Traducido del inglés para Rebelión por Sara Plaza.
Es un lugar común hablar de «la niebla de la guerra», de lo que no puede conocerse en medio de la batalla, de la incapacidad, tanto de los generales como de los soldados, de anticipar los próximos acontecimientos una vez que el combate está en marcha. Y sin embargo, esa niebla no es nada comparada con la naturaleza tenebrosa del propio futuro, el cual, habría que añadir, es la niebla de la vida de los hombres. Como las atracciones futuristas de las ferias del mundo nos recuerdan, y a pesar de la afición humana por tratar de ver y predecir cómo será nuestra vida, no dejamos de sorprendernos cuando llega el futuro.
Recuérdenme quién, incluso entre los que se opusieron y criticaron la invasión de Iraq que llevó a cabo la Administración Bush, imaginó que la decisión de acabar con el régimen de Sadam Husein y ocupar el país conduciría a un califato del terror en importantes partes de Iraq y Siria que conquistaría los medios sociales y se extendería como el fuego. Y sin embargo, no vayan a pensar que el futuro es completamente impredecible.
En realidad, existe cierto factor de repetición en este mundo estadounidense nuestro cada vez más bizarro, que contribuye a hacer previsible ese futuro. En el caso de que no se hayan dado cuenta, hay una serie de medidas militares, de inteligencia y de seguridad nacional que nunca han tenido los efectos imaginados por Washington y que, no obstante, son muy apreciadas allí. Es por ello que vuelven a ser aplicadas una y otra vez, normalmente con resultados manifiestamente similares.
Lo positivo de todo esto es que nos brinda la oportunidad de ser videntes (o Casandras). Por eso, prestando especial atención al estado de seguridad nacional estadounidense y sus disparates, aquí están mis nueve principales titulares que se repiten en EEUU, cada cual un reportaje seguro, cuya aparición está garantizada alguna vez, o quizá muchas veces, entre junio de 2015 y el futuro desconocido.
1. Ataque letal de la fuerza aérea estadounidense a una boda. Coloquen este titular en el mes y año del futuro de su elección y añádanle un país en algún lugar del Gran Oriente Medio o África. Las posibilidades son muchas, pero el resultado final será el mismo. La muerte de los asistentes a la celebración es una certeza que se repite. Si esperan un poco, asomarán los cuerpos sin vida de la novia y el novio (o, como escribió el New York Post , «La novia y el Boom!»). A lo largo de los años, según los conteos de TomDispatch , los aviones y drones estadounidenses han eliminado al menos ocho bodas en tres países del Gran Oriente Medio (Iraq, Afganistán y Yemen) y posiblemente más , causando unas 250 víctimas entre los asistentes.
Y aquí tienen una versión con dron del titular que aparecerá repetidamente en los próximos años: «Dron estadounidense mata al líder de Al-Qaida / ISIS / Al-Qaida de la Península Arábiga [grupo terrorista de su elección]», con la continuación obvia que ilustra gráficamente el nuevo libro de Andrew Cockburn, Kill Chain: The Rise of the High-Tech Assassins : contribuyendo a su fortalecimiento y expansión, no a su debilitamiento. Y aún así, la Casa Blanca insiste en sus campañas de asesinato con drones y en la efectividad de la fuerza aérea estadounidense suprimiendo organizaciones terroristas. Dicho de otro modo, las campañas de este tipo, aéreas y de drones, seguirán siendo herramientas poderosas, no en una guerra contra el terror sino en una que lo crea , con titulares previsibles garantizados.
2. La última revelación indica que la vigilancia de los estadounidenses por parte del FBI [la NSA, la CIA] es mucho peor de lo imaginado. Es una obviedad. Las historias de este tipo aparecen de manera regular y, a pesar del reciente fallo judicial que señala que la recolección masiva de datos telefónicos de los estadounidenses es ilegal, no faltan motivos para estar convencido de que esto no va a cambiar. Hace poco, por ejemplo, fue noticia un programa de informantes del FBI para espiar, vigilar e infiltrar el movimiento contra el oleoducto Keystone XL (así como el hecho de que, actuando como lo hizo, el FBI había «infringido su propia normativa interna»). Es decir, el FBI actuó como lo ha estado haciendo desde los días de J. Edgar Hoover con respecto a la protesta en este país.
Por debajo de esos informes subyace una realidad más profunda: el estado de seguridad nacional estadounidense, que ha entrado en una etapa de expansión sin precedentes , en este momento carece de cualquier tipo de control serio, queda fuera del principio de legalidad y prácticamente no conoce límites. A estas alturas debería estar claro que el deseo de tener cada vez más libertad y más poder forma parte de su ADN institucional. Ha creado un tipo de sistema de vigilancia global como no se había visto o imaginado jamás , ni siquiera durante los regímenes totalitarios del siglo pasado. Su objetivo final es tener acceso a todas las personas del mundo, incluidos los estadounidenses, y a cualquier forma de comunicación imaginable utilizada. Pero tenía que haber una única excepción a este sistema de vigilancia masiva: quienes forman el propio estado de seguridad nacional. Ellos no podían ser vistos por nadie. Lo que ayuda a explicar porqué sus altos funcionarios se indignaron tantísimo con Edward Snowden y sus revelaciones. Cuando alguien les vigiló a ellos como ellos habían hecho con los demás se sintieron ultrajados y profundamente ofendidos.
Cuando estableces un sistema de vigilancia sin restricciones, también estás fomentando su contrario: el deseo de revelar. De ahí el tercer titular.
3. Denunciante del FBI [la NSA, la CIA, la DIA, o cualquier acrónimo de su elección] acusado por la Administración bajo la Ley de Espionaje de revelar a los medios [cualquier actividad del tipo que sea que se lleve a cabo desde el interior del estado de seguridad nacional]. Entre los muchos delitos potenciales cometidos en este periodo por quienes están dentro del estado de seguridad nacional (incluyendo la tortura, el secuestro, el encarcelamiento ilegal, la vigilancia ilegal y el asesinato), es evidente que las administraciones Bush y Obama han batido un récord. En el siglo XXI solo hay un acto que se considera delito en el Washington oficial: revelar directa o indirectamente al pueblo estadounidense lo que su Gobierno está haciendo en su nombre y sin su conocimiento. En la persecución y el enjuiciamiento de este único «delito», la Administración Obama ha establecido un récord en cuanto al uso de la Ley de Espionaje . La reclusión de Chelsea Manning entre rejas durante 35 años ; la persecución de Edward Snowden; el encarcelamiento de Stephen Kim; el intento de meter en prisión a Jeffrey Sterling, el denunciante de la CIA, durante al menos 19 años (el juez lo condenó » sólo » a tres y medio); y el encarcelamiento de John Kiriakou , el único agente de la CIA condenado por el escándalo de las torturas de la agencia (por revelar a un periodista el nombre de un agente involucrado en él), todo ello deja una cosa clara: para los funcionarios de nuestro » Gobierno en la sombra » es de vital importancia mantener el aura de secreto que lo rodea. Su deseo de espiar y, de algún modo, controlarnos no puede separarse del afán de protegerse a sí mismos de la exposición. En realidad, no importa el tipo de medidas drásticas que se tomen: la creación de un sistema así también invita y, a su perversa manera, anima a la revelación. Esto, a su vez, asegura que, independientemente de lo que el estado de seguridad nacional amenace con hacer a los denunciantes, las revelaciones van a continuar, volviendo previsibles esos futuros titulares.
4. Milicias rivales y grupos extremistas islámicos luchan por el control en [coloquen el nombre de un país en algún lugar del Gran Oriente Medio o África] después de una intervención estadounidense [campañas de asesinatos con drones, redadas secretas, o un conjunto de actividades militares de su elección]. Miren Libia y Yemen hoy, miren la fragmentación de Iraq, así como la fragmentación parcial de Pakistán e incluso de Afganistán. Las intervenciones estadounidenses del siglo XXI parecen llevar con ellas un virus que infecta el Estado-nación y lo amenaza desde dentro. En estos días, también está claro que, tanto si se trata de los demócratas como de los republicanos, un partido partidario de la guerra reinará en Washington en el futuro previsible. A pesar del historial deprimente de las políticas militaristas de Washington, esa proyección de poder seguirá siendo el orden del día en importantes regiones del mundo. Como resultado, cabe esperar intervenciones estadounidenses de todo tipo (incluso aunque no sean invasiones a gran escala). Eso significa mayor fragmentación regional, lo que a su vez significa titulares similares en el futuro conforme se debiliten o se derrumben los gobiernos centrales, y las milicias combatientes y las organizaciones terroristas se enfrenten en medio de las ruinas del Estado.
5. [Rey, emir, primer ministro, autócrata, líder] de [nombre de un país aliado o apoderado de EEUU] desaira [rechaza, cuestiona, denuncia, ignora] cumbre presidencial con EEUU [conferencia de prensa conjunta, u otro acto]. Este titular está basado en noticias recientes: el anuncio de que el rey saudí, Salman, que iba a estar en la cumbre de los países del Golfo en Camp David, finalmente no asistiría . Esto provocó un aluvión de titulares con el » desaire «, además de relatos sobre la indignación saudí ante los intentos de la Administración Obama de negociar un acuerdo de paz nuclear con Irán que liberaría a ese país de las sanciones económicas y, por lo tanto, podría permitirle alardear de su poder en Oriente Medio.
Detrás de esa historia existe otra mucho más grande: la creciente incapacidad de la última superpotencia de ejercer eficazmente su poderío en una región detrás de otra. Históricamente, los apoderados y quienes dependen de las grandes potencias -como por ejemplo Ngo Dinh Diem en Vietnam a principios de los 60- han sido a menudo nacionalistas y encontraban su dependencia exasperante. Pero las quejas en privado y las bofetadas públicas son dos cosas muy diferentes. En este momento, los apoderados y aliados de Washington están visiblemente inquietos y se muestran cada vez menos educados, y no deja de sorprender la respuesta de la Administración Obama, aparentemente inocua. El ex presidente de Afganistán, Hamid Karzai, puede haber abierto el camino, pero se trata de un fenómeno que se está extendiendo claramente. (Revisen, por ejemplo, el caso del general Sisi en Egipto o del primer ministro Netanyahu en Israel). Incluso los aliados europeos más cercanos a Washington parecen estar cada vez más impacientes. En un gesto reciente que no tiene antecedentes en la historia posterior a la Segunda Guerra Mundial (si dejamos a un lado a Charles de Gaulle), Gran Bretaña, Alemania e Italia acordaron convertirse en miembros fundadores de un nuevo banco regional asiático de inversiones dirigido por China. Actuaron sin tener en cuenta las objeciones públicas y privadas de la Administración Obama y a pesar de las presiones de Washington. Y a ellos se unieron otros aliados cercanos a EEUU en Asia. Dadas las dificultades de Washington para hacer valer su poder en estos últimos años hay que prever más desplantes y bofetadas, tanto de sus apoderados como de sus aliados. Afortunadamente, Washington tiene un nuevo aliado con el que podría contar: Cuba.
6. Joven árabe-estadounidense [somalí-estadounidense, afroamericano o caucásico-americano convertido al Islam] de 22 años [18 o la edad que elijan] detenido por el FBI, gracias a un informante del mismo, cuando planeaba poner una bomba [atacar con drones, disparar] en el Mall of America [el Congreso, el Empire State, otro lugar emblemático, sistema de transporte, sinagoga, iglesia o centro comercial] . Este vuelve a ser un futuro titular obvio, o más bien una serie de ellos. Hasta ahora, prácticamente cada «trama» terrorista de alto nivel de la que se informa (y que se desarticula) en este país ha involucrado a uno o varios informantes del FBI y la mayoría de ellos han sido incitados, financiados e incluso organizados por dicha agencia, hasta las armas falsas utilizadas por «los terroristas». La mayoría de los «conspiradores» resultaron ser perdedores necesitados y confundidos, a veces simplemente desamparados , bocazas que van dando tumbos por la vida, que, esencialmente e independientemente de lo que pensaran, eran incapaces de idear y llevar a cabo un ataque terrorista organizado por sí mismos. Solo existen unas pocas excepciones, entre ellas el atentado de la maratón de Boston de 2013 y el intento de atentado con coche bomba de Times Square en 2010 (frustrado por dos vendedores ambulantes).
Lo que el FBI ha conseguido en estos años es lo más parecido a una continua operación terrorista de timo-y-chanchullo. Aunque, indudablemente, los funcionarios de la agencia no lo interpreten con tanta crudeza, podría decirse que constituye una parte efectiva de un proceso burocrático de obtención de fondos. No olviden que la masiva expansión del estado de seguridad nacional ha estado justificada en gran medida por el miedo a una cosa: el terrorismo. En términos de víctimas reales en EEUU desde el 11-S el terrorismo no ha representado un peligro significativo, pero el estado de seguridad nacional, tal y como está conformado actualmente, no tiene sentido sin el pánico al terrorismo, tanto de la gente como de los congresistas. Por eso es útil que aparezcan pruebas de la existencia de «tramas» terroristas. Su publicidad, que se dispara cada vez que una de ellas es «frustrada» por el FBI, provoca miedo -aquí no se utiliza la palabra histeria-, así como el reconocimiento de la eficiencia y cumplimiento por parte de dicha agencia. Todo ello garantiza que, en una etapa marcada por la reducción de gastos en Washington, sigan llegando los fondos. Como resultado, pueden contar con un futuro en el que el terrorismo islámico alentado/organizado/incitado por el FBI será un hecho real repetido en «la patria». (Si quieren tener una mirada más cercana y personal de cómo trabaja el FBI con sus informantes en el negocio de atrapar «terroristas», echen un vistazo al documental (T)error , que aparecerá próximamente).
7. Terrorista estadounidense que actuaba en solitario, inspirándose en los videos [ tweets , llamamientos a través de Facebook, grabaciones ] del ISIS [Al-Qaida, Al-Shabab, o el grupo terrorista de su elección], abate a tiros a dos [ninguno, tres, seis, otra cifra] estadounidenses en una escuela [iglesia, reunión política, centro comercial, acto islamófobo, o lo que elijan] antes de ser asesinado [herido, capturado] . El terrorismo en solitario no es nada nuevo. Piensen en Timothy McVeigh . Pero la versión extremista musulmana del terrorista solitario -y sí, claro que en este país hay personas lo suficientemente desequilibradas como para dejarse influir por los videos o los tweets de grupos terroristas y pasar a la acción- es la novedad. Hasta ahora, sin embargo, entre la multitud de asesinos de masas estadounidenses solitarios que atacan regularmente en escuelas, universidades, cines, espacios de culto, de trabajo, y en otros lugares de todo el país, los lobos solitarios islamistas aparecen como una cuadrilla particularmente ineficiente. Pese a todo, como ocurre con las tramas de terror incitadas por el FBI, el lobo solitario islamista estadounidense resulta ser el medio perfecto para producir histeria, y por eso los funcionarios del estado de seguridad nacional se regodean con declaraciones de alto octanaje sobre esos peligros que teóricamente nos envuelven. En términos financieros, el lobo solitario representa para el estado de seguridad nacional lo que los hermanos Koch para los candidatos presidenciales, lo que significa que en el futuro distante va a seguir habiendo abundantes titulares aterradores.
8. Niño pequeño mata a su madre [padre, hermano, hermana] en [ Idaho , Cleveland , Albuquerque , o el estado o la ciudad de su elección] con el arma familiar. Rellenen los espacios vacíos del futuro como quieran, esta es una historia destinada a repetirse una y otra vez. Estadísticamente , los estadounidenses que viven en «la patria» tienen mayor riesgo de morir asesinados por un niño pequeño que por un terrorista, pero por supuesto eso no recauda fondos para nadie. Ninguna agencia realiza declaraciones histéricas sobre tales asesinatos; ninguna agencia vive o se financia con la amenaza que suponen, aunque es seguro que van a aumentar. Las matemáticas son simples. En EEUU se tiene acceso a armas cada vez más poderosas, al tiempo que la «portación oculta» ya es legal en los 50 estados y los lugares donde puedes portarlas están aumentando . Solo en Florida más de 1,3 millones de personas tienen derecho a llevar un arma oculta, y el único grupo de presión a favor de estos avances, la Asociación Nacional del Rifle, es tan poderoso que la mayoría de los políticos no se atreven a enfrentarse a él. Sumen todo y es obvio que habrá más armas al alcance de los niños y que estos las agarrarán, apretarán el gatillo y matarán o herirán a personas cercanas, literal o figurativamente: una abrasadora experiencia de vida (y muerte). De modo que los futuros titulares son previsibles.
9. El presidente afirma que los estadounidenses son «excepcionales» y que EEUU es «imprescindible» para el mundo . Si piensan que este es un titular de broma, aquí está lo que publicó USA Today en septiembre de 2013: «Obama le dice al mundo: América es excepcional»; y esto es lo que apareció en Voice of America en 2012: «Obama: EEUU ‘el único país imprescindible en los asuntos mundiales'». De hecho, hoy en día es improbable que un presidente pudiera sobrevivir políticamente sin mencionar repetidamente el carácter «excepcional» e «imprescindible» de este país. Recientemente, incluso al disculparse por un ataque con drones de la CIA sobre Pakistán que eliminó a dos rehenes de Al-Qaida, un italiano y un estadounidense, el presidente insistió en que seguíamos siendo «excepcionales» en el planeta Tierra: aunque solo sea por admitir nuestros errores. En este asunto, los candidatos republicanos a la presidencia y los halcones de la guerra de ese partido en el Congreso redoblan los esfuerzos cuando se trata de elogiarnos y, a su lado, los comentarios excepcionalistas del presidente casi parecen recesivos. Lo cierto es que se trata de un fenómeno relativamente nuevo en la política estadounidense. Empezó a extenderse después del 11-S y, como con todo lo que se recalca demasiado y se repite a menudo, no revela fuerza y confianza sino dudas progresivas sobre el carácter de nuestro país. Hubo un tiempo en que los estadounidenses no tenían que decir ese tipo de cosas porque parecían obvias. Ya no. Así que esperen este tipo de titulares fatuos en el futuro y la repetitiva letanía de autocomplacencia desbordante que los acompaña, y considérenlos una manera de tomar el pulso a un país cada vez más preocupado y confundido consigo mismo.
Tengan en cuenta que estos párrafos no hacen sino arañar la superficie de lo que es previsible en el futuro estadounidense. Estoy seguro de que a ustedes podrían ocurrírseles en seguida nueve titulares sobre una temática determinada. Resulta que la llave de tales historias futuras es la falta de una curva de aprendizaje en Washington, más o menos una necesidad si el estado de seguridad nacional pretende seguir ganando poder y abandonar la idea de que es responsable ante otros estadounidenses de cualquier cosa que haga. Si fuera capaz de aprender de sus acciones tal vez no sobreviviría a sus propios fracasos.
Tom Engelhardt es uno de los fundadores del American Empire Project . Es autor de The United States of Fear y de una historia de la Guerra Fría: The End of Victory Culture . Desde 2002 dirige la publicación online TomDispatch.com , un proyecto del Nation Institute del que es miembro. Su último libro es Shadow Government: Surveillance, Secret Wars, and a Global Security State in a Single-Superpower World .
Copyright 2015 Tom Engelhardt