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Los Murales Detroit Industry: Puntos de vista divergentes de Diego Rivera y Edsel Ford

Fuentes: Sin Permiso

Traducción para www.sinpermiso.info: Antonio Zihelboim

La obra magistral del artista mexicano Diego Rivera, Detroit Industry (1932-33), inscrita en frescos en las paredes del patio Rivera del Instituto de Arte de Detroit (DIA), muestra la historia de una ciudad estrechamente vinculada al auge y la caída de la tecnología y la producción industrial en masa de la era del acero. El trabajo describe las conexiones que existen entre las cuatro razas y los elementos de la tierra, y cuestiona simbólicamente a la iglesia, el capitalismo y la clase dominante, con humor y valentía. Al parecer, la mala gestión y los excesos de la economía industrial y la orientación hacia los beneficios empresariales y el militarismo, a los que aluden varios de los paneles, han sido la causa de la caída de la una vez imponente economía de Detroit. Y, como dice el refrán, lo que no es bueno para General Motors, no es bueno para los Estados Unidos.

 

Vista hoy en día, la magnum opus de Rivera parece haber presagiado la caída de Detroit (y de los EE.UU.), pero también puede anunciar su renacimiento: en ella, se evoca la tierra, las razas viviendo y trabajando en armonía, cosa que se percibe en una gran parte de la ciudad que ha sido limpiada de barriadas para permitir el rebrote de cultivos alimenticios, hierbas y árboles, a través de una serie de cooperativas de agricultura urbana que fomentan una nueva economía basada en una visión sostenible del medio ambiente.

 

Encargada por Edsel B. Ford (hijo de Henry, mecenas y director de Ford Motor Company por esos años) y dirigida por William Valentiner de la DIA, la obra consiste en una serie de frescos en 27 paneles. En ellos se describen las operaciones de la Ford, así como las de las industrias médica, farmacéutica y química relacionadas con la historia de Detroit y su gente. Sin embargo, la narrativa es compleja y fue percibida (en esa época) como sediciosa, y requiere ser decodificada cuadro por cuadro para revelar la audaz visión alternativa presentada ante los benefactores.

 

Simbolismo

 

Los murales, que Rivera consideraba una de sus obras más logradas, yuxtaponen brillantes colores tierra y formas post-impresionistas simples, en el estilo narrativo de las estelas mayas, contra el fondo de una Detroit monótona cubierta por el humo de la maquinaria que la mantiene con vida. Celebrando la creación y la destrucción mediante la ciencia, la medicina y la tecnología, Rivera combina las deidades de la tierra y del cielo, el poder humano y el de las máquinas, la curación y el envenenamiento, la guerra y la paz. También captura la intensidad de la línea de montaje robótica y una reveladora tensión entre los trabajadores de las fábricas, las enormes máquinas y los supervisores al timón.

 

Las gigantes figuras de las «Razas Roja y Negra» y las «Razas Blanca y Amarilla» reflejan la gran visión integradora de Rivera, con referencias a los estratos geológicos correlativos, hierro, carbón, piedra caliza y arena, que indican la conexión entre el acero y las materias primas que alimentan los procesos naturales de la Tierra.

 

Los frescos de Rivera en las paredes occidentales del patio son sumamente reveladores: en ellos se contrastan los aspectos positivos de la industria de la aviación y la química, donde los aviones vuelan como palomas a través del mundo y la ciencia descubre nuevos productos para mejorar el comercio y la humanidad. Esto contrasta con los aviones de guerra, que atacan cuales halcones, soltando la muerte en la forma de gas mostaza, y donde los empleados y los pilotos deben usar máscaras de gas para respirar. La fuerza del militarismo ya era una acusación clave en Detroit Industry entonces, tanto como lo es ahora.

 

Concepto y controversia

 

Las creencias políticas radicales de Rivera, sus ataques a la iglesia y el clero, así como sus relaciones con los trotskistas, así como con asesinos de izquierda lo convirtieron en una figura controversial, incluso en los círculos comunistas [Comunistas oficiales de la época, es decir, estalinistas. Nota de la R.]. Sus críticos vieron propaganda marxista en los murales del DIA, centrados como estaban en razas y clases. Algunos consideraban que la creación era vulgar y un ataque contra la clase obrera. Sin duda, eran un cuestionamiento de la clase dominante, y algunos incluso utilizaron el siempre familiar término «antiamericano».

 

Rivera muestra en los murales a ciertos administradores de la Ford, seres entre Henry Ford y Thomas Edison, y al jefe de la compañía farmacéutica Parke-Davis de Detroit como capataces iracundos o enloquecidos. En otro panel, se presenta a un grupo de superfluos turistas burgueses cuales personajes de caricatura a semejanza de Charlie Chan y Dick Tracy. En otras imágenes, aparecen trabajadores sufriendo efectos tóxicos y otros con símbolos comunistas, con guantes adornados con un pentágono rojo y blandiendo un mazo.

 

Los cleros católico y episcopalista condenaron los murales por supuesta «blasfemia» por su descripción de la escena Navidad Médica en la que un bebé adornado con un halo («Jesús») es vacunado por una enfermera («Virgen María») y un médico («José») en medio de ovejas («Cordero de Dios») y bueyes y un caballo (burro), mientras tres científicos de distintas razas («los tres reyes magos») disecan un perro (en nombre de la ciencia, por supuesto). Se hicieron llamamientos para que se destruyera la obra.

 

Al final, tanto Edsel Ford como el museo respaldaron a Rivera y su obra maestra. Ford sólo emitió una simple declaración: «Yo admiro el espíritu de Rivera. Realmente creo que estaba tratando de expresar su idea del espíritu de Detroit».

 

Jack Eidt es un urbanista y un defensor del medio ambiente en Wild Heritage Planners, con sede en Los Angeles. También escribe para WilderUtopia.com.

Fuente: http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=4425