«Llevarlo de un país a otro para que tenga que hacer frente a acusaciones durante los próximos 25 años. Arrebatarle todo lo que tengan él y a su familia». La frase no es de Rafael Correa, ni tal intención está dirigida a los magnates del periódico ecuatorianoEl Universo, condenado por los tribunales de ese país […]
«Llevarlo de un país a otro para que tenga que hacer frente a acusaciones durante los próximos 25 años. Arrebatarle todo lo que tengan él y a su familia». La frase no es de Rafael Correa, ni tal intención está dirigida a los magnates del periódico ecuatorianoEl Universo, condenado por los tribunales de ese país por difamación, y perdonado posteriormente por el presidente Correa.
El autor de tal amenaza, dirigida a Julian Assange, es Fred Burton, quien fuera responsable de la división de contraterrorismo del servicio de seguridad diplomática del Departamento de Estado de Estados Unidos, y la frase está contenida en un correo electrónico de Burton como vicepresidente de la empresa Stratfor revelado por Wikileaks.
Pero mientras el mundo mira con preocupación hacia la embajada de la República de Ecuador en el Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte, donde se encuentra Julian Assange, la derecha mediática internacional oculta esos datos y utiliza a una de sus creaciones más desprestigiadas para restar legitimidad a la decisión del presidente ecuatoriano Rafael Correa de conceder asilo político al fundador de Wikileaks.
Un cable de la agencia de prensa española EFE, reproducido por grandes medios de comunicación, refiere que la «cubana Yoani Sánchez considera paradójico que Assange reciba asilo de Ecuador». Los sistemáticos dislates de la señora Sánchez, como la invención de un tiroteo contra un auto de la embajada de Venezuela en La Habana, el asalto a una iglesia que nunca ocurrió y muchos más que harían enormemente extenso este artículo, no limitan la deseperación de la prensa reaccionaria al no encontrar una sola voz de prestigio que argumente en contra de la decisión del gobierno del presidente Rafael Correa.
EFE nunca se ha enterado de que Yoani Sánchez, como ha afirmado el portal Cubadebate «posee el recórd de ser la persona que colabora con una embajada de EEUU más citada en los cables de Wikileaks -aparece en 11 despachos no censurados y en otros, con nombre tachado, aluden con toda certeza a esta mujer». Quizás por ello la agencia de prensa española y los medios que reproducen sus despachos desde Cuba jamás han aludido el carácter fraudulento, revelado por Wikileaks, de la «entrevista» de Yoani al presidente Barack Obama que ellos mismos amplificaron a bombo y platillos. Tampoco EFE dedicó un sólo despacho a la investigación del académico francés Salim Lamrani, publicada por el diario mexicano La Jornada, que demuestra aplastantemente la construcción con tecnología y dinero de un ejército de seguidores fantasmas en la red social Twitter para la bloguera creada por el Grupo PRISA y la Sección de Intereses de EE.UU. en La Habana.
Negada a curiosear en todas esas circunstancias, EFE cita a Yoani Sánchez diciendo que el gobierno de Rafael Correa «refuerza las barreras para que el periodismo no curiosee en su interior». Ambas, EFE y Yoani, quedan muy mal paradas con este despacho en su triste papel de defensoras del gobierno norteamericano y de la prensa oligárquica, al tratar de desviar la atención de la persecución del ciberactivista australiano y acusar al presidente ecuatoriano, víctima de la difamación por el periódico que -¡oh paradoja!- tiene contratada a la señora Sánchez como columnista. Bonito y ético comportamiento el que nos ocultan la agencia de prensa española y la agente del gobierno norteamericano Yoani Sánchez.