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Entrevista a la activista chilena de origen palestino Nadia Hasan

«Los sionistas pueden humillarnos, pueden ultrajarnos y expulsarnos de nuestras tierras, pero seguiremos luchando»

Fuentes: Rebelión

«El pasado marzo intenté, por tercera vez, luego de ser expulsada de Palestina, ingresar a mi tierra. Sin embargo, se me volvió a denegar el ingreso, argumentando, como siempre, razones de seguridad, sin ninguna explicación de cuáles son aquellas, pese a que como ciudadana chilena no tengo ningún impedimento para ingresar a Israel en vista […]

«El pasado marzo intenté, por tercera vez, luego de ser expulsada de Palestina, ingresar a mi tierra. Sin embargo, se me volvió a denegar el ingreso, argumentando, como siempre, razones de seguridad, sin ninguna explicación de cuáles son aquellas, pese a que como ciudadana chilena no tengo ningún impedimento para ingresar a Israel en vista a los acuerdos firmados por ambos estados.

Hasta el día de hoy me encuentro viviendo en Jordania, estudiando las acciones legales que pueden ser oportunas entablar contra el Estado sionista, en virtud del atropello sufrido por parte de la policía de inmigración israelí y los efectivos del Mosad, inteligencia israelí».

Enérgicas, rebeldes, decididas a dinamitar la frontera de la opresión sionista resuenan las palabras de la reconocida activista chilena de origen palestino Nadia Hasan, quien concedió a este redactor una entrevista exclusiva vía mail desde Jordania; adonde viajó para combatir de cerca las leyes segregacionistas del estado de Israel.

Nadia Hasan es Licenciada en Historia de la Universidad Católica de Chile y ostenta un diplomado de Estudios Árabes e Islámicos del Centro de Estudios Árabes de la Universidad de Chile. También ha sido profesora de Historia Árabe y columnista en la revista Al Damir de Santiago de Chile. Su activismo político la ha llevado a trabajar en los campos de refugiados de Askar y Balata, en Nablus (Palestina) y a ser responsable de la traducción al español del sitio Web de la Unidad de Información Palestina www.zajel.org . Al mismo tiempo integra el colectivo de Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística.

Periodista:  Actualmente vemos que muchos medios de comunicación trasnacionales tratan de vender el conflicto israelí-palestino como una guerra solamente entre dos ejércitos y desvirtúan los reclamos históricos del pueblo palestino… ¿Cuáles son las principales manipulaciones de los medios occidentales sobre el conflicto?

Nadia: Tal como mencionas, los medios occidentales presentan el llamado conflicto palestino-israelí como una guerra, una guerra en la que están luchando dos ejércitos. Sin embargo, en Palestina no se está viviendo una guerra, está bajo los efectos de una Ocupación militar, Ocupación que comenzó en 1948, cuando las Naciones Unidas, de manera unilateral, sin el consentimiento de la población local, dividió la Palestina histórica en dos estados independientes, llegándose a declararse sólo uno de ellos, el de Israel, y dando carta blanca para la masacre perpetrada por el ejército sionista, la llamada Nakba palestina, en la que se arrasaron y destruyeron completamente más de 230 poblados palestinos, asesinando a sus habitantes y expulsando al resto fuera de las fronteras ficticias impuestas por la ONU.

Por otro lado, y como consecuencia de los últimos acontecimientos mundiales, especialmente luego de los atentados a las torres gemelas en Estados Unidos y la consecuente guerra contra el terrorismo lanzada por Estados Unidos, con el apoyo de las grandes potencias, se nos trata de presentar una situación en la que un grupo de enloquecidos religiosos, en este caso los nativos palestinos, se lanzan en una «guerra santa» contra la única «democracia de oriente medio». No podemos olvidar que es precisamente el Estado Israel el que se define como un Estado para los judíos, donde hasta el día de hoy no existe una constitución escrita que rija los destinos de sus ciudadanos, que incluyen a más de un millón de palestinos, discriminados diariamente por no ser judíos, convirtiéndolos en ciudadanos de segunda y tercera clase.

P: Ha trascendido de algunas fuentes periodísticas que estuvo en Israel antes de viajar a Jordania.

N: Hay que dejar en claro que yo no me encontraba en Israel, yo ingresé a Palestina y viví en la zona por casi nueves meses. Si las cosas fueran como debieran ser, si se respetara el derecho internacional, si las resoluciones de las naciones unidas fueran algo más que folios guardados en viejas carpetas y algo más que palabras, yo, como palestina, como hija de palestinos, no tendría por qué ingresar a Palestina con una visa de turista otorgada por las fuerzas de ocupación israelíes. Sin embargo, Palestina no cuenta con ningún tipo de control sobre sus fronteras terrestres, ningún tipo de control sobre el uso de su espacio aéreo y marítimo, y nos vemos obligados a pedir «permiso» al estado terrorista de Israel para poder acceder a nuestra tierra de origen.

En enero del 2005 ingresé a Palestina y comencé un trabajo voluntario en distintas instituciones, tanto de la ciudad de Nablus como de los campos de refugiados palestinos en los alrededores de dicha ciudad, trabajo que duró hasta el día 6 de septiembre, cuando las fuerzas de ocupación me prohíben el reingreso a Palestina luego de haber salido del país, hacia Jordania, para renovar mi visa y cumplir con todos los procedimientos legales que impone el sionismo.

P: Cuando realizó los trámites migratorios para ingresar a su tierra de origen un funcionario de migración le dijo que a pesar de tener pasaporte jordano, no era jordana, que era palestina, e iba a ser tratada como tal… ¿Cómo es el trato que se le da a los palestinos en Israel y en Jordania?

N: Lo del pasaporte jordano es otra historia. Desde mi expulsión de Palestina, y como señalé con anterioridad, me encuentro viviendo en Jordania. Todos los palestinos expulsados durante la guerra de los seis días en 1967, cuentan con un pasaporte jordano en vista de que fue dicho estado quien tenía el control administrativo de los territorios de la Cisjordania. Este es el caso de mi padre, palestino nacido en Salfet en 1946 y expulsado por el ejército de Ocupación en 1967.

Por ley, el gobierno jordano debe entregar pasaportes a los hijos y nietos de aquellos palestinos si quieren vivir en Jordania. Sin embargo, Jordania cuenta con distintas clases de documentos de identidad, uno para aquellos que son 100% jordanos, o aquellos que se encontraban viviendo en Jordania antes de 1967. Ese pasaporte tiene un número social de identidad, ID, que los hace ciudadanos del reino con plenos derechos.

Por otro lado, están los pasaportes entregados aquellos palestinos que fueron expulsados de sus tierras. Este pasaporte es sólo una especie de permiso de residencia, sin un número social de identidad, sin plenos derechos cívicos, quedando estipulado su origen palestino. El pasaporte al que yo puedo acceder es de este segundo tipo, por lo que me convierto en ciudadana de segunda categoría, no en jordana, sino en palestina residente en Jordania, con una validez de 5 años, tras los cuales debo iniciar el proceso de renovación. Para los palestinos provenientes de la Franja de Gaza la situación es aún más precaria, ya que se les entrega un pasaporte válido por sólo dos años, sin ninguna clase de previsiones y garantías por parte del gobierno jordano. Estas limitaciones dejan completamente vulnerables a la población palestina que reside en Jordania, recordando que son más del 70% de la población actual del Reino, pero limitados y subyugados al no contar con plenos derechos.

Al momento de hacer mis trámites para obtener dicho pasaporte, los funcionarios públicos del servicio de pasaportes y residencia, me dejaron claro, de manera bastante arrogante, que no por tener dicho pasaporte yo me convierto en ciudadana jordana, que soy palestina y que sólo tengo un permiso para vivir aquí. (Bienvenida esa respuesta, claro que soy palestina, no pretendo ser jordana en ningún momento).

P: ¿Ha sentido en peligro su vida en algún momento?

N: Nunca he sentido en peligro mi integridad física, pese a haber sufrido toda clase de vejaciones y discriminaciones por parte de la ocupación israelí. Tengo las garantías, que al menos en teoría, me otorgan el ser ciudadana chilena. Los sionistas no se van a arriesgar a atentar contra mi integridad física de manera directa, eso se lo reservan a la población palestina que vive bajo ocupación.

P: ¿No teme que su conocido activismo político ponga en riesgo su integridad?

N: Mi activismo político no es más que la lucha legítima por mis derechos como palestina, por el derecho que tengo a volver a mi tierra, por el derecho de mis padres y de los más de 5 millones de palestinos que vivimos en la Diáspora. Los sionistas pueden humillarnos diariamente, pueden ultrajarnos y expulsarnos de nuestras tierras, pero seguiremos luchando, no sólo tenemos la historia de nuestra parte, sino la justicia que en algún momento tendrá que llegar a estas tierras y para nuestra gente.

P: ¿Cuál es su situación actual en Jordania?

N: En este momento yo me encuentro en calidad de turista chilena en Jordania, hago uso de mi pasaporte chileno y renuevo mi visa siguiendo los procedimientos legales que el gobierno jordano exige a los extranjeros. Una vez que se apruebe definitivamente mi pasaporte jordano, me convertiré en residente del reino, con un pasaporte provisional de 5 años, que me permitirá trabajar aquí, pero sin ningún tipo de previsión social y garantías exclusivas para aquellos que pueden acceder a un número social de identidad.

P:¿Qué ambiente se respira en Oriente Medio ante la invasión sionista al Líbano?

N: A unos cuantos días de haber sido declarado el cese a las hostilidades en Líbano, la situación no ha mejorado en lo absoluto, diariamente siguen muriendo ciudadanos libaneses por parte del ejército ocupante. En general, en toda la zona del medio oriente se está viviendo una atmósfera de tensión, que puede explotar en cualquier momento.

P: ¿Se puede hablar de repudio de la comunidad intelectual y artística israelí a los crímenes perpetrados por el estado sionista?

N: Dentro de la sociedad israelí existen grupos minoritarios de artistas, intelectuales y activistas que repudian las agresiones sionistas y la continua ocupación de su estado en las tierras que se encuentran dentro de la Línea Verde estipuladas después de 1967.

Lamentablemente estos grupos son bastante minoritarios sin llegar a provocar un cambio profundo en su sociedad, sin llegar a ser lo suficientemente fuertes para poder cambiar la política racista de su gobierno.

P: ¿Cómo ha sido acogida en el mundo árabe la retirada del embajador de Venezuela en Israel?

N: La acogida a esta exigencia del gobierno venezolano ha sido bienvenida por toda la población de la zona. Hugo Chávez se ha convertido en un símbolo de alguien, que sin ser árabe, está luchando desde América Latina por el derecho de los pueblos oprimidos. Es maravilloso ver la reacción de la gente, ha sido un privilegio poder ser testigo de cómo el mundo árabe ha podido comprobar que desde otras partes del mundo algunos se las están jugando por hacer valer sus derechos. Lástima que sólo pueda contarse con el ejemplo de Chávez. ¿Qué está esperando el resto de los países latinoamericanos?….

P: ¿Cuáles son sus planes futuros? ¿Se quedará en Jordania, hará nuevos intentos por ingresar a Palestina o piensa regresar a Chile?

N: Me quedaré en Jordania, no sólo por una cosa sentimental de encontrarme cerquita de Palestina, sino porque tengo la oportunidad, al estar aquí, de ser testigo de otra de las caras de la Ocupación, otra de sus consecuencias, de darme cuenta como los palestinos, vivan o no bajo ocupación directa, no tienen un espacio que les sea propio, se encuentran viviendo en el tiempo, sin un sentido de pertenencia, aunque muchos de ellos hayan nacido en otras tierras, siguen y seguirán luchando por su legítimo derecho al retorno a Palestina.