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¿Liberación o suicidio?

Fuentes: El cohete a la luna

La guerra comercial de Trump aumenta el riesgo de recesión en Estados Unidos

Desde que el miércoles Donald Trump anunciara medidas arancelarias contra casi todo el planeta, el mundo observa estupefacto el desplome en los mercados de valores y de divisas, así como las preocupantes proyecciones económicas e inflacionarias a nivel global. El “Día de la Liberación”, como denominó el acto en el que lanzó su guerra arancelaria mundial con el objetivo de “hacer América rica otra vez”, quedará probablemente grabado en la historia como el punto de inflexión en el que Estados Unidos puso en evidencia su pérdida de hegemonía económica, política y diplomática.

La respuesta más importante tuvo lugar el viernes, cuando las autoridades chinas aplicaron, en reciprocidad al arancel adicional del 34% anunciado por Estados Unidos a las importaciones procedentes del gigante asiático, un arancel similar para las compras que realice China de ese país. Estados Unidos ya le aplicaba un arancel del 20% a todas sus importaciones, con lo que este se elevó al 54%. Con actitud amenazante, el Presidente estadounidense respondió en su red Truth Social que China había jugado mal y que se había dado el lujo de hacer lo único que no podía hacer.

Las autoridades chinas ya habían advertido que “la práctica de Estados Unidos no se ajusta a las normas comerciales internacionales, menoscaba gravemente los derechos e intereses legítimos de China y es una típica práctica de intimidación unilateral (…) China insta a Estados Unidos a que levante inmediatamente sus medidas arancelarias unilaterales y resuelva sus diferencias comerciales mediante consultas de manera equitativa, respetuosa y mutuamente beneficiosa”. Tres semanas atrás, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Lin Jian, había dicho que “si Estados Unidos persiste en librar una guerra arancelaria, una guerra comercial o cualquier otro tipo de guerra, China luchará contra ellos hasta las últimas consecuencias”. Pero Trump no escuchó.

Su prepotencia y megalomanía no le permitieron vislumbrar semejante golpe a la línea de flotación de la economía estadounidense. El anuncio empujó el viernes a las bolsas del mundo a otra estrepitosa caída que dio continuidad a la del día anterior.

No es liberación

El miércoles, en la jornada del “Día de la Liberación”, Trump impuso un arancel del 10% a más de 150 países y territorios, además de un nivel de aranceles mayor, diferenciado, a países como Vietnam, con un 46%, Taiwán, 32%, Japón, 34%, Corea del Sur, 25%, Israel con 17%, China, 34%, y la Unión Europea con un 20%. Algunos han pedido a Estados Unidos tiempo para negociar y evitar una escalada, antes de que las medidas entren en vigor el miércoles próximo.

Como si se tratase de trasladar un mueble, Trump dijo durante su discurso que si querían evitar los aranceles debían instalarse en los Estados Unidos porque hoy se defiende al trabajador estadounidense y por fin estamos priorizando a nuestro país. Dijo que los horrendos desequilibrios han devastado nuestra base industrial y han puesto en riesgo nuestra seguridad nacional. Y que los países amigos se comportaban a veces peor que los enemigos.

Agregó que la imposición de aranceles “es nuestra declaración de independencia económica” y que el dinero generado se utilizaría para “reducir nuestros impuestos y pagar nuestra deuda nacional”. Y como si las estrategias de globalización neoliberal no hubieran sido diseñadas por funcionarios del Estado y empleados de las corporaciones estadounidenses, dijo que “durante décadas nuestro país ha sido saqueado, nos han robado nuestros empleos y nuestras fábricas”. Trump no dice que el consumo de sus ciudadanos y las ganancias de importantes corporaciones del mundo se beneficiaron con la mano de obra barata en países de Asia y América Latina. Tampoco, que los responsables del déficit fiscal y de la enorme deuda del país son los gobiernos que han financiado guerras y bases militares mediante la impresión de dólares.

México y Canadá han quedado exentos de los aranceles recíprocos anunciados por Trump, siempre y cuando los productos desde ambos países cumplan con las reglas de origen del tratado comercial de América del Norte (T-MEC). De todos modos, Trump está en contra del T-MEC y asegura que ha sido un “desastre” y el “peor de la historia” de su país, que le ha generado pérdidas y daño económico,  por lo que necesitará del apoyo del Congreso estadunidense para terminar con él. A todos los países latinoamericanos, incluidos los que tienen Tratados de Libre Comercio con Estados Unidos, e inclusive déficit comercial con el país del Norte, se les impuso el 10% general de aranceles. Las excepciones fueron Nicaragua, con 18%, y Venezuela, con 15%.

La misma noche del “Día de la Liberación”, Trump viajó a su residencia de Mar-a-Lago, donde, entre otros invitados, un angustiado Javier Milei –que dijo haber asistido para recibir un premio “León de la Libertad” por su defensa de las ideas libertarias y plasmarlas en los hechos– esperaba poder darle la mano o hacerse una foto con Trump, que no consiguió. A bordo del Air Force One, algunos periodistas le preguntaron si estaba abierto a llegar a algún acuerdo con los países a los que había impuesto aranceles, a lo que respondió que “depende, si alguien nos ofrece algo fenomenal, por ejemplo, la empresa Tik Tok”.

Al respecto, Trump señaló que estaba muy cerca de alcanzar un acuerdo para asegurar el futuro de esa empresa en Estados Unidos, ya que el plazo fijado por las autoridades para que la firma que opera en su territorio se desvincule de su matriz china, ByteDance, vencía el sábado, pero fue extendido por 75 días. Aclaró que no mantenía conversaciones concretas sobre ese asunto con China, y dijo también que los aranceles dan un gran poder de negociación. “Los utilicé muy bien en la primera Administración. Ahora lo estamos llevando a un nivel completamente nuevo”, dijo, y aseguró que habían múltiples inversores interesados en Tik Tok (Amazon, Oracle, el fundador de Only Fans, otros). El tono de sus respuestas daba cuenta de que Trump no esperaba semejante reacción del gobierno chino. Y probablemente tampoco el nivel de la debacle de los mercados de valores.

Es un suicidio

El viernes, después de un jueves negro en las bolsas de valores y de la ofensiva arancelaria anunciada por China, las bolsas de todo el mundo volvieron a cerrar en negativo. La caída de las acciones estadounidenses se profundizó y el petróleo cayó a su mínimo de cuatro años En América Latina, los activos tuvieron la misma jornada negativa que en el resto del mundo. Todas las bolsas cayeron y el Merval de Argentina acumuló las mayores pérdidas (-7,38%).

El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, ha alertado sobre los aranceles de Trump al señalar que sus efectos económicos serán significativamente mayores a lo esperado y supondrán menos crecimiento y más inflación. Subrayó que se mantendrá vigilante ante el impacto de la guerra comercial y que no hay ninguna prisa por bajar las tasas de interés, como exige Trump. Powell considera que será muy difícil evaluar los posibles efectos económicos del aumento de los aranceles hasta que haya una mayor certeza sobre los detalles (qué se gravará, a qué nivel, durante cuánto tiempo, y el alcance de las represalias de los socios comerciales).

Poco antes de empezar su discurso, Trump presionó a Powell para que bajara los tipos de interés. “Este sería un momento PERFECTO para que el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, recorte los tipos de interés. Siempre llega tarde, pero ahora podría cambiar su imagen, y rápidamente”, escribió. “¡BAJA LOS TIPOS DE INTERÉS, JEROME, Y DEJA DE JUGAR A LA POLÍTICA!”, añadió. Powell declinó contestar y simplemente dijo que “tratamos de mantenernos lo más alejados posible del proceso político”.

Con la reducción de las tasas de interés, Trump busca expandir el consumo y propiciar la devaluación del dólar frente a otras monedas, de tal manera de hacer más competitivas sus exportaciones y desestimular las importaciones. Sin embargo, sin que hayan bajado las tasas de interés, el dólar se ha devaluado recientemente como consecuencia de las bruscas medidas arancelarias de Trump, en particular con relación al euro.

El presidente de la Fed reconoce que los analistas privados ven ahora más riesgo de que haya una recesión en Estados Unidos. El secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), Mathias Cormann, declaró el lunes, antes del “Día de la Liberación”, que es probable que la guerra comercial de Trump desacelere el crecimiento económico en Estados Unidos y en todo el mundo. “El aumento de las restricciones comerciales contribuirá a un aumento de los costos tanto de producción como de consumo”, por lo que “sigue siendo esencial garantizar un sistema de comercio internacional basado en normas que funcione correctamente y mantener los mercados abiertos”, dijo.

El propio Elon Musk –quien se retirará del gobierno en el corto plazo– ha vuelto a advertir que Estados Unidos se encamina aceleradamente hacia una crisis financiera y una posible quiebra nacional, y vaticinó años oscuros para el país, lo cual atribuye a su enorme endeudamiento y elevados déficit presupuestarios. Por eso aboga por recortes fiscales y no por imposición de aranceles.

La mayoría de los analistas considera que el régimen arancelario perjudica la credibilidad de Estados Unidos y tendrá un impacto más negativo en los consumidores y empresas estadounidenses si se mantiene por un período significativo de tiempo. En la misma línea se ubica el director de políticas de la Cámara de Comercio de Estados Unidos, Neil Bradley, o la revista The Economist, que lo considera el error más profundo, dañino e innecesario de la era moderna por la forma arbitraria en que se impusieron los aranceles. Por otro lado, el JP Morgan Chase, el mayor banco de Estados Unidos y del mundo occidental, prevé que la primera economía del mundo entre en recesión este año tras la guerra comercial declarada por Trump. Las previsiones del economista jefe del banco para Estados Unidos, Michael Feroli, apuntan a una contracción de la actividad a un ritmo trimestral anualizado del 1% en el tercer trimestre y del 0,5% en el cuarto, es decir, una recesión de dos trimestres consecutivos. Además se espera que se frene la contratación y se eleve la tasa de desempleo al 5,3%, de un nivel actual de 4,2%.

Pero Trump, a quien literalmente no le entran balas, mantiene su optimismo y a través de Truth Social ha dicho que “para los muchos inversores que vienen a Estados Unidos e invierten cantidades masivas de dinero, este es un gran momento para hacerse más ricos que nunca”.

Motosierra y autocracia

La guerra comercial está acompañada por la motosierra de Elon Musk, director del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), quien ha despedido a más de 110 mil funcionarios federales de distintas agencias gubernamentales, algunas de ellas estratégicas, y amenaza con desmantelar la Seguridad Social y los programas de Salud (Medicare). Paradójicamente, dichos recortes del presupuesto van acompañados de una iniciativa que tiene como punto central la reducción del 35% al 15% del impuesto a las empresas (incluidas las de Trump) y un trato benévolo para las repatriaciones de capital de las empresas, lo que se traduce en una pérdida de la recaudación tributaria.

Como señala el sociólogo estadounidense William Robinson, el trumpismo busca reestructurar profundamente el poder estatal para convertirlo en un instrumento más directo de dominación capitalista bajo un liderazgo fascista, lo que implica una vasta expansión y concentración del poder presidencial. El objetivo es eliminar los elementos restantes del “gran acuerdo de clase” que surgió durante la Gran Depresión de la década de 1930 y que desembocó en el New Deal o Estado de bienestar socialdemócrata.

Ello se expresa en el autoritarismo creciente de Trump al no acatar las órdenes judiciales emitidas como consecuencia de los abusos en las deportaciones masivas de migrantes o el no reconocimiento del derecho de ciudadanía a hijos de migrantes indocumentados nacidos en Estados Unidos. Trump ataca las decisiones judiciales con llamamientos a la destitución de los jueces que fallan en contra del gobierno. La misma actitud prepotente se manifiesta en la expulsión de periodistas acreditados en el salón oval de la Casa Blanca, o en los recortes presupuestarios y condicionamientos a los programas de las universidades.

Estados Unidos está destruyendo la institucionalidad de la gobernanza global, generando caos e incertidumbre mundial y se está quedando sin aliados en el mundo, salvo excepciones como Netanyahu o Milei. Las masivas manifestaciones realizadas ayer en los 50 estados del país en señal de protesta por la política exterior e interna de Estados Unidos instrumentada por Trump, a través de órdenes ejecutivas, y el incremento de la desaprobación a su gestión constituyen señales del rápido deterioro de su gobierno.

Fuente: https://www.elcohetealaluna.com/liberacion-o-suicidio/