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Llamemos al pan pan y al vino vino en Palestina

Fuentes: Axis of Logic

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

¿Cuánto tiempo tiene que mantenerse un hombre sensato cruzado de brazos mientras su enemigo le abofetea? El pueblo palestino ha aguantado una prolongada agresión por parte de un estado paria, y todavía el mundo no sólo espera que siga cruzado de brazos sino que encima quiere que se sienta culpable.

¿Por qué se supone que el pueblo palestino tiene que declararse culpable? El mundo está, según todas las apariencias, enfurecido por la democrática elección de Hamas, una «organización terrorista», para gobernar. Dejando a un lado la palabra terrorismo y la perversa definición de occidente – ¿no tendría uno que dedicarse al «terrorismo» o incluso intentar implicarse en «terrorismo» para llegar a ser un «terrorista»? Según un informe del Shin Bet, el servicio de seguridad interna de Israel, el ala militar de Hamas no ha sido responsable de ninguno de los actos de los suicidas-bomba en casi dos años. Israel no ha culpado a Hamas de la muerte de un solo israelí en 2006. Más aún, el Ministro de Defensa israelí Shaul Mofaz, del grupo de los halcones, admitió de mala gana que Hamas no había coordinado ninguno de los ataques con cohetes lanzados desde la Franja de Gaza en los últimos meses. Entonces, ¿cuál es el problema? Según Mofaz y los de su pelaje en el gobierno israelí, Hamas sigue siendo un grupo terrorista porque no impide activamente que la Yihad Islámica y la Brigada de los Mártires de Al Aqsa dejen de lanzar ataques contra Israel.

¿Es esa una crítica justa? Se espera que Hamas, que ni siquiera ha asumido el control del aparato de seguridad en los Territorios Ocupados, obligue a la Yihad Islámica y a la Brigada de los Mártires de Al Aqsa a parar todos sus ataques contra Israel (mientras Israel rechaza hacer lo propio) sin recursos ni capital político para poder hacerlo. Si Hamas intentara desarmar a los grupos militantes en los Territorios, a los niveles en que se desarrolla en estos momentos la agresión israelí contra el pueblo palestino, estallaría un caos total. Además, ese llamamiento se está haciendo al mismo tiempo que el mundo está llevando a la bancarrota al gobierno palestino (y, por ende, al pueblo palestino).

En el inmenso mar de la política global, un pez diminuto como los palestinos no puede sobrevivir sin protección ni agua dulce. La desaparición de las voces de objeción que en otro momento clamaron por los derechos del pueblo palestino les está constriñendo por un sendero muy estrecho. En la Unión Europea muchos van ahora a remolque de la línea marcada por las retóricas y políticas de Israel, mientras que la mayoría de los estados árabes se han visto «forzados» a subirse al carro debido a las presiones y sanciones estadounidenses.

El mundo le da la espalda a la democracia y el pueblo palestino se encuentra ante un intolerable vacío de humanidad. En las últimas semanas, EEUU y la UE han decidido cortar 1.000 millones de dólares de ayuda al pueblo palestino. Se estima que el Producto Interior Bruto (PIB) para los Territorios Ocupados es de unos 2.500 millones de dólares. La cifra del PIB continúa cayendo a la vez que se dispara el desempleo en los Territorios – más pobreza, malnutrición y malestar social. El estrangulamiento económico mundial está asfixiando aún más en su ya precaria situación a las familias de 150.000 funcionarios de la Autoridad Palestina (AP). Como señaló el Embajador de la OLP en EEUU Afif Safieh, el bloqueo de salarios afecta casi a una tercera parte de la población palestina tanto en Cisjordania como en la Franja de Gaza, ya que cada funcionario de la AP tiene que mantener a una familia de siete u ocho miembros. La continúa retención de los impuestos palestinos en Jerusalén Este, además de los intensificados controles, cierre de fronteras y bombardeos constantes sobre Gaza, han dejado a la sociedad palestina paralizada.

¿Está justificado el aislamiento de Hamas? Hamas no sólo paró todos los ataques, como se mencionó antes, sino que ha hecho un llamamiento a la «calma a cambio de calma», con el consiguiente rechazo por parte de Israel porque Hamas es una entidad «terrorista». Hasta el momento, la existencia de Hamas no impidió que Israel firmara el alto el fuego de Sharm El Sheik (que Israel apenas cumplió), pero ahora que Hamas está en el gobierno, la táctica israelí a base de aislamiento, unilateralismo y castigos colectivos ha sustituido al interés por la paz y la diplomacia. Hamas se comprometió a restaurar el orden social (lo que beneficiaría la seguridad de Israel) e indicó que eso serviría para poner freno a los ataques de grupos como la Yihad Islámica y la Brigada de los Mártires de Al Aqsa durante el período de «calma a cambio de calma». Hamas declaró en numerosas ocasiones que está deseando negociar con Israel a través de un interlocutor tal como el Presidente Abu Mazen (un hombre que visiblemente se ha decantado por políticas de partido en vez de actuar como líder de su pueblo). Hamas presentó sus demandas a Israel con claridad (alineadas con el derecho internacional y las múltiples resoluciones de Naciones Unidas): retirada total a las fronteras de 1967, autonomía completa dentro de los territorios, control de sus fronteras y reconocimiento del derecho al retorno de los refugiados. Por eso, llamemos al pan pan y al vino vino. Israel está implicado en un terrorismo político, económico y físico patrocinado por el Estado – en un intento de asfixiar hasta la muerte a un pueblo al que ha privado hasta del aire durante 60 años. La cuestión que se plantea es: ¿aquéllos que valoran la paz tienen suficiente sentido como para oponerse a esos hechos o esperarán hasta que sea demasiado tarde?

Remi Kanazi es escritor y alma de la web dedicada a temas políticos «Poetic Injustice». Vive en Nueva York y es un escritor independiente, poeta y actor estadounidense de origen palestino. Puede establecerse contacto con él en: [email protected]

Texto original en inglés:

www.axisoflogic.com/artman/publish/article_21902.shtml