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El fracaso del Foro por una Paz Justa en Oriente Próximo

Los sainetes sobre la paz para Palestina y sus lecciones políticas

Fuentes: Rebelión

El pasado fin de semana, del 14 al 16 de diciembre, se representó en el Teatro Buero Vallejo de Alcorcón (Madrid) el sainete Foro por una Paz Justa en Oriente Próximo, obrita escrita por el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), con dirección de Miguel Ángel Moratinos y un confuso elenco de actores que es mejor […]

El pasado fin de semana, del 14 al 16 de diciembre, se representó en el Teatro Buero Vallejo de Alcorcón (Madrid) el sainete Foro por una Paz Justa en Oriente Próximo, obrita escrita por el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), con dirección de Miguel Ángel Moratinos y un confuso elenco de actores que es mejor no detallar porque algunos no deberían estar, otros preferirían que la tierra les tragase y sobre todo porque la cosa ha salido tan lucida como una evacuación de vientre.

No es ni mucho menos la primera vez que tiene lugar en Madrid un espectáculo similar con la paz en Palestina como argumento central, aunque esta vez ha sonado bastante fuera de nuestras fronteras. Recuerdo ahora al menos otro par de saraos no muy lejanos, aunque no sabría concretar las fechas.

El primero tuvo lugar en uno de los elegantes salones de la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI). El responsable del «encuentro» entre palestinos e israelíes, decidió que un mapa mural de Palestina resultaría más apropiado para el decisivo evento que un insulso adorno floral. Escogió una reproducción israelí, con lo que mostró al mundo su buen gusto personal y la inconmensurable capacidad mediadora del país anfitrión en el conflicto entre una gran potencia militar ocupante y un pueblo oprimido que lucha en solitario por su supervivencia. Ese mismo mapa podía llevárselo cómodamente cada asistente a su casa, pues se distribuyeron cientos de programas de los actos con una reproducción a escala reducida y el sello del Ministerio de Asuntos Exteriores del Reino de España.

El segundo tuvo lugar cerca de la capital, probablemente en Alcorcón u otra de las poblaciones de la zona sur de Madrid. Nuevamente fueron invitados varios destacados ponentes israelíes, entre ellos un ex ministro, quien al no ver el maravilloso mapa por ningún lado, sacó el que traía de casa y asunto arreglado. Cómo sería su intervención, que antes de que acabase de exponer su «plan de paz» con la relación de todo lo que Israel pensaba apropiarse, no lo pude sufrir más y levanté la mano para interrumpirle desde mi asiento: ¿por qué no se queda con la mezquita de al Aqsa? Permaneció un rato en silencio calibrando si era una buena idea y cuando decidió que sí se inclinó hacia un colega -seguramente para averiguar si el edificio entraba en las ambiciones sionistas- y por fin contestó que eso era algo a negociar con los palestinos.

Lección nº 1: Los sionistas se valen y se bastan para organizar sus propias conferencias, cumbres y reuniones internacionales de paz y salir siempre beneficiados. Corolario: no hace falta que ningún ministro, director general, alcalde, responsable de la política internacional de un partido político, ni consejero del reino, les ayude.

En este caso no es así, dirán los partidarios de estas pantomimas, pues según anuncia literalmente su sitio en Internet, «el Foro por una Paz Justa en Oriente Próximo es un espacio de la sociedad civil (aunando al mayor número posible de actores)». Esto se lo pueden contar a los palestinos y a otros invitados extranjeros, pero los que conocen la España cañí saben que este espacio lo ocupa casi por completo el mismo que lo creó: el PSOE.

Este partido estableció el Foro Social de Madrid, gestor del Foro por la Paz, para abrir otro frente contra las políticas del Partido Popular, pero no tiene la fuerza moral, por no hablar de la real, «para dar respuesta a la pérdida de derechos humanos, paz y solidaridad que se dan en el mundo», tal y como anuncia su página web.

Cuando se baja el telón de los fugaces y esperpénticos encuentros de paz que organiza el PSOE con ayudas varias, una vez en las situaciones de la política real, el partido muestra constante y verdaderamente su compromiso con los derechos humanos con su política internacional, en especial en Oriente Medio. Apoya a Israel de muchas y eficaces maneras, dentro y fuera de España, oficial y extraoficialmente, en solitario y en la Unión Europea, en la ONU y hasta en Eurovisión.

Las recientes declaraciones de Moratinos, ministro de Asuntos Exteriores, sobre el apoyo incondicional de España a Israel y los premios a instituciones y personas sionistas concedidos en este mismo año, son apenas una muestra visible del conjunto nada despreciable de acciones más desapercibidas pero más importantes a favor de uno de los estados que más viola los derechos humanos desde 1948, año en que fue establecido. Entre aquellas destacan: comercio de armas, intercambio de inteligencia, maniobras militares conjuntas y acuerdos comerciales, científicos y culturales preferenciales.

Lección nº 2: El PSOE tiene una consistente política respecto de Israel que no sólo no es de izquierdas, sino que incluso es contraria a la legislación internacional. Ésta obliga a los estados miembros de la ONU a asegurar que todos los estados cumplan con la Carta y la ley internacional. Corolario: los «encuentros, diálogos, conferencias y foros» organizados por inasibles sociedades civiles, son en realidad un juego de niños, algo ya denunciado por Hamas hace 20 años en su carta fundacional.

El PSOE es capaz de hacer pasar su reaccionaria política internacional ante la opinión pública como una política de izquierdas sin ruborizarse y sin tener que pensar mucho. Ni siquiera le parece necesario presentar argumentos consistentes, basta con tres o cuatro frases mágicas: «no a la violencia terrorista», «fomentar la confianza entre las partes», «pasos en la buena dirección» y la reciente patochada de «una alianza de civilizaciones». Esto es así porque el español medio ni entiende el problema palestino ni le importa una higa, siempre y cuando los árabes no pongan bombas en trenes ni estaciones españolas.

¿Qué ocurre con los pocos españoles de izquierdas que no tragan con que el gobierno del PSOE apoye a un país que viola constantemente los derechos humanos de los palestinos y acaba de atacar a los libaneses? Pues el PSOE saca la billetera, les subvenciona un foro por la paz en Oriente Próximo y a vivir que son dos días.

El partido no tiene ningún problema en dar un poco de cariño a la izquierda testimonial. ¿Acaso Zapatero no ha posado antes las cámaras con una kufiya sobre sus hombros para mostrar ante el ancho mundo hasta dónde está dispuesto a llegar en su denodada lucha por la defensa de los derechos humanos en Palestina? Si el líder da semejantes muestras de compromiso con los damnés de la tèrre, bien puede el PSOE encargarse de organizar algún que otro foro y ocuparse de que no falten los canapés para todos los asistentes.

Otro gallo cantaría si el gobierno, como es su obligación, denunciase el Acuerdo de Libre Asociación con Israel, ya que en éste se prevé su suspensión en el caso de que un socio viole los derechos humanos; si finalizase la cooperación militar y de inteligencia con Israel porque su ejército es un agresor contumaz de países árabes y sus servicios de seguridad cómplices de regímenes criminales en numerosos conflictos por todo el mundo. Pero lo único que el gobierno del PSOE se siente en la obligación de hacer para contribuir a la justicia y la paz en Palestina es montar un sainete de vez en cuando.

Lección nº 3: Al PSOE le sale rentable en el ámbito internacional su apoyo a Israel porque con ello recibe las bendiciones del cártel mafioso conocido como «la comunidad internacional» y le sale barato en el nacional porque a los que abren la boca les mete un canapé y se callan. Corolario: A medida que el PSOE se desprende de los objetivos políticos que le son propios, adopta a velocidad inversamente proporcional las técnicas del doble juego para mantenerse en el poder.

El PSOE organiza y subvenciona todos los foros por la paz habidos y por haber siempre que se respete su derecho a elegir los participantes a su gusto. Como se decía antiguamente: el que paga la orquesta escoge la música. La parte de la sociedad civil que no es ocupada por el propio PSOE acude a la llamada de éste y se enfrasca en la organización del Foro.

Aquí se juntan elementos de difícil conjunción. Grupos realmente solidarios que por serlo están a la cuarta pregunta y son desconocidos por la opinión pública e ignorados por el poder; grupos que viven un incómodo equilibrio entre ser de izquierdas (sin dinero) y ser progresistas (con subvención), instituciones para-oficiales que tienen que aparecer en todas las fotos (institutos, sindicatos, fundaciones); organizaciones no gubernamentales más o menos amansadas; informantes, espías y buscavidas habituales de la vida política.

Mientras, los sionistas, nacionales y extranjeros, no se quedan de brazos cruzados. Se enteran de que se prepara un encuentro para la paz y empiezan a mover sus fichas. Se suceden las llamadas a los despachos de Asuntos Exteriores, del partido, de despachos influyentes, de personas reconocidas, se tocan todos y cada uno de los resortes que intervienen en estos casos. Pasan los meses de preparaciones por parte de unos y de presiones por parte de otros y el resultado es que cuando el PSOE ve que se acerca la celebración del encuentro, se da cuenta de que no puede resistir las presiones y que los izquierdistas tienen ya el programa cerrado.

Como en cualquier sainete, en el Foro también se producen situaciones cómicas impensables. Un día suena el teléfono en su secretaría de Madrid:

¿Dígame?

Buenos días, llamo desde Jerusalén, Israel (esto para empezar). Tengo una invitación del Foro para acudir al encuentro y quiero que me digan cómo me abonan el billete de avión.

En la lista del Foro no aparece su nombre ¿Quién dice que es usted?

Soy miembro de una ong de paz israelí que se llama «Israel sin fronteras».

¿Han firmado ustedes el documento sobre derechos humanos y autodeterminación…?

No sea usted imbécil: no hemos firmado un acuerdo de paz con Abu Mazen, ¿vamos a firmar un documento con unos extremistas españoles?

Querrá usted decir con la sociedad civil.

No, he dicho extremistas, es obvio que ustedes son anti-semitas, póngame con el ministro, que es usted un inútil.

En resumen: el ministerio de Asuntos Exteriores ha «invitado» a los sionistas, quienes se han hecho «invitar» oportunamente para lograr «un balance entre las voces palestinas y las israelíes», seguramente porque en Anápolis los desvalidos sionistas estaban aislados y no digamos en Palestina, donde apenas tienen entre 300 y 400 cabezas nucleares frente a los millones de piedras con las que cuentan los palestinos.

El cabreo de algunos miembros de la sociedad civil y de algunos invitados extranjeros por ésta es monumental, pero ya es tarde para acordarse de que «no hay una comida gratis», así que o lo toman o lo dejan. Los izquierdistas consecuentes renuncian a formar parte del engaño, los palestinos se niegan a ser humillados una vez más y los demás hacen lo que pueden. Desde esa llamada hasta hoy se suceden los comunicados, contra-comunicados, declaraciones, ruedas de prensa y otras acciones que tienen aún menos importancia que el propio encuentro, si es que éste tenía alguna.

Lo único bueno del desastre es que cada participante se ha retratado en el caso de que no lo estuviera ya. Lo malo es todo lo demás: los sionistas se han salido con la suya una vez más, los palestinos no han ganado nada una vez más y el movimiento solidario español ha quedado debilitado aquí y con su imagen maltrecha ante los palestinos.

Lección nº 4: Los solidarios con la causa palestina no deben unirse a los que no lo son, sean organizaciones gubernamentales o no gubernamentales. Su posición es tan antagónica respecto de la de éstos, como la de los palestinos respecto a los israelíes. ¿Por qué confiar en el diálogo con los que apoyan a los sionistas? Corolario: La solidaridad con el pueblo palestino se realiza en Palestina o aquí contra la política del PSOE, sus ongs y los grupos y la prensa adictos.