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Como los ciudadanos norteamericanos somos cómplices

Ningún país toleraría ser bombardeado

Fuentes: Information Clearing House

Traducido para Rebelión por Paco Muñoz de Bustillo.

9 de diciembre de 2012.- Walid al Nassasra y dos de sus hijas están mirando fijamente el agujero que surge donde se levantaba la casa de bloques y tejado de chapa de los hermanos de Walid, hasta que fue destruida por una bomba de precisión lanzada desde un caza de combate F-16 israelí (proporcionado por Estados Unidos) el 19 de noviembre de 2012 a las 10 de la noche, mientras la familia dormía. Si no fuera por la ropa de cama y las prendas de vestir desperdigadas por los alrededores, sería difícil pensar que en ese lugar se levantaba una casa hasta hace poco. Como Walid, su hermano Taqwfiq también es agricultor. Su familia ha cultivado la tierra cerca de Rafah durante treinta y cinco años. Son gente pobre, que arranca penosamente su sustento de una pequeña parcela de tierra. Mientras nos sentamos y hablamos con Walid, los F-16 israelíes surcan el cielo con estrépito.

Su hermano y su sobrino de 12 años están hospitalizados. El niño permanece en la UCI con fractura de cráneo y de cadera. Su cuñada ha quedado ciega después de sufrir graves quemaduras en la cabeza y el tórax.

Su nieta de 4 años sufre graves quemaduras y tiene una pierna fracturada que se ha estabilizado mediante un fijador externo. Para efectuar este tipo de reducción es preciso hacer agujeros en las áreas intactas del hueso que rodean la fractura, para atornillar en ellos pernos y estructuras especiales. Externamente, una barra o una pieza curva de metal une los pernos mediante articulaciones mecánicas para proporcionar un apoyo rígido. Como los tornillos atraviesan piel y hueso, es preciso efectuar una limpieza concienzuda para evitar la infección en el lugar donde se efectúa la operación. Sí, he dicho bien: su nieta tiene cuatro años. Ha sido dada de alta y enviada de regreso a casa. Nos la traen para enseñarnos su cuerpecito herido, su cara cubierta de quemaduras, su pierna que se mantiene unida mediante ocho tornillos de metal. Está llorando. Los nueve miembros de la familia supervivientes fueron heridos en la explosión.

Dos de sus sobrinos murieron. Se llamaban Ahmed y Mohamed. Efectivamente, todos los mártires, todos los civiles inocentes y todos los luchadores de la resistencia tienen nombre en esta noticia. Todos los asesinados dejan detrás una familia que les llora. Todos.

No hubo ningún aviso previo. Nadie llamó, nadie arrojó octavillas ni golpeó la puerta de casa. Solo una inmensa detonación en mitad de la noche que llevó a Walid a pensar que su casa, a 80 metros de distancia de la explosión, había sido alcanzada por una bomba, ya que estallaron todos los cristales y temblaron los tabiques.

Cuando preguntamos a Walid qué le gustaría comunicar a las personas de Estados Unidos, contestó: «El pueblo de Estados Unidos ya recibió nuestro mensaje. Durante la operación Plomo Fundido los norteamericanos pudieron comprobar que la mayoría de los mártires y los heridos eran civiles y no reaccionaron. Tratan a Israel como si fuera otro estado norteamericano».

El presidente Obama afirmo que «ningún país de la Tierra toleraría que se lanzara desde el exterior de sus fronteras una lluvia de misiles sobre sus ciudadanos». Nosotros proporcionamos los aviones, las bombas y los vetos en el Consejo de Seguridad de la ONU que permiten enmascarar estos crímenes. Como ciudadanos de Estados Unidos, somos cómplices necesarios. La cuestión es, ¿cuánto tiempo seguiremos tolerándolo?

Enlace a vídeo reportaje: http://truth-out.org/news/item/13318-no-country-would-tolerate-missiles

Johnny Barber ha viajado a Iraq, Israel, Palestina, Líbano, Jordania, Gaza y Afganistán para testificar y documentar el sufrimiento de las personas afectadas por la guerra. Defiende la reconciliación y estrategias no-violentas frente a la violencia y la opresión.