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Promo turística

No visiten más los antiguos campos de Auschwitz o Treblinka, ¡visiten mejor Gaza!

Fuentes: Mondialisation

Traducido del francés para Rebelión por Sinfo Fernández.

El gobierno de la colonia terrorista israelí está acusando a los responsables políticos de Polonia de querer negar la implicación polaca en el genocidio de los judíos durante la segunda guerra mundial.

En efecto, el pasado 6 de febrero, el presidente polaco Andrzej Duda firmó una ley que condena hasta a tres años de prisión, incluidos los extranjeros, por el uso de la expresión «campos de exterminio polacos» al referirse a los que los nazis alemanes levantaron en el país.

A finales de enero, con las virulentas palabras a que nos tiene acostumbrados, el primer ministro Netanyahu declaró que Israel «no va a tolerar que se deforme la verdad y se reescriba la historia, ni que se niegue el Holocausto» (denominación errónea ya que la palabra «holocausto» viene del griego y significa el sacrificio, mediante el fuego, de un animal que se ofrenda entero a Dios en vez de entregarle sólo una parte y comerse el resto. Sería casi lo mismo que una inmolación. ¡¿Dónde se produjo tal sacrificio, una inmolación de los judíos ante Dios en el genocidio de que fueron objeto por los nazis de la época?! Es una terminología inapropiada, y cuando se destaca con mayúscula es igualmente inapropiada). Una declaración que contó con el veloz apoyo del Estado terrorista principal: Estados Unidos.

En resumen, siempre al acecho de la menor palabra mal entendida respecto a su versión oficial del pasado, muchas organizaciones judías internacionales se han sumado a las posiciones del primer ministro israelí, viendo en la maniobra del gobierno polaco una tentativa de negar la participación de determinados ciudadanos polacos en los crímenes nazis. Pero, para el gobierno polaco, la expresión «campos de exterminio polacos» daba la impresión errónea de que Polonia fue quien tomó la iniciativa en los crímenes perpetrados por los nazis alemanes cuando el país fue ocupado y los ciudadanos de la época fueron obligados y forzados a doblegarse ante las decisiones nazis bajo pena de ejecución en el acto.

Todavía nos sigue sorprendiendo ver la celeridad con la que los partisanos de la ideología sionista saltan al ruedo para denunciar en otros lo que ellos mismos practican (reescribir la historia sobre la base de la Torá, la vieja literatura judaica) con un celo tan criminal como el de los nazis de la época. Y en vez de volcarse en esta estéril polémica relativa al pasado, en lugar de informar tanto sobre las condiciones de supervivencia en estos campos de concentración nazis ahora desiertos, sería más apropiado que aquellos a quienes el tema interesa se dirigieran a un campo de exterminio en pleno apogeo como es el de Gaza, donde los criminales israelíes se emplean a fondo para multiplicar los abusos de todo tipo y exterminar lentamente, pero con total seguridad, a una población que agoniza después de diez años de bloqueo.

Irritados sin duda al ver que esta maldita población palestina resiste mal que bien su vida enjaulada, los bombardeos regulares y las innumerables privaciones, la colonia terrorista israelí ha endurecido aún más, estas últimas semanas, las condiciones de supervivencia de esos dos millones de personas privándoles absolutamente de todo, haciendo que los centros de salud y los hospitales se hayan visto obligados a cerrar, incluso sus servicios de urgencia, por falta de carburantes para alimentar sus generadores eléctricos. Los pacientes agonizan sin poder recibir socorro alguno. Y todo ello en medio del silencio y la indiferencia general, porque todo el mundo conoce esa situación. Después de eso, ¡¿cómo extrañarse de que cada vez más ciudadanos de todo el mundo no crean ya en esa justicia tan alabada por nuestros «Estados de Derecho» que se dicen ejemplares, y rechacen por tanto las arengas políticas?!

Así pues, es mejor que no pierdan su tiempo en los escenarios desvencijados -aunque cuidados- de los antiguos campos nazis. Visiten mejor Gaza en «vivo». A la hora de las instantáneas y de los selfies, podrán ver y tocar una realidad negada por los responsables israelíes y enviar sus capturas a través de sus móviles a sus allegados con un «smiley«: «¡Yo estaba allí!» Disfrutarán de las cenas cada tarde a la luz de las velas porque prácticamente no hay electricidad. Y para apreciar todo su sabor, asarán sus hamburguesas en un brasero. Se quedarán fascinados con esas playas donde desembocan las aguas residuales no tratadas de las colonias. Podrán recorrer la Franja en carro porque ya no hay carburante para los coches. Podrán incluso estar allí (quizá) para asistir en primera fila a alguno de los grandes fuegos artificiales que el ejército colonial israelí organiza de forma regular, tanto de día como de noche. Y la guinda del pastel, quizá se vean obligados a prolongar su estancia antes de volver al curro porque las órdenes el ejército les impedirán abandonar el enclave durante un tiempo indefinido. ¡¿Verdad que es más que excitante?! Siempre a condición de que no se pongan enfermos, evidentemente, porque los centros de salud han tenido que cerrar uno tras otro. ¡Pero, bueno, tendrán recuerdos únicos, más que reales…!

Hmmm, no me hagan decir lo que no he dicho, ¿eh? No digo que Auschwitz = Gaza… pero ¡¿será necesario esperar a que Gaza = Auschwitz para decir que es hora ya de actuar y exigir el cese inmediato de esta odiosa guerra colonial auspiciada por esta abyecta ideología sionista?!

Daniel Vanhove, observador civil, es autor de Si vous détruisez nos maisons, vous ne détruirez pas nos âmes (Ed. M. Pietteur, 2005) y La Démocratie Mensonge (Ed. M. Pietteur, 2008).

Fuente: https://www.mondialisation.ca/promo-touristique-ne-visitez-plus-les-anciens-camps-dauschwitz-ou-de-treblinka-visitez-plutot-gaza/5622993

Esta traducción puede reproducirse libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y a Rebelión.org como fuente de la misma.