grupo de efectivos policiales, muchos de ellos miembros de la Unidad de Intervención de la Policía Nacional (antidisturbios). Los agentes se dirigieron al joven recluso, según la denuncia de éste, con frases como «cuando venga tu mujer la vamos a follar» o «te vamos a encerrar».

A continuación un grupo de cuatro o cinco policías comenzaron a golpearle «de manera brutal y contundente», expresó el interno en un escrito remitido al juez de control del CIE. El periplo del migrante prosiguió en la celda de aislamiento, donde habría pasado la noche «herido, con frío y sin abrigo ni asistencia». No sólo permaneció 22 horas aislado, afirmó, sino que tampoco recibió atención sanitaria alguna. Activistas de SOS Racismo dieron cuenta del estado del joven cuando pudieron visitarlo: «estaba sudando de una manera intensa, con hematomas en los ojos y heridas por todo el cuerpo». La ONG señaló que no se trata de hechos aislados, sino que vienen ocurriendo durante las últimas semanas en el CIE de Aluche; «se detecta un uso impune y desproporcionado de la fuerza por parte de la policía», afirmaron. SOS Racismo trasladó la denuncia de los hechos al Juzgado de Control del CIE y al Defensor del Pueblo; además, el siete de octubre informaron del inicio de los trámites para interponer, con el apoyo de la Coordinadora para la Prevención y Denuncia de la Tortura, una denuncia por la vía penal.

No fue el único caso que ha trascendido. El 24 de septiembre 60 internos del CIE de Aluche denunciaron en una carta al Juez de Control los «constantes abusos de autoridad y tratos vejatorios por parte de los agentes». Además las burlas y malos tratos de carácter xenófobo se encarnizan particularmente con los internos que no hablan la lengua castellana, según la denuncia de los migrantes, de la que se hizo eco SOS Racismo. La mayoría de ellos fueron encerrados en el CIE tras su entrada en el estado español por la frontera sur. También procedían de la frontera buena parte de los 50 migrantes que se escaparon del CIE madrileño el pasado 30 de septiembre. Los migrantes informaron, según recogió en un comunicado SOS Racismo, de «una sucesión de malos tratos, tanto hacia los que participaron en la fuga como contra quienes no lo hicieron». Uno de los jóvenes reclusos denunció que, cuando se marchaba por la noche a su celda, dos policías le propinaron supuestamente un empujón y una patada en el pecho. Dado que el agredido vomitó sangre, tuvo que recibir asistencia médica.

Dos de los inmigrantes que la policía encontró en las proximidades del CIE de Aluche -informa la ONG- habrían sido esposados y golpeados, según la declaración de las víctimas. Uno de ellos perdió el conocimiento. Los activistas de SOS Racismo constataron que tenían «el cuerpo cubierto de hematomas». Otro de los jóvenes afirmó que un policía cerró la puerta en la que tenía apoyada la mano, de modo que se la aplastó y la extremidad comenzó a sangrar. Sin embargo, el migrante fue obligado, según su relato, a permanecer en el comedor del CIE. Unas horas después fue trasladado al servicio médico del centro de internamiento y al hospital. Ocurrió el uno de octubre. Al día siguiente, los reclusos del módulo de la primera planta también aseguraron recibir «golpes indiscriminados e insultos». Pero la cadena de sucesos no terminó en este punto. SOS Racismo informa de que la policía interpuso una denuncia contra dos de los migrantes que testimoniaron las agresiones. Algunas de las declaraciones describen la realidad cotidiana del centro de Aluche: «Todos los días nada más levantarnos recibimos un trato racista, empujones, insultos y amenazas», le trasladaron las víctimas al Juez de Control.

En el Centro de Internamiento de Extranjeros de Zapadores, en Valencia, la Campaña por el Cierre de los CIE ha alertado de situaciones similares. De hecho, 39 internos denunciaron ante el Juzgado Número Tres de Valencia y el Defensor del Pueblo hechos como el siguiente, de los que se hizo eco la Campaña: «La policía responde de manera agresiva y violenta llevándoles a una celda pequeña sin cámaras, que usan para golpear a los internos con el fin de callarlos, lo que provoca el pánico general». La denuncia ante las dos instancias citadas se produjo después de presentar varias quejas ante la dirección del CIE, «sin obtener respuesta». Pero además de dar cuenta de las agresiones, los 39 reclusos se refirieron a las condiciones estructurales del centro: duchas con agua fría; necesidad de orinar en botellas por la noche, dado que las celdas carecen de baños y los agentes no les permiten desplazarse; o «‘entradas’ nocturnas de los policías que hacen imposible el descanso». Una denuncia habitual en el centro de Zapadores son las plagas de chinches, que recorren las celdas desde 2014. La presencia de estos parásitos llevó al cierre del CIE en octubre de 2016, con el fin de proceder a la desinfección. El centro de internamiento se reabrió el pasado mes de marzo, pero los insectos continúan a día de hoy. Coincidiendo con la reapertura, las ONG denunciaron un aumento de las redadas policiales por «perfil» étnico, incluso cerca de las sedes de las organizaciones.

En el CIE de Zapadores se pasa miedo. La Campaña informa de que los migrantes son objeto de empujones sin razón alguna. Además recuerdan que en agosto se presentaron dos denuncias ante el juzgado por intentos de suicidio y lesiones. Los activistas apuntan el siguiente motivo: «No soportan el trato recibido». La denuncia de los migrantes ante el juzgado y el Defensor del Pueblo describe de manera vívida lo que ocurre en el recinto carcelario: «Nos tratan como a animales». Entre otros ejemplos de vulneración de los derechos humanos, las ONG destacan «la prohibición ocasional de practicar la religión libremente o bien instarles a hacerlo en situaciones degradantes o irrespetuosas». Asimismo denunciaron «golpes de porra durante el rezo».

Presunto delito de lesiones y contra la integridad moral por parte de funcionario público, con las agravantes de abuso de superioridad y motivaciones racistas. Son los motivos constitutivos de la denuncia firmada por tres internos del CIE de Zona Franca, en Barcelona, y presentada el 26 de septiembre ante el juzgado de guardia por Tanquem els CIE y el Centre Irídia de Defensa dels Drets Humans. Estarían presuntamente implicados una decena de agentes del turno nocturno, incluido el mando de los mismos. Los hechos ocurrieron cinco días antes, cuando una quincena de migrantes se hallaban ante la puerta que da acceso a uno de los patios del CIE. Cuando los agentes policiales abrieron la puerta, comenzaron las agresiones, según consta en la denuncia. A quienes lograron entrar en el patio, se les separó de manera violenta en dos espacios: la sala en la que los internos esperan el suministro de la medicación, y la celda de aislamiento. En la primera de las zonas se produjeron agresiones por parte de los agentes, relata el texto de la denuncia, después que estos apagaran la luz; allí «nos dejaron encerrados durante unas tres horas». Los conducidos a la celda permanecieron el mismo tiempo encerrados.

Ya en los lavabos, lugar exento de cámaras, cinco policías con porras les obligaron a desnudarse y «con guantes de plástico nos pegaron, dándonos puñetazos y porrazos, mientras nos gritaban ‘hijo de puta’ y ‘putos moros'». Además no pudieron asistir al servicio sanitario del CIE hasta el día siguiente, y tampoco se les facilitó el parte. El denunciante que, aquejado de fuertes dolores en la espalda solicitó una radiografía, no recibió respuesta. El relato de las vejaciones descrito en la denuncia continúa en las habitaciones, donde los migrantes fueron golpeados con sus zapatillas, después que se les forzara a denudarse y realizar «sentadillas».

En el balance del 21 de septiembre en el CIE barcelonés, migrantes con lesiones por todo el cuerpo; otros, enfermos de escoliosis (desviación de la columna vertebral) y que por las agresiones requieren calmantes durante todo el día; miedo a las represalias, angustia, insomnio, brechas en la cabeza por los golpes de porra y graves lesiones en el brazo. También se dio otra circunstancia: «por ser argelinos y no entender el castellano recibimos un trato racista y nos insultan; son los compañeros marroquíes los que nos ayudan a saber lo que nos dicen». Tampoco estos hechos constituyen una novedad en el CIE de Zona Franca. Según informó Tanquem els CIE, el pasado 26 de julio un policía nacional del centro de internamiento agredió a un interno de 19 años y de origen argelino. Al día siguiente, cerca de 50 reclusos del centro comenzaron una huelga de hambre contra las vejaciones y el trato violento.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.