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Millones de hispanos sin papeles dejarán de trabajar el 1 de mayo en protesta por su situación

Los inmigrantes deciden para EEUU

Fuentes: El País

Tras el éxito de las protestas de cientos de miles de inmigrantes en varias ciudades norteamericanas, el pasado 10 de abril, el colectivo de los hispanos sin papeles de Estados Unidos se dispone a llevar a cabo mañana, 1 de mayo, un boicoteo masivo en todo el país. El «día sin inmigrantes», como lo han bautizado, es un intento por demostrar su peso en la economía del país. Se calcula que en EE UU existen entre 11 y 12 millones de indocumentados, lo que representa el 5% del total de la fuerza de trabajo. En el Senado hay una propuesta para permitir la legalización de los sin papeles que llevan más de cinco años en EE UU y establecer un programa de trabajadores temporales para el resto de la población ilegal.


¿Será el 1 de mayo el día en que Estados Unidos se despierte sin inmigrantes hispanos? Nadie para servir las mesas de los restaurantes; nadie para aparcar los coches en las grandes ciudades; nadie que limpie los hogares y las oficinas; nadie que construya las casas; nadie que recoja las cosechas… Lo será si triunfa la iniciativa de varias organizaciones que han convocado para mañana «un día sin inmigrantes», un boicoteo nacional que pretende afectar a millones de personas y con el que quieren demostrar el poder hispano en la economía estadounidense. «¿Cómo se hace visible lo invisible?», pregunta Sandra, una de estas inmigrantes. Y responde: «Quitándolo».

La fecha elegida es el 1 de mayo, festivo en casi todo el mundo menos en Estados Unidos.

La mayor revuelta silenciosa que está viviendo Estados Unidos desde la lucha por los derechos civiles de los negros en los años sesenta o las movilizaciones contra Vietnam culminarán de esta forma, mañana, con un paro latino. Desde California a Nueva York; desde Colorado a Carolina del Norte, los hispanos participan en una movilización sin apenas líderes, que ha funcionado espontáneamente.

La desaparición de latinos triunfó en la ficción: en la película Un día sin mexicanos, que Sergio Arau rodó en 2004 y que es el segundo filme más taquillero en la historia de México. Se calcula que en Estados Unidos hay entre 11 y 12 millones de inmigrantes indocumentados, el 5% del total de la fuerza de trabajo, según datos del Pew Hispanic Center.

La lucha sobre cómo resolver su situación irregular se ha recrudecido desde el año 2004, cuando el presidente George W. Bush planteó un programa de permisos temporales para los trabajadores que, en su gran mayoría, vienen más allá de la frontera sur del río Grande. El polémico debate sobre qué hacer con la inmigración ilegal está ahora en el Senado -y habrá que conciliarlo con el proyecto de ley aprobado en diciembre y que criminaliza a los indocumentados y a quienes les den trabajo, así como establece la construcción de un muro de más de 1.100 kilómetros en la frontera entre México y EE UU-.

Propuesta en el Senado

Tras las vacaciones de primavera, entra esta semana en su fase final. Antes del receso, el Senado había logrado un acuerdo, elaborado por los republicanos Chuck Hagel y Mel Martínez, para permitir la legalización de los indocumentados que llevan más de cinco años en Estados Unidos y establecer un programa de trabajadores temporales para el resto de la población ilegal. Pero el acuerdo se desmoronó en medio de una pugna en torno a varias enmiendas presentadas por los republicanos y degeneró en recriminaciones de obstruccionismo.

«Se trata de enviar al Congreso un mensaje, una demostración de fuerza del peso de los inmigrantes», dice Juan José Gutiérrez, del Latino Movement USA. «Que mañana sea un día en que los hispanos no compren, no vendan, no vayan al trabajo ni acudan a las escuelas».

El gran boicoteo americano sigue a la multitudinaria protesta del 10 de abril, día en que en más de 100 ciudades los indocumentados tomaron las calles para reclamar derechos. «Somos América», fue su lema. «Este es un país creado por inmigrantes», se queja Aída, de 43 años. Salió de México hace más de 10. Desde entonces nunca ha tenido papeles. Aída confirma que no trabajará mañana. Tampoco trabajarán Sandra ni Lupe. Aunque ellas han pedido el día libre «para evitar problemas». José secundará el paro, pero porque tiene papeles. Otro José es un indocumentado, que no parará porque tiene miedo a ser despedido.

Gutiérrez compara su lucha con la de los colonos contra el imperio británico de hace más de 200 años. «El gran eslogan de la Revolución Americana era: ‘No impuestos sin representación’. Millones de seres humanos están pagando impuestos y no tienen representación política», explica Gutiérrez. «De hecho, son golpeados y humillados cada día», puntualiza.

Aunque no todos los inmigrantes ni asociaciones están de acuerdo con una postura tan extrema como la de una huelga general de 24 horas. La coalición que sirvió de paraguas a la manifestación del 10 de abril en Washington -la National Capital Immigration Coalition- se ha distanciado del paro porque teme que una protesta muy radical signifique crear una imagen peyorativa de los inmigrantes, dibujados como enemigos de Estados Unidos.

«El boicoteo puede convertirse en un bumerán, en una bofetada contra los hispanos», advierten desde la Coalition for Humane Immigrant Rights of Los Angeles. En opinión de este grupo, el paro puede traer miles de despidos. Tras las manifestaciones del día 10, varios cientos de personas han perdido sus trabajos.Los federales han detenido a más de 1.100 inmigrantes sin papeles en una redada llevada en varios Estados del país en los últimos días. El objetivo es reflejar el «cambio de statu quo», según afirmó Michael Chertoff, secretario de Seguridad Interior.

A Chertoff le contestan desde el otro lado de la frontera: Nothing gringo (nada gringo). Mañana existe una convocatoria en México para boicotear los productos estadounidenses. «No McDonald’s…»; «No Starbucks»… «Nada gringo hasta que nos consideren personas, no mulas», dice Sandra.

Un movimiento con distintas voces

La protesta de mañana surgió de forma espontánea y tiene distintas voces, entre las que se incluye la Iglesia católica, quizá el único elemento que aglutina a todos los hispanos en Estados Unidos, pero que tampoco se casa con nadie.

«No entiendo por qué se espera que la comunidad hispana actúe de forma monolítica», explica la congresista demócrata por Maryland Ana Sol Gutiérrez. «No se trata de un único líder diciendo a la gente lo que hay que hacer. Este movimiento surge de las bases», dice Gutiérrez.

«Ni siquiera dentro del movimiento por la lucha de los derechos civiles hubo una sola voz, una sola estrategia», confirma Mario Cristaldo, coordinador general de la Coalición por el Derecho al Voto de Washington. «El objetivo es mostrar que nuestra ausencia deja un vacío importante difícil de llenar», expresa Ricardo Juárez, de Mexicanos Sin Fronteras.

Convertir el Primero de Mayo en un día sin inmigrantes ha tenido sin embargo cierta oposición por parte del arzobispo de Los Ángeles. Roger Mahoney ha echado un jarro de agua fría a la convocatoria de paro al pedir a sus fieles que acudan a trabajar, que vayan a las escuelas y que por la tarde se unan a las manifestaciones. «Hagamos del 1 de mayo un día de ganancia para todos», dijo Mahoney.

Lo que sí tienen desde el viernes los hispanos de EE UU es un himno, el himno estadounidense al que un grupo de artistas ha puesto letra en español. Nuestro himno ha despertado las protestas de los sectores más conservadores, entre ellos el presidente Bush, que ha manifestado su rechazo a que el himno nacional sea traducido a otro idioma. Bush también se opone frontalmente al paro del Primero de mayo.

Desde su nacimiento en 1780 como una melodía inglesa que cantaba a los borrachos, hasta que en 1814 Francis Scott Key le puso letra basada en un poema que compuso al contemplar el bombardeo de Fort McHenry, el himno estadounidense ha tenido un largo recorrido. En 1931 se convirtió en oficial. La música será la misma, pero la letra ya es otra. Hoy lo corearán miles de personas en su propia lengua.