«Han dicho de mí que jugaba a ser Dios, y eso es una barbaridad. Me limitaba a utilizar los dones que el Altísimo me ha concedido para intentar defender unas convicciones que sigo manteniendo: creo que Estados Unidos tiene derecho a defenderse por todos los medios posibles». Sidney Gottlieb / Científico de la CIA El […]
Sidney Gottlieb / Científico de la CIA
El buró judío que controla la Casa Blanca, ha dado un giro en como operar su maquiavélica obsesión para controlar el mundo. Luego que quedara descubierta la mentira de las armas de destrucción masiva, las que supuestamente escondía el gobierno irakí de Sadam Hussein. Ahora hacen uso de la trillada frase: «libertad de expresión», con la complicidad de un sector de la prensa europea, para justificar la ofensa al profeta Mahoma y al mismo tiempo, provocar la visceral reacción del pueblo árabe-musulmán. Una operación que a no dudarlo, tiene detrás, los tentáculos de los servicios secretos británicos y norteamericanos.
El estilo Sharon
El 28 de septiembre de 2000 Ariel Sharon realizó una imprevista y provocadora visita a la Esplanada de las Mezquitas de Jerusalén, lugar sagrado del islam. Esta zona que es el enlace del Barrio Musulmán con el Barrio Judío, era el botín codiciado, que la ortodoxia israelí reclama como el Monte del Templo bíblico, vinculado a la llegada del Mesías de los judíos. Entonces, la acción de Sharon tenía un mensaje directo y desafiante: «Jerusalén no se negocia», por eso, los ultranacionalistas y ortodoxos tenían derecho a reclamar el control total del recinto.
La ofensa de Sharon tocó las fibras íntimas de los palestinos y del mundo árabe. Los analistas no podían negar que la actitud del viejo político israelí -sabedor del sentir árabe- era una artimaña para fomentar los extremismos de ambos pueblos y sacar réditos de todo esto.
Así, los enfrentamientos que se iniciaron en el recinto sagrado se extendieron en unas horas a las ciudades controladas por la Autoridad Nacional Palestina y el resto de la Cisjordania ocupada. Era la segunda Intifada, el proceso de paz quedó paralizado y los palestinos llevaron -como siempre- la peor parte. Los que pensaban que esta era la muerte política de Ariel, se equivocaron, al contrario, recibió adhesiones de diversos sectores ajenos a su partido. Sharon retó a Netanyahu para disputar la candidatura a Primer Ministro en unas primarias del partido Likud. El abrumador apoyo que tenía Sharon hizo renunciar a Netanyahu, para dejarle todo el poder a Ariel, quien desde el 2001 -luego del trámite electoral- asumía su cargo de Primer Ministro. Este es el estilo provocador de Ariel, con el que ha logrado sus objetivos político-militares.
Incendiando Oriente Medio
El 30 de setiembre del 2005 el diario danés Jyllands-Posten publicó doce caricaturas del profeta Mahoma, -máxima representación de los musulmanes- con turbante similar a una bomba, esto se agravó, porque el Islam prohibe la representación del profeta. Curiosamente, -luego de varios meses- los primeros días de febrero del 2006, estas caricaturas, fueron reproducidas por diversos medios europeos como el diario francés France Soir, el español El Periódico, el italiano La Stampa o el alemán Die Welt.
La burla a una religión que tiene millones de fieles -sobre todo en Oriente Medio-, fue justificada por los países europeos, EEUU y sus aliados, con la bendita frase: «libertad de expresión». Otra vez la democracia occidental nos enseñaba su lado más miserable. Una desfachatada provocación hacia los musulmanes de quienes calculaban una virulenta respuesta, como luego ocurriría.
En Damasco, las primeras «víctimas» de la furia islámica fueron las embajadas de Chile, Suecia, Dinamarca y Noruega. Además de la manifestaciones callejeras se produjo un boicot a productos daneses en Oriente Medio y amenazas contra el reino escandinavo. Mientras, el primer ministro danês, Anders Fogh Rasmussen, tan educado el, justificaba a los medios de comunicación: «porque ellos son libres para opinar».
Las protestas se propagaron a Irán, Libia, Libano, Afganistán, Indonesia, Irak, Pakistán y Somalia. Más de una decena de muertos, cientos de detenidos y heridos fueron el saldo de la represión para frenar los actos vandálicos del indignado pueblo árabe, quien no tenía otra forma de mostrar su descontento.
Entonces, esto, más que un conflicto espontáneo, huele a la nueva artimaña de los halcones de la Casa Blanca, (que habría tenido el apoyo de la CIA y el MI-5 británico) porque la mentira de las inexistentes armas de destrucción masiva en Irak ya ha sido desenmascarada es nula utilizarla de nuevo. Ahora quieren -desde el Despacho Oval- ser más delicados, y demostrar que, de los «salvajes» de Oriente Medio, sobre todo de los que leen el Corán, se puede esperar lo peor.
Y ahí está, la peligrosa Irán y su presidente Mahmud Ahmadineyad (un loco suelto según Washington) quien pidió a los norteamericanos y europeos que le den un territorio a Israel -a quienes desconoció- para que dejen libre la tierra de los palestinos, y su programa nuclear para uso científico, ha sido objetado por EE.UU, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y el Consejo de Seguridad de la ONU, (acusándolo de fabricar armas de destrucción masiva) los que presionan para desarmarlo como a Irak y apoderarse del codiciado oro negro. Mientras Hugo Chavez ya amenazó con cortarle la venta de petróleo, si Washington sigue entrometiéndose en la política venezolana
Como muestra, que cada vez es mayor la desesperación de EE.UU por el tema energético, en los últimos días George W. Bush ha ordenado reactivar los experimentos con energía nuclear para suplantar la escasez de hidrocarburos en los próximos años. Por eso, este «espontáneo» conflicto entre occidente-oriente, nos hace recordar cuando en el año 2000 Ariel Sharon visitó las Mezquitas de Jerusalén provocando la segunda Intifada, y esta ofensa a Mahoma, parece tener un objetivo político-militar, que es, la desmedida ambición norteamericana por justificar la invasión a Irán.