Los ataques de Hamas y la Yihad Islámica contra Israel benefician al Gobierno ultraderechista del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, que no deja de lanzar el mensaje de ‘Palestina delenda est’ (Palestina debe ser destruida) y está deseando que «el enemigo» cruce la raya roja para avanzar en su reconquista de la Tierra Prometida. Israel, […]
Los ataques de Hamas y la Yihad Islámica contra Israel benefician al Gobierno ultraderechista del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, que no deja de lanzar el mensaje de ‘Palestina delenda est’ (Palestina debe ser destruida) y está deseando que «el enemigo» cruce la raya roja para avanzar en su reconquista de la Tierra Prometida.
Israel, después de apoyar la creación de Hamas en 1987 para debilitar a la ANP con la divisa ‘divide y vencerás’, ha logrado rentabilizar «‘las incursiones bélicas’ de los gazatíes , y, su mayor éxito ha sido que los Gobiernos occidentales consideren a los insumisos de Gaza «basura terrorista’.
Este escriba estima que los ataques de Hamas (Movimiento de Resistencia Islámica Palestina) están causando la ‘muerte inútil e innecesaria’ de miles de palestinos que, como todos sabemos, no han conseguido ninguno de sus objetivos. Y, además, han caído en la trampa, el cebo de Israel, que necesita ‘argumentos de peso’ para borrar del mapa a sus vecinos del enclave costero.
En esta lucha de Goliath contra David, en este intercambio de piedras por balas, cohetes de fabricación casera contra cazabombarderos de última generación, está claro a favor de quien cae la balanza.
Se acabaron los días de la unidad palestina bajo el liderazgo de Yasser Arafat (1924-2004), a quien conocí y entrevisté poco antes de su muerte, y todo está preparado para que Israel destruya Gaza provocando un éxodo bíblico que deje campo libre al pueblo de Israel para ocupar, en su dimensión bíblica, la Tierra Prometida, considerada un regalo que hizo Yahvé (Dios) a Abraham (Ibrahim para los musulmanes).
Al tiempo que la Autoridad Nacional Palestina (ANP) de Mahmud Abas continúa con su ‘ideología laica e integradora’, y lucha por una región donde quepan todos, independientemente de su origen y credo, cada día se derrumba una columna de esa mítica organización que hace poco tiempo resurgió, cual Ave Fénix, con la adolescente Ahed Tamimi, quien volvió a ganarse las simpatías del mundo por la causa palestina.
Quizás estas palabras de Riad Mansur, embajador de Palestina ante la ONU, pronunciadas hace escasos días ante el Consejo de Seguridad, expresen ‘el sentir’ actual de su pueblo:
‘La situación en los territorios ocupados es insostenible y los anhelos de paz se están convirtiendo en una quimera’.
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