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Los microplásticos llegan hasta tus intestinos, según un estudio

Fuentes: New York Times

  Un científico en Francia examinó una muestra de agua del mar Mediterráneo que contenía microplásticos. La mayoría de los microplásticos son el resultado involuntario de plásticos de mayor tamaño que se descomponen. CreditEric Gaillard/Reuters En los próximos sesenta segundos, personas de todo el mundo comprarán un millón de botellas de plástico y dos millones […]

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Un científico en Francia examinó una muestra de agua del mar Mediterráneo que contenía microplásticos. La mayoría de los microplásticos son el resultado involuntario de plásticos de mayor tamaño que se descomponen. CreditEric Gaillard/Reuters

En los próximos sesenta segundos, personas de todo el mundo comprarán un millón de botellas de plástico y dos millones de bolsas del mismo material. Para finales de año, produciremos suficiente papel burbuja para rodear el ecuador diez veces.

Aunque tomará más de mil años que la mayoría de esos artículos se degraden, muchos pronto se descompondrán en pequeños pedazos conocidos como microplásticos, billones de los cuales han aparecido en los océanos, los peces, el agua del grifo e incluso en la sal de mesa.

Ahora podemos agregar a la lista un lugar más en donde los microplásticos se depositan: los intestinos humanos.

En un estudio piloto con un tamaño de muestra pequeño, investigadores buscaron microplásticos en muestras de excremento de ocho personas provenientes de Finlandia, Italia, Japón, los Países Bajos, Polonia, Rusia, el Reino Unido y Austria. Para su sorpresa, cada muestra resultó positiva en la presencia de una variedad de microplásticos.

«Este es el primer estudio de su tipo, así que hicimos una prueba piloto para ver si hay microplásticos que pudieran ser detectados», dijo Philipp Schwabl, un gastroenterólogo en la Universidad Médica de Viena y principal autor del estudio. «Los resultados fueron asombrosos».

No hay certeza sobre las implicaciones para la salud a través de sus hallazgos, y esperan completar un estudio más extenso con los métodos que han desarrollado.

Los microplásticos -definidos como pedazos de menos de 0,5 centímetros de largo, apenas del tamaño de un grano de arroz- se han convertido en una gran preocupación para investigadores medioambientales durante la década pasada. Varios estudios han encontrado altos niveles de microplásticos en la vida marina y, el año pasado, los microplásticos fueron detectados en el 83 por ciento de las muestras de agua del grifo alrededor del mundo (el índice de contaminación más alto fue el de Estados Unidos, en donde el 94 por ciento de las muestras resultaron contaminadas).

La mayoría de los microplásticos son el resultado involuntario de plásticos de mayor tamaño que se descomponen, y Estados Unidos, Canadá y otros países han prohibido el uso de microesferas de plástico en los productos de belleza.

Los investigadores habían sospechado desde hace mucho tiempo que los microplásticos serían descubiertos en los intestinos humanos. Un estudio calculó que las personas que comen mariscos con frecuencia podrían estar consumiendo hasta once mil pedazos de plástico al año.

El nuevo artículo, que fue presentado el 22 de octubre en una conferencia de gastroenterología en Viena, Austria, podría ofrecer apoyo para biólogos marinos que desde hace mucho tiempo han advertido sobre los peligros que representan los microplásticos para nuestros océanos. Sin embargo, la publicación indica que los microplásticos también están ingresando a nuestros cuerpos por otros medios.

«El hecho de que tantos polímeros diferentes fueron medidos señala un amplio rango de fuentes de contaminación», dijo Stephanie Wright, una científica de salud ambiental en el King’s College de Londres que no estuvo involucrada en el estudio. Dos de los ocho participantes dijeron que ellos no comen mariscos.

Para realizar el estudio, seleccionaron a voluntarios de cada país que llevaran diarios de alimentos durante una semana y brindaran muestras de excremento. Schwabl y sus colegas analizaron las muestras con un espectómetro.

Fueron detectados hasta nueve tipos de plásticos, con tamaños que variaron desde los 0,005 hasta los 0,5 centímetros. Los plásticos más comúnmente detectados fueron el polipropileno y el tereftalato de polietileno (PET), ambos principales componentes de las botellas y las tapas de plástico.

Aun así, Schwabl recomendó precaución antes de llegar a conclusiones sobre los orígenes del plástico.

«La mayoría de los participantes bebieron líquidos de botellas de plástico, pero también fue común la ingesta de pescados y mariscos», dijo. «Es altamente probable que la comida es contaminada con plásticos durante varias etapas del proceso de alimentos o como resultado del empaquetado».

Si los microplásticos representan un riesgo a la salud de los humanos es en gran medida desconocido, aunque se ha encontrado que causan algo de daño en peces y otros animales. Adicionalmente, los microplásticos detectados en el estudio actual son demasiado grandes para ser una amenaza grave, dijo Wright.

«Sin embargo, lo que puede ser una preocupación mayor respecto a estos microplásticos más grandes es si están asociados con cualquier contaminante químico que se filtró durante el paso por los intestinos y se acumuló en los tejidos», dijo.

La concentración de contaminantes -veinte partículas de microplásticos por 10 gramos de excremento- era relativamente baja, agregó.

No obstante, Schwabl mencionó que los resultados eran más que suficientes para investigar a mayor profundidad.

«Ahora que sabemos que hay microplásticos presentes en el excremento, y sabemos cómo detectarlo, nuestro objetivo es realizar un estudio más grande que incluya a más participantes», dijo él.

Fuente: https://www.nytimes.com/es/2018/10/23/microplasticos-intestino-humano/?rref=collection%2Fsectioncollection%2Fnyt-es