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Ni hidrocarburos, ni agrocombustibles

Fuentes: Agencia Periodística del Mercosur

Diagnósticos alarmantes sobre una crisis energética a escala global suelen copar los análisis económicos de tendencias más disímiles. Como ocurre en otras áreas cuando de economía se trata, en la mayoría de los casos lo que se relega son datos contextuales sobre las desigualdades en materia de acceso y distribución. Pero si bien las voces […]

Diagnósticos alarmantes sobre una crisis energética a escala global suelen copar los análisis económicos de tendencias más disímiles. Como ocurre en otras áreas cuando de economía se trata, en la mayoría de los casos lo que se relega son datos contextuales sobre las desigualdades en materia de acceso y distribución.

Pero si bien las voces de alerta suelen esconder intereses de nuevos negocios en materia de generación y desarrollo energético, lo que explica en parte el auge de los llamados agrocombustibles, el aumento impresionante del consumo de hidrocarburos y su propia condición de fuentes no renovables son aspectos para no soslayar. Prueba de ello es que más del 80 por ciento de las necesidades energéticas del mundo se cubren con este tipo de recursos.

Hace décadas, desde ya mucho antes que se masificaran los anuncios apocalípticos, científicos y aficionados vienen desarrollando distintos proyectos para la generación de energías renovables. De modo aislado y con escasa difusión -ya sea en programas de universidades públicas o en el marco de organizaciones sociales- existe un prolífico recorrido en la investigación y fabricación de cocinas económicas, calefones y paneles solares, sistemas de bombeo o aerogeneradores.

Ésas fueron algunas de las experiencias compartidas en el marco del Seminario de Energías Renovables para el Desarrollo Rural, realizado semanas atrás en la localidad de Puerto Tirol, cercana a Resistencia, capital de Chaco, en el Nordeste Argentino.

Pequeños productores, campesinos, técnicos y funcionarios de instituciones gubernamentales y no gubernamentales de distintos países sudamericanos se reunieron para «poner en discusión, por un lado, el actual modelo de desarrollo, altamente consumidor de energías, y por otro, la búsqueda de fuentes de energías renovables, principalmente en el ámbito rural que puedan ser producidas y controladas por las mismas comunidades».

Falta de recursos económicos, difusión, políticas públicas de fomento, investigación, seguimiento y desarrollo fueron señalados entre las conclusiones del Seminario como algunas de las principales problemáticas en torno a la generación de energías renovables en Argentina, Chile, Uruguay y Paraguay. A esas demandas también se sumó la crítica ante «la carencia de políticas energéticas integrales en el marco de un proyecto nacional y regional». Otra de las conclusiones pasó por el «rechazo a la Ley de Biocombustibles, la necesidad de informar y educar sobre los efectos de su producción y de grabar con impuestos a quienes los utilizan». En paralelo se pidió la reglamentación de la Ley de energías renovables y la instrumentación de incentivos que alienten su generación y consumo.

Algunas de las propuestas surgidas en los distintos grupos de trabajo fueron la generación de redes de trabajo e intercambio entre instituciones del Estado, ONGs y Universidades. Entre los representantes de las organizaciones convocantes, Alberto Ansenini, titular del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) de Argentina, señaló que «el impulso de las energías renovables no debe estar dado por la amenaza del fin de la era de los combustibles fósiles, sino por la necesidad de generar un planeta más habitable».

Por su parte, José Cattalano, del Programa Social de Agropecuario, señaló que la problemática energética en las comunidades rurales «debe considerarse en conjunto con las dificultades de acceso al agua, la tierra y la comercialización productiva». En tanto que Graciela Gasperini, de la mesa directiva del Instituto de Cultura Popular (INCUPO), llamó a pensar el tema en forma conjunta con las asimetrías entre países ricos y pobres y hacia el interior de cada nación, a la luz de las desigualdades en torno a la distribución de la riqueza.

El Seminario incluyó la exposición de generadores energéticos a partir de leña (hornos de carbonización, estufas y cocinas económicas), estiércol – residuos (biodigestores) y viento (molinos y aerogeneradores). Extraños y a simple vista, rudimentarios aparatos aparecían a los ojos de los no entendidos: ¿Una antena parabólica apuntando al sol puede calentar una pava (caldera) de agua?; ¿bombas de agua y soda?; ¿estufas de aserrín?

Así, por ejemplo sólo a partir de la explicación de quien lo desarrolló, neófitos en la materia como estos cronistas pudieron identificar un calefón solar en una gran caja aislada con bolsas de polietileno. Con paciencia de investigador, Julio Díaz, estudiante de la licenciatura en Energías Renovables de la Universidad Nacional de Salta, explicó que se trata de un sistema de bajo costo, que permite a comunidades nativas proveerse de agua caliente para uso sanitario.

A partir de un proyecto de voluntariado universitario, Díaz junto a otros compañeros instalaron el artefacto que produce diariamente hasta 70 litros de agua caliente con una inversión única de entre 300 y 400 pesos. Los calefones son instalados en zonas de la Puna donde sólo se accede caminando o a lomo de mula y el servicio de red suena a utopía.

Desde la facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), Victoria Barros comentó que en esa unidad académica se vienen desarrollando experiencias en el aprovechamiento de energía solar desde hace más de 30 años. Junto a estudiantes y docentes de ingeniería y antropología, la joven trabaja en un proyecto interdisciplinario de colectores solares (tanque de acumulación térmica). No obstante, consideró que todavía «es casi imposible que se generalice una toma de conciencia sobre la necesidad de racionalizar los recursos energéticos o desarrollar variantes no convencionales. Mientras la energía esté disponible de manera fácil e inmediata, para amplios sectores urbanos será muy difícil visualizar su importancia estratégica».

El trasfondo de una realidad absolutamente distinta a la de esos sectores urbanos reflejaban algunos de los campesinos asistentes al Seminario. «Vi a una señora emocionarse al ver en funcionamiento una simple bomba de agua a soga y no pude menos que impactarme cuando dijo: ‘No quiero que mis hijas también tengan que vivir acarreando agua'», comentó a APM un integrante de Incupo.

Para Jorge Farías, especialista en Desarrollo Rural que se dedica a capacitar en la fabricación de cocinas económicas a leña, un aspecto básico en la generación de energías renovables es que las comunidades que las necesitan puedan apropiarse de ese tipo de tecnologías para su propio desarrollo, «sino se trata de más de lo mismo», enfatizó mientras terminaba de instalar un horno de ladrillos.

Asimetrías. Como en otros aspectos de la economía, tanto en cuanto a relaciones internacionales como hacia dentro de cada país, el derroche de algunos marca la carencia de otros. El consumo energético es uno de los ejemplos más claros en este sentido y si bien todas las alternativas de producción limpia son válidas, no hay sol ni viento que puedan subsanar esas desigualdades.

Agencia Periodística del Mercosur
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