El gobierno israelí quiere matar diariamente. No hablamos de los hornos crematorios de Alemania nazi, hablamos del fuego que descarga el Israel nazi sobre los refugiados y cercados palestinos, con ese fuego los matan diariamente: bombas de su aviación, disparos de cañón, disparos de tanques, francotiradores con balas mariposa y otras prohibidas, bombas de humo, […]
El gobierno israelí quiere matar diariamente. No hablamos de los hornos crematorios de Alemania nazi, hablamos del fuego que descarga el Israel nazi sobre los refugiados y cercados palestinos, con ese fuego los matan diariamente: bombas de su aviación, disparos de cañón, disparos de tanques, francotiradores con balas mariposa y otras prohibidas, bombas de humo, bombas de fósforo amarillo, bombas que utilizan material radiactivo, bombas disparadas mediante drones, bombas, bombas, bombas. Todos los días sobre Gaza. Todos los días causan muertos en Gaza y Cisjordania. Ese es el matadero israelí.
El gobierno israelí también asesina desde el mar, bombardea Gaza desde los barcos con los que bloquea el paso a Gaza. Bombardea a los pescadores, pobres, siempre pobres, que con su barca intentan recoger algunos peces para llevar al pequeño puerto bombardeado numerosas veces. Aquellos cuatro niños que jugaban al fútbol en la playa y un avión los bombardeó despedazándolos, no podían salir de Gaza. Además de matar directamente destruye todo lo que pueda significar algo para el pueblo de Gaza, por ejemplo, a finales del mes de Julio la aviación sionazi bombardeaba el Museo de las Artes y Oficios, después ha bombardeado la Fundación Said Al-Mashal para las Artes y la Cultura. En esos edificios se guardaba el patrimonio cultural, la memoria histórica, eran lugares de encuentro y reunión, allí se veían músicos, escritores, y otros artistas, allí presentaban sus obras, exponían sus creaciones, intercambiaban sus descubrimientos, enseñaban a quienes trabajaban como alumnado. ¿Por qué los sionazis atacan los centros de cultura en Gaza, ciudad semi destruida, sin medios de subsistencia, sin agua potable en el 95% de la que disponen, sin luz, excepto varias horas al día, sin medicamentos, sin apenas alimentos, con el 80% de la población bajo el índice de la pobreza? ¿Por qué hacen eso los sionazis? Destruir esos edificios es el objetivo marcado porque la memoria histórica y la cultura del Pueblo Palestino de Gaza enseña, protege la conciencia de sociedad, da vida constante al proyecto de civilidad aun en las peores circunstancias, cumple con la necesidad de saber quién es quien, y habla con nitidez de la vida bajo la dictadura neocolonial.
En una entrevista realizada por Midde East Eye tras el bombardeo a algunos de los artistas que trabajaban en la Fundación Said Al-Mashal, uno de ellos, Hanin al-Holy, expuso ese porqué del crimen: «El centro Al-Meshal era un símbolo de la cultura, algo que reforzaba nuestra identidad Palestina. Lo atacaron porque el arte es, también, una forma de resistencia».
Bombardean escuelas y hospitales, depósitos de agua y centrales eléctricas, bombardearon parques, pequeños y desarbolados, barrios enteros; en 2014 bombardearon hasta el pequeño zoológico, matando a los pocos animales a los que se cuidaba como una joya. Ese es el matadero uno, el matadero israelí.
La marina de los enemigos de la cultura, de la vida, la marina de los enemigos del pueblo palestino, hace tan sólo unos días han asaltado los barquitos de la Flotilla que llevaba medicinas a Gaza, lo han hecho en aguas internacionales, es un acto de guerra y un crimen, y han asaltado a los pescadores de Gaza que en sus barquitos, estando aun en sus propias aguas territoriales, buscaban el mar abierto para llevar algunos de sus enfermos y heridos a un puerto de la otra orilla del Mediterráneo. Parece que hay barcos de ONGs que recogen a los refugiados que escapan de Libia, y los gobiernos se escandalizan de lo que ven llegar. No dicen lo que han hecho para que eso suceda. ¿Habrá algún barco de cualquier país del Mediterráneo, que vaya en busca de los sufrientes Palestinos? ¿Un sólo barco de una ONG? ¿Hay algún gobierno, organismo internacional, organización humanitaria, que se ponga al frente de la Gran Marcha del Retorno para defender el derecho del pueblo palestino a volver a sus casas y a su tierra? ¿Uno sólo? Uno sólo para cualquiera de estos dos asuntos. Entonces, los pueblos dirán a quien acuda a prestar auxilio, aquellos versos de Luis Cernuda en su poema «1936»: «Gracias, Compañero, gracias / Por el ejemplo. Gracias porque me dices / Que el hombre es noble. / Nada importa que tan pocos lo sean: Uno, uno tan sólo basta / Como testigo irrefutable / De toda la nobleza humana».
Los sionazis matan. Bloquean Gaza para que no llegue la Flotilla con material médico, tampoco dejan que salga ningún barquito de pesca con heridos y enfermos. Los sionazis matan. Atacan cada viernes la gran Marcha del Retorno: sólo desde el 30 de Marzo, durante los 20 viernes que han transcurrido, sólo los viernes de la Gran Marcha del Retorno, han asesinado fríamente, a 167 palestinos y palestinas, y han herido a más de 18.000. ¿Por qué?, otro por qué: porque el pueblo Palestino pide que cumplan la Resolución 194 de la Asamblea General de la ONU tomada como una medida de justicia y pacificación, Resolución que la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó el 11 de Diciembre de 1948, y en concreto en su Artículo 11 declara: «Debe permitirse a los refugiados que deseen regresar a sus hogares y vivir en paz con sus vecinos, que lo hagan así lo antes posible, y que deberán pagarse indemnizaciones a título de compensación por los bienes de los que decidan no regresar a sus hogares y por todo bien perdido o dañado cuando, en virtud de los principios del derecho internacional o por razones de equidad, esta pérdida o este daño deba ser reparado por los Gobiernos o autoridades responsables».
Por sostener esta Resolución, este Derecho, desde el 30 de Marzo, los viernes, el Pueblo Palestino ha perdido la vida 167 veces, y ha sido herido en más de 18.000 veces: mujeres, hombres, niños y niñas, todas las edades de Palestina, son las edades de todos los pueblos. A los crímenes de Israel acompaña la decisión del imperio, de EEUU, de quitar el dinero que tiene que entregar a la UNRWA, agencia en defensa de los entre 5 y 7 millones de refugiados Palestinos, con el fin de que los Palestinos no aparezcan en el plano como los expulsados de su tierra por el invasor neocolonial.
Pero retomemos ese mismo asunto de los refugiados Palestinos que en sus pequeños barcos de pesca intentar llegar a un hospital de la otra orilla. No parece que ningún gobierno europeo de orillas al Mediterráneo quiera mandar un barco para recoger a los refugiados de Gaza. Las declaraciones de Pedro Sánchez, de España, con respecto a Palestina diciendo que el Pueblo Palestino deje de defenderse, o que los sionazis tienen derecho a atacar al Pueblo Palestino, indica el sentido político de los colaboracionistas del neocolonialismo: a lo largo de la historia siempre han dejado para la memoria escrita las mismas palabras de condena del pueblo que se resiste a ser asaltado.
A pesar de lo que declara el mandatario negacionista español, ¿ponemos esperanza en que algún gobierno mande a su marina de guerra para que los sionazis respeten el derecho a la navegación?. ¿Alguno hará respetar la vida y la memoria del Pueblo Palestino?. ¿Se pondrá, o se pondrán los gobiernos europeos al frente de la Gran Marcha del Retorno?, ¿no obliga el Derecho Internacional a hacer cumplir la ley?, aunque, ahora recuerdo lo que hacían esos gobiernos occidentales para defender sus buques de pesca en otros océanos, ¿recuerdan que mandaban barcos de guerra?. El Mediterráneo lo tienen en sus orillas, no cuesta tanto a los gobiernos que hoy recogen refugiados en sus aguas y en alta mar. No les cuesta tanto entrar en Gaza y encabezar la Gran Marcha del Retorno. Matadero Uno del régimen sionazi, Palestina. A los que miran al Mediterráneo desde la orilla que está enfrente de Palestina, gobiernos, organismos internacionales, organizaciones humanitarias: esperamos su respuesta, su responsabilidad.
Ramón Pedregal Casanova es autor de los libros: «Gaza 51 días», «Palestina. Crónicas de vida y Resistencia», «Dietario de Crisis», «Belver Yin en la perspectiva de género y Jesús Ferrero», y «Siete Novelas de la Memoria Histórica. Posfacios». Presidente de la Asociación Europea de Cooperación Internacional y Estudios Sociales AMANE. Miembro de la Comisión Europea de Apoyo a los Prisioneros Palestinos.
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