La ONU, tan inmensa como débil, permanece paralizada por la voz de los Estados Unidos de América que con interés geopolítico alienta guerras y barbarie en todos los continentes, menos en su propio patio. Para alcanzar la paz lo menos necesario son las armas y lo más útil la diplomacia. Israel, tiene Estado y gobierno, conducidos por la ultraderecha sionista, que hace de la agresión recibida de Hamás, su mejor excusa para mantener su dominio y ocupación sobre el pueblo Palestino, cuyo activo principal se llama dignidad y resistencia. Las acciones militares de Israel contravienen las reglas del Derecho internacional Humanitario. Están en la órbita de la lesa humanidad, por sus sistematicidad e intención afectan la dignidad de toda la humanidad, no solo del pueblo ofendido. Son genocidio y crímenes de guerra. La ONU en una ocasión al menos declaró responsable de genocidio al Estado de Israel, el principio de distinción es evadido y con plena conciencia arremete contra personas protegidas, civiles, niños y mujeres, convirtiéndose en terrorismo de estado, planeado para aniquilar.
Condenar esta barbarie no es antisemita, no se comete el delito de incitar a la discriminación, odio o violencia contra el pueblo judío, al contrario, pone en evidencia que vergonzosamente el pueblo humillado por la Alemania nazi, es ultrajado por el sionismo que trata de eliminar la raíz de la cultura palestina. El anuncio de “acabar con los animales humanos” del ministro israelí es similar a la voz nazi de “eliminar a los cerdos judíos” y bajo principios de exageración, desfiguración y creación del enemigo único, promete la destrucción total, mediante destierro o genocidio. La solidaridad internacional en diplomacia por los Estados que respetan la autodeterminación y por la movilización en las calles, por parte de los pueblos en democracia, podrán crecer los llamados para que la Corte Penal Internacional entre pronto a juzgar la lesa humanidad e impida la promesa destrucción total.
El plan de exterminio, no es nuevo, el documental “Nacido en Gaza” (Hernán ZIN) se introduce a través de los niños en la ofensiva de Israel en la franja de Gaza en 2014, que dejo 506 niños muertos y 3598 heridos. Mohamed, en razón a la falta de comida, dejó la escuela para dedicarse a recoger plásticos en los vertederos, algunos con bombas entre los escombros (similar al relato de cine: las tortugas también vuelan). Mohamed comenta que cada dos años esta guerra (masacre) se repite. La escuela de niñas que tiene las banderas de la ONU y las ambulancias también fueron bombardeadas, ninguna de las victimas tenía armas, ninguno era una máquina de guerra, todos eran civiles inocentes.
Udai mostró los escombros de su casa destruida con el bombardeo, no pudo recuperar nada, la fortuna para él y sus amigos es quedar vivos hasta el próximo bombardeo, nadie sabe, cualquiera es el siguiente. Él dice que vio con sus propios ojos como murió despedazado su hermano de 22 años, que estaba repartiendo refrescos, ahora tiene pesadillas, no puede dormir, su tío también murió.
Nacido en Gaza muestra la destrucción total, obras humanas, infraestructuras, casas, edificios, nada en pie, solo escombros, metal y cemento amontonados, materia fundida, la obra de sus manos y su inteligencia, en ruinas, quitan la electricidad, el agua y el bienestar con garantías y derechos. Los medios de comunicación trasnacionales alientan, incendian, niegan, no les importa la vida palestina,
Muhmad muestra los cuerpos inertes y con gusanos del camello y los corderos, dice que su padre cultivaba pepinos, tomates y pimientos que ellos destruyeron y agrega que su granja ha sido destruida 11 veces entre 2001 y 2014, y que con excavadoras rompieron el suelo y afectaron unas 17.000 hectáreas de cultivo y desterraron a 24.000 familias que tenían agricultura. Nadie cultivaba bombas, ni tenía armas, eran civiles inocentes. Todo el tiempo, los Nacidos en Gaza son acosados, los derechos están a merced de Israel con su narrativa y acciones de exterminio y de Estados Unidos el gran padrino que señala con su dedo cuándo la barbarie es o no permitida y tiene bajo silencio a la ONU.
P.D. 1. ¿Dónde estaban los cancilleres, ministros y presidentes de Colombia, que no supieron de las condenas de la ONU a Israel por genocidio, del rechazo por sus decisiones sobre Jerusalén, las reiteradas infracciones al DIH y su conducta de “Estado terrorista? 2. Yahir Klein, exmilitar israelí, mercenario, vino por “invitación” a enseñar a paramilitares las técnicas para matar “animales humanos” (opositores) y antes de irse comprometió a un expresidente, a ganaderos, inversionistas….
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.